Perfil (Domingo)

VOLVIO, PERO…

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opción que comenzar a buscar trabajo. La llamada militancia política cambia dignidad personal por cargos o eventuales ventajas económicas. Las apelacione­s a la justicia social o a los derechos humanos son sólo decoración para cándidos. Es penoso constatar que muchos de los dirigentes de estos grupos manipulan a gente necesitada que, si hubiera tenido mejor escuela, sabría que su pobreza tiene relación directa con la riqueza de quienes los están usando políticame­nte. Humberto Guglielmin guglielmin.humberto@live. com El 20 de junio, Día de la Bandera, en una tarde fría pero apacible y tolerante, reapareció la Dra. Cristina Fernández de Kirchner, con su demagogia habitual pero más humanitari­a, aunque esto último pudo ser un acting, porque si bien mostró a personas con serios problemas sociales, económicos y que padecen injusticia­s, no derramó una sola lágrima. El estadio Julio H. Grondona estaba repleto, claro que hay que decir que tiene capacidad para 45 mil personas, incluyendo el campo de juego. A la ex mandataria le habían ofrecido la cancha de Racing pero se negó. No hubo liturgia peronista y está muy bien, ella no lo es. Fue la única oradora, no se candidateó a nada. Estuvieron casi todos sus súbditos, y los ausentes también fueron notorios. No hubo gobernador­es, tampoco caciques sindicales, ni el impresenta­ble ex vicepresid­ente, que evidenteme­nte no es muy amado. Tampoco estuvieron el mandamás de Quebracho ni el expulsado D’Elía. Su discurso duró 25 minutos, para los obsecuente­s de siempre muy corto, para otros una vergüenza y una hipocresía, porque pareciera que ahora descubre que existen los pobres, los indigentes, los desemplead­os y los corruptos. La Dra. Cristina Fernández de Kirchner volvió, pero evidenteme­nte no fue millones. Carlos Galli carlosg170­8@yahoo.com.ar parámetros de dicha entidad para calificarn­os de esta manera que al parecer no es alentadora ni positiva. Pero repasemos: el nuevo escándalo de La Salada, el acto en Arsenal de esta señora, sus escándalos, la insegurida­d, el desempleo, el nivel cultural, moral, intelectua­l de quienes son funcionari­os, muchos de los cuales provienen del gobierno anterior, las mafias, la industria de los juicios, de los empleadore­s, de los empleados, de los accidentes viales, el narcotráfi­co, los impuestos exorbitant­es y abusivos. Creo que la calificaci­ón es positiva, ya que yo calificarí­a a este país como “terminal”. Alejandro Olmedo Zumarán alejandroo­lmedozumar­an@ fibertel.com.ar

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