ARBITRARIEDAD
llevado a reconocer que los logros que mostraba Cristina por cadena nacional eran mentira, simplificó la cosa echando a los técnicos del Indec y reemplazándolos por matones de sindicato (de manera que “todos calladitos la boca, ¿eh?”) mientras se dibujaban índices que se contradecían unos con otros. Kicillof, a todo esto, se negaba a informar los índices de pobreza “para no estigmatizar a los pobres”. Aníbal F se rió de lo lindo negando que existiera un problema con la droga. Sólo éramos un país de tránsito, que además tenía menos pobres que Alemania. El Capitán Ich negaba toda información que viniese de los medios (con cara de póquer) y rompía diarios con cínica parsimonia (ante las cámaras de TV), en clara insinuación de que lo que en ellos había era “basura”. El vicepresidente daba rienda suelta a la fantasía de cualquier mortal: ser el dueño de la fábrica de hacer billetes. Gils Carbó le habría hecho un juicio político al fiscal Campagnoli porque le aportaba demasiadas evidencias al juez Casanello, mientras Julián Alvarez pateaba puertas en los despachos de sus señorías y Alak, el verdadero ministro, miraba para cualquier lado. Todo este compendio de insensateces y mentiras sucedió hace “nada” y la mentora de esta historia de terror mide hoy muy bien en las encuestas, con miras a octubre. ¿Somos o nos hacemos? Ovidio Winter ovidiow@gmail.com nacionales se han burlado de toda la clase trabajadora; en definitiva, se han burlado de todos aquellos que tenemos un salario que no cubre las necesidades mínimas para vivir con cierta dignidad humana. Los políticos sólo se acuerdan del pueblo unos días antes de las elecciones, para tener los votos necesarios que les permitan, con el esfuerzo de los trabajadores, vivir en un mundo repleto de lujos, privilegios, vanidades y soberbia. Carlos Galli carlog1708@yahoo.com.ar Los pensionados/as de Anses que obtuvieron sus recibos de haberes hace una semana encontraron en los mismos una notificación exigiéndoles presentar ante ese organismo documentación relacionada con su matrimonio o convivencia con el causante del origen de la pensión. Es de imaginarse los trastornos que provocará en miles de beneficiarios esta insólita exigencia, ya que muchos cayeron en viudez hace diez años o más, con el riesgo de haber perdido o deteriorado papeles de matrimonio y defunción. Telefónicamente, Anses informa que el plazo es de 60 días, y que se corre el riego de suspensión de la pensión, beneficio documentado, otorgado y consolidado en su momento por el Estado. Esta arbitrariedad se suma a otras: no pago de miles de sentencias firmes de quienes no aceptaron los recortes de la “reparación”, deudas con los que sí la aceptaron, sumas mínimas de reajuste y de haberes a millones de pasivos, violación de la movilidad docente desde hace más de un año a jubilados porteños, por las sumas no remunerativas pagadas en los aumentos a los activos. Y el inminente envío al Congreso de un proyecto para elevar la edad jubilatoria a 70 y 75 años. Todo ello, en medio de un relato que habla de “reparación histórica”, cuando más se parece la situación a un flagelo programado y sistemático aplicado a los abuelos. Daniel Horacio Bravo danielhbravo@gmail.com