5,6 millones de chicos pobres: sacar la ahu sería devastador
Esta semana se conoció la radiografía de la pobreza hecha por Unicef y el Ielde. Las conclusiones revelan un problema que crece y presenta cada vez más inequidades, incluso entre propios sectores carenciados.
Unicef presentó esta semana un análisis de la Encuesta Permanente de Hogares del último trimestre de 2016. Del estudio se desprenden al menos tres conclusiones. La primera es que la pobreza es aún más grande cuando crece el empleo informal. La segunda es que la proporción entre niños pobres y la población general aumenta en las familias indigentes. La tercera es que sin transferencias económicas como la Asignación Universal por Hijo, los números serían aún más preocupantes.
Un a ná lisis del in for me presentado revela un aspecto igualmente desafiante para todo el espectro político, especialmente quienes gobiernan. La existencia de inequidades entre pobres y el rol aún clave de las transferencias económicas abren una serie de preguntas que es preciso contestar, para establecer políticas activas. Esta es otra de las claves del estudio de Unicef. Del 30% a casi la mitad. Sebastián Waisgrais, especialista en monitoreo y evaluación de programas de Unicef; y Jor- ge Paz, investigador del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico ( Ielde) revelan que “lo primero que uno percibe son también diferencias entre pobres. En aquellos hogares monoparentales o con padres desocupados la pobreza llega casi al 85% de los niños. Una tendencia que también continúa en aquellos en los que los padres son cuentapropistas o no cuentan con un trabajo en blanco”. Otro elemento para tener en cuenta es que “la educación primaria de la jefa o jefe de hogar es uno de los indicadores que determinan el nivel de pobreza durante la infancia y la adolescencia. Una niña o un niño que vive al cuidado de un jefe o jefa de hogar que no ha completado la educación primaria tiene un nivel de pobreza monetaria cuatro veces más elevado que aquel cuyo adulto a cargo tiene secundaria completa o más”. Datos, todos, que debieran servir de orientación a la hora de formular políticas públicas. Con un resultado que se desprende del análisis: más allá de los métodos utilizados para medir la po- breza, especialmente como cuando sucede en este caso, que es por ingresos, siguiendo la Encuesta de Permanentemente de Hogares, para el último trimestre de 2016, “la existencia de transferencias económicas puede marcar o no que alguien esté de un lado u otro de la línea que delimita la diferencia”.
Hay que señalar que todo el informe está basado en información oficial, que brinda el Indec. “La idea –explica Waisgrais– fue ver qué había atrás de los datos de la Encuesta Permanente de Hoga-