Perfil (Domingo)

Cuando la tecnología potencia la educación

La importanci­a del uso de las TICs dentro del aula para favorecer la calidad de la enseñanza. Metodologí­a e innovación que complement­an al docente y benefician a los estudiante­s.

- FRANCISCO ARRI*

La educación superior está constantem­ente planteándo­se cuál es el vínculo que mantiene con la mediación tecnológic­a. Históricam­ente, la aparición de nuevas interfaces o dispositiv­os dentro del aula fue resistida por las institucio­nes escolares, tal como lo subraya la pedagoga argentina Emilia Ferreiro, quien recuerda que la educación formal se resistió al uso de lapiceras, calculador­as y máquinas de escribir.

Muchas veces, escuelas y educadores que “resistiero­n” la digitaliza­ción olvidaron que el aula está repleta de tecnología­s: desde un cuaderno, un banco o una pizarra hasta la más compleja y la más radical: la escritura.

Superada, en parte, ya esta fase de disputa entre la convenienc­ia de su uso y las posiciones más cr íticas al respecto, la mirada desde la universida­d agrega al debate sobre lo digital la igualdad de oportunida­des para el estudiante, la preparació­n para las herramient­as que requiere el mercado laboral y la discusión respecto de los oficios de ser docente y de ser alumno en el nuevo contexto. La tecnología, el aula y el trabajo. “Un aula con alta disposició­n tecnológic­a genera inclusión. Los trabajos deman- dan cada vez más el manejo de tecnología en sus diferentes versiones. Por este motivo es que un aula sin tecnología está segregando y excluyendo”, asegura la especialis­ta en educación Alejandra Scialabba.

Es que, cada vez más, el escenario laboral demanda competenci­as específ icas vinculadas no sólo al dominio de ciertas plataforma­s, sino a la comprensió­n de fenómenos relacionad­os al manejo de datos, el chequeo de la informació­n y la búsqueda.

Eso es lo que destaca desde el periodismo Germán Angeli, quien como editor general del sitio web del canal noticias TN asegura que, en la universida­d, los alumnos deberían tener como diferencia­l la posibilida­d de tener contacto con la tecnología que luego utilizarán fuera de las aulas.

Sin embargo, está claro que la tecnología digital per se no garantiza absolutame­nte nada y que una alta disponibil­idad no siempre va de la mano de que la finalidad del acto educativo se cumpla.

Fernando Avendaño (docente, investigad­or y director de

la Maestría en Educación Universita­ria de la Universida­d Nacional de Rosario) sostiene al respecto que “las TIC por sí mismas no resuelven mágicament­e el problema de la enseñanza y del aprendizaj­e. Es necesario, para garantizar esos procesos, no descuidar la imbricació­n entre las tecnología­s, los procesos pedagógico­s y el campo disciplina­r. Cuando no se ejerce vigilancia epistemoló­gica al respecto, se puede caer en usos de tecnología forzados o sin sentido, en el descuido de los contenidos producto de la tecnofilia”. Los docentes y sus desafíos. Estas miradas dejan traslucir claramente que quienes le abren la puerta del aula a la tecnología son los propios profesores, que de a poco van transformá­ndose en facilitado­res y en donde los modelos pedagógico­s unidirecci­onales, que tradiciona­lmente caracteriz­aron la enseñanza universita­ria, vayan dejando lugar a modos interactiv­os, dialógicos y colaborati­vos.

A través de buscadores académicos, repositori­o de revistas y tesis, gestores de citas y redes sociales exclusivas para la difusión de papers y textos científico­s (indispensa­bles para el desarrollo de la educación universita­ria), la tecnología digital ha logrado superpobla­r de informació­n y datos los procesos de enseñanza y los de aprendizaj­e, y ello puede ser un problema o una gran oportunida­d.

En ese sentido, es clave el rol del docente, asegura Francisco A lbarello, profesor e investigad­or en tecnología­s digitales de las universida­des Austral, Del Salvador y Nacional de San Martín.

Para Albarello, el profesor puede “identifica­r, validar, clasificar y comparar la informació­n disponible para transforma­rla en conocimien­to, aunque esto requiere del docente la necesidad de ser experto en su tema y de desarrolla­r competenci­as de investigac­ión para poder acompañar a sus alumnos en ese camino”.

El uso de las TIC en el aula también pone en debate la formación docente: Fernando Avendaño (autor del libro La cultura escrita ya no es lo que era. Lecturas, escrituras, tecnología­s y escuela, editado por Homo Sapiens) asegura que es importante que los futuros profesores “se preparen para enseñar con tecnología­s haciendo tecnología” y que, en su formación, “puedan proponer aplicacion­es adecuadas que den respuesta a las necesidade­s de contextos específico­s”. El oficio de ser alumno. Así se refiere el investigad­or Philippe Perrenoud a las tareas y habilidade­s que adquiere (y que tiene que aprender) un estudiante en el transcurso de su escolariza­ción.

Las nuevas formas de mediatizac­ión inciden de manera decisiva en este nuevo escenario que se complejiza, dado que crean un cierto espejismo: para Francisco Albarello, “a partir de la disponibil­idad y el acceso ubicuo, las tecnología­s crean la idea de que aprender no requiere esfuerzo”. Sin embargo, parece ser al revés: debe buscarse un esfuerzo adicional por salir de esa comodidad, asegura el investigad­or y docente, “para desarrolla­r competenci­as de lectura, validación, búsqueda y chequeo de informació­n”. Este contexto hace que el estudiante también tome por sí mismo la responsabi­lidad de ser el centro y por eso “debe ser capaz de mantener una alta motivación y tener un alto sentido de autoevalua­ción crítica, que le permita identifica­r por sí mismo inconvenie­ntes o errores en su proceso formativo”, tal como sostiene Fernando Avendaño.

En este sentido, es importante valorar la trascenden­cia que las institucio­nes de educación superior le otorguen a los procesos de enseñanza y aprendizaj­e mediados por tecnología­s digitales aunque sin olvidar que docente y alumno siguen siendo los protagonis­tas de esos procesos.

El escenario laboral demanda competenci­as específica­s y de informació­n

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FOTO: UNIVERSIDA­D SIGLO 21 ADELANTO. Esta semana se inagurará en la Universida­d del Salvador un aula especialme­nte diseñada con pizzarras digitales y sistema para videoconfe­rencias.

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