Los riesgos del paraíso
El manantial Autora: Catherine Chanter Género: novela Otras obras de la autora: Rooms of the Mind Editorial: Salamandra, $ 395 Traducción: Gemma Rovira Ortega La autora de este libro (nacida en West Country, Inglaterra, en 1959) es poeta, y ésta su primera novela publicada. El primer hecho se constata desde las páginas iniciales, y su manejo del suspenso, con una mujer que llega bajo arresto domiciliario a la casa que alguna vez fue su paraíso, no da tregua hasta el final de sus 441 páginas. Un debut literario que le valió el Cavendish College Fiction Prize.
La tierra es fértil y la lluvia milagrosamente copiosa donde se encuentra la finca “El Manantial”, a orillas del Severn, el río más largo del Reino Unido. Los Ardingly, Ruth y Mark, deciden echar anclas allí para escapar de un Londres devastado, como casi todo el mundo, por la sequía. Y porque necesitan huir de las obscenidades pintadas con espray en la puerta del garaje, de las miradas de reojo, del estigma que significa que él haya sido acusado de pedófilo. En cuanto a Ruth, se siente incapaz de seguir ejerciendo como abogada (la propia Chanter, lobista en Esta-
dos Unidos, regresó a Inglaterra después de desencantarse del mundo político). Además, deben cuidar a su nieto Lucien. Sin embargo, como siempre, quien huye de sí mismo se lleva a cuestas.
Dos elementos debe encontrar Ruth (la elección del nombre no parece casual; remite al personaje bíblico Rut y su destino campesino), para conocer la verdad de una tragedia que trastorna sus vidas en el idílico paraje: un jersey y una rosa. ¿Quién es el culpable? Las sospechas recaen en todos: Mark, las integrantes de una secta que adora la Rosa de Jericó, ella misma. Ruth formará parte de esta secta, alejándose de los suyos, con lo cual la novela se torna, manteniendo la intriga y el enigma psicológico, en una denuncia a los fanatismos religiosos.
Se sabe: la Rosa de Jericó, que no es más que un helecho, absorbe y se alimenta de la energía que reina a su alrededor, transformando las negativas en positivas. De esto va esta historia, a la que si bien se le podrían objetar repeticiones que demoran el desenlace, también es justo decir que la adicción que produce su prosa hace que el lector termine rindiéndose a su encanto.