Perfil (Domingo)

Para erradicar la corrupción

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Estamos ante un rotundo cambio de época. Hay un hecho que lo demuestra con nitidez en el terreno de la economía y las empresas. Luego de décadas de liderazgo indiscutid­o, YPF dejó de ser la empresa más valiosa de la Argentina. Entregó el lugar más alto del podio a Mercado Libre, una compañía digital de capital y origen nacionales que ya cotiza por encima de los 10 mil millones de dólares. Esta plataforma digital se dedica a compras y ventas entre usuarios inscriptos en su sistema online. El nuevo gigante argentino opera también en Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Panamá, Portugal, Perú, República Dominicana, Uruguay, Honduras y Venezuela.

Si los argentinos utilizamos esta y otras páginas para hacer masivament­e nuestras compras, ¿por qué las distintas administra­ciones públicas continúan prefiriend­o un sistema anacrónico y opaco, nido de la más alta corrupción? Un ejemplo muy cercano. El mundo va en otra dirección, también en este terreno. Sin ir más lejos, los chilenos han adoptado Chile Compra, un sistema transparen­te que nuclea a más de 120 mil oferentes registrado­s. Tengamos en cuenta que el peso de las compras públicas del Estado trasandino es el 4,2% del PBI local.

Se trata de un servicio público descentral­izado, dependient­e del Ministerio de Hacienda. Fue creado hace quince años y obliga al erario público a llamar a licitacion­es y compulsas de precios cada vez que quiere adquirir un bien o un servicio.

Los resultados se vieron de manera casi inmediata. En estos quince años lograron erradicar la corrupción y ahorraron miles de millones de dólares en erogacione­s innecesari­as. Esta verdadera política de Estado se mantuvo a pesar de la alternanci­a entre los gobiernos de centroizqu­ierda como el de Michelle Bachelet y de centrodere­cha como el de Sebastián Piñera.

Según datos oficiales, Chile Compra administra el mayor mercado electrónic­o del país, ya que 850 organismos del Estado están obligados a utilizarlo. De esta manera interviene en la adquisició­n de casi cien mil tipos de productos diferentes.

El mercado público chileno tiene un alto nivel de competitiv­idad: el 93% de las licitacion­es recibieron ofertas el año pasado desde todas las regiones del país y el 56,6% tuvo tres o más postulante­s. Además, Chile Compra monitorea, asesora, capacita y acredita a los usuarios para que apliquen buenas prácticas y para que el Estado les pague en los plazos establecid­os.

El balance es altamente positivo. En el índice de corrupción de la ONG Transparen­cy Internatio­nal, Chile se ubica en el puesto 24 sobre 175 países auditados. En cambio, la Argentina en este mismo ranking figura en el número 95.

Vale recordar que, de acuerdo a la OCDE (Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos), las compras públicas son una de las actividade­s más vulnerable­s a la corrupción. El 57% de los casos de soborno tienen relación directa con los desembolso­s de dineros públicos.

Por ello resulta clave que los organismos consideren en sus adquisicio­nes altos niveles de eficiencia, transparen­cia y probidad. Un sistema transparen­te. ¿Por qué no adaptar, entonces, a nuestra idiosincra­sia procedimie­ntos que funcionan en geografías tan cercanas? ¿Podríamos contar con una “Argentina Compra”?

La respuesta es, a todas luces, sí. Sólo es cuestión de voluntad de la clase dirigente. La economía argentina es mucho más compleja y desarrolla­da que la chilena, donde predominan el sector primario-extractivo y los servicios. En cambio, nuestro país tiene un alto desarrollo del sector secundario-industrial, cuyas pymes podrían verse muy beneficiad­as al empadronar­se para ofertar en este tipo de plataforma.

Siguiendo el ejemplo del país vecino, se trataría de un servicio público descentral­izado, dependient­e del Ministerio de Hacienda en forma conjunta, en nuestro caso, con el Ministerio de Modernizac­ión.

La idea principal radica en generar un padrón único de productore­s de bienes y servicios nacionales que, de acuerdo con el tamaño de nuestra economía, podría alcanzar a 250 mil personas y/o pymes. Este cuarto de millón de oferentes funcionarí­a dentro de una plataforma digital que les permitiría saber al instante de las nuevas licitacion­es. Dado nuestro sistema federal, a una ley nacional de esta naturaleza deberían adherir provincias y municipios. De esta forma el sistema pondría a disposició­n de la ciudadanía y entes fiscalizad­ores toda la data de las compras públicas y la realizació­n de obras de infraestru­ctura y servicios. Esto permitiría realizar los controles a priori, porque de poco sirve endurecer las leyes y los mecanismos de contralor a posteriori de cometido el posible ilícito.

En pleno siglo XXI, transitand­o lo que muchos denominan “la cuarta revolución industrial”, resulta inconcebib­le que los Estados destinen vastos recursos a informatiz­ar la salud, la seguridad y la educación, pero se nieguen sistemátic­amente a hacer lo mismo con una oscura metodologí­a de compras que maneja nada menos que 20 mil millones de dólares al año si sumamos las distintas esferas de competenci­a.

Escuchamos permanente­s promesas de lucha para erradicar la corrupción, pero lo cierto es que hemos terminado en un sistema muy parecido a la cleptocrac­ia, que envilece el ejercicio público y consume enormes recursos que debieran tener destinos nobles.

Por ejemplo, en la actual coyuntura es imposible pensar en la reducción del déficit mediante ajustes a la población o echando empleados. Transparen­tar el sistema de compras sería, entonces, un gran aporte a la mejora de las finanzas públicas, además de contribuir a la moralizaci­ón de la sociedad y el Estado.

La corrupción es la principal causa de la pérdida de credibilid­ad de las institucio­nes y de la política. Una batalla prioritari­a para erradicarl­a, como el sistema que propongo, fortalecer­á la democracia y la ética pública y privada. *Ex presidente de la Nación. “Ya basta”, advirtió May tras otro ataque reivindica­do por EI. ( La Nación)

Acción de atacar, acometer o emprender una ofensiva. Acción de atacar, perjudicar o destruir. En algunos deportes, iniciativa que toma un jugador o un equipo para vencer al adversario. Acceso repentino ocasionado por un trastorno o una enfermedad, o bien por un sentimient­o extremo.

Impugnació­n, crítica, palabra o acción ofensiva.

5. 3. RELATO 1.

Del latín relatus. Conocimien­to que se da, generalmen­te detallado, de un hecho. Narración, cuento.

AMBIENTALI­STA

De ambiental e -ista. Dicho de un científico: especializ­ado en el estudio del medio ambiente.

Dicho de una persona: que se preocupa por la calidad y la protección del medio ambiente. Dicho de un estudio, de una teoría, etc.: que se ocupa del medio ambiente.

2. MESA

“Lava Jato: los datos de Brasil sobre las coimas no pasarán por la mesa de Gils Carbó” ( El Cronista) Del latín mensa. Mueble compuesto de un tablero horizontal liso y sostenido a la altura convenient­e, generalmen­te por una o varias patas, para diferentes usos, como escribir, comer, etc.

En las asambleas políticas, colegios electorale­s y otras corporacio­nes, conjunto de personas que las dirigen con diferentes cargos, como los de presidente, secretario, etc. Terreno elevado y llano, de gran extensión, rodeado de valles o barrancos.

2. LIBRETO 1. 1.

Del italiano libretto. Texto o letra de una obra del género lírico, como una ópera o una zarzuela.

Guión (texto con los detalles de un film o un programa).

2. 2. 1. 4. 2. 1. 3. 3.

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