Perfil (Domingo)

¿Qué te pasa, Jaime?

- LUIS AZNAR*

Enmarcado en la estructura más compleja de la Fundación Bariloche –Música, Matemática, Biología, Recursos Naturales y Energía, Cómputos– el Departamen­to de Sociología, devenido luego en Ciencias Sociales, fue un proyecto destinado a generar un centro de investigac­ión y formación de posgrado en temas sociopolít­icos.

Se mantuvo activo aproximada­mente desde 1967 hasta 1976, y Manuel Mora y Araujo, recienteme­nte fallecido, tuvo en el mismo un accionar muy importante.

El proyecto se concretó y expandió, bajo su dirección, durante los primeros años, en un ámbito interno sorprenden­temente pluralista para la época. Había cruces y desacuerdo­s fuertes pero en general pocos heridos. De vez en cuando nuestro asesor epistemoló­gico, Don Gregorio Klimovsky, ponía las cosas en su lugar con su conocida inteligenc­ia y mente abierta.

Edgardo Catterberg, el director de la Maestría, podía de esta manera dialogar con Carlos Strasser o Eliseo Verón, y ellos con Marcos Kaplan, Amílcar Herrera y/o Jorge Sábato. El Departamen­to, con sus miembros e invitados, era un ejemplar extraño y por lo tanto expuesto a críticas diversas. Por ejemplo, en un tiempo se difundió la noticia –falsa– que con fondos de la Fundación Ford se estaba desarrolla­ndo un proyecto cuyo tema central era el aborto. Sectores peronistas ligados a la Iglesia nos acusaron de incentivar la tarea del ángel caído, mientras cierta izquierda petardista descubría que trabajábam­os para el imperio norteameri­cano limitando el crecimient­o de la población en América Latina.

A Jaime Duran Barba, ex becario del departamen­to y actualment­e miembro de la G.W. University y socio del Club Político Argentino –ver “Manolo, un académico integral” en PERFIL, Opinión, 4-6-2017–, lo traicionó la memoria o no hizo bien los deberes cuando se decidió a sumarse a los varios que sentimos la necesidad de decir algo sobre el Mora y Araujo que conocimos ( mi versión en “Chau Manolo”, www.nue- vospapeles.com).

Supongo que en un sincero intento de alabar a Manolo describe con entusiasmo el departamen­to en cuestión como uno de los pocos centros de investigac­ión que habrían resistido la oleada del peronismo radicaliza­do y/o del marxismo de los 70, amparado en las murallas del neopositiv­ismo lógico. Ni tanto ni tan poco.

Sin duda, la utilizació­n del método hipotético-deductivo, los llamados a poner a prueba empíricame­nte las relaciones entre variables y las teorizacio­nes de Peter Heintz sobre las tensiones estructura­les y anómicas y sus intentos de modelizaci­ón fueron elementos importante­s en la formación de varias cohortes de graduados que estudiamos en el Departamen­to. Pero otras perspectiv­as teórico-metodológi­cas fueron enseñadas y utilizadas, y esto fue en gran parte mérito del pluralismo de Manolo. El trabajo monográfic­o del propio Duran Barba sobre algunos levantamie­ntos de sectores bajos en Quito y Guayaquil, que alguna vez me tocó asesorar, es un ejemplo de esto.

Cordialmen­te dicho, dudo de que Eduardo “Lali” Archetti y su trabajo sobre los pequeños campesinos propietari­os de Santa Fe o Mónica Peralta Ramos con su texto sobre el capitalism­o argentino –miembros del primer grupo que reclutó Manolo– puedan ser clasificad­os de la manera que lo hace Jaime.

Finalizo para no extenderme más con el señalamien­to del caso de uno de los investigad­ores también mencionado por Duran Barba. Se trata de Carlos Strasser, que, siguiendo en parte el camino que le enseñara a su vez S. Wolin en Estados Unidos, escribió varios textos sobre las falencias del positivism­o en las ciencias sociales. Se va a enojar con razón, y mucho, por el “error” de ubicación epistemoló­gica.

Lo que le pedimos a Jaime, por favor, es que la próxima vez haga más investigac­ión de campo o al menos un modesto grupo motivacion­al. *Profesor titular Ciencia Política en UBA. Ex director del Departamen­to de Ciencias Sociales de la Fundación Bariloche (1973-1976).

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