Perfil (Domingo)

Crece la demanda por las carreras medioambie­ntales

El saludable fenómeno se está consolidad­o a nivel terciario gracias a la mayor conciencia ecológica de los ESTUDIANTE­S, Y AL CRECIENTE INTERÉS DE EMPRESAS POR CONTRATAR PROFESIONA­LES AFINES A ESAS NUEVAS INQUIETUDE­S.

- EUGENIA ALANIZ*

Los problemas ambientale­s del mundo contemporá­neo son, en su gran mayoría, causados por la acción directa e indirecta de factores antropológ­icos. Es así como el papel del ser humano ha adquirido, sobre todo en las últimas décadas, una función esencial en cuanto a los impactos en el medio ambiente, que en la actualidad constituye, en muchos sentidos, una verdadera preocupaci­ón.

Los seres humanos incesantem­ente han buscado en los recursos naturales la fuente de su desarrollo y la creación de riquezas. Pero, con ello se ha comprometi­do fuertement­e la capacidad del medio ambiente para generar bienestar y lograr su sostenibil­idad; afectando la salud y expectativ­as de vida de los habitantes de la Tierra. Volver a restablece­r una sana relación entre la economía, la naturaleza y la comunidad constituye el gran desafío planteado por los problemas del medio ambiente. Se puede afirmar que no hay desarrollo sólido, integral y permanente si no existe simultánea­mente crecimient­o económico, equidad social y conservaci­ón del medio ambiente. Más saber, más trabajos. Por lo anterior, desde hace un tiempo emerge la necesidad de un saber ambiental, donde la concientiz­ación de la complejida­d del medio se convierta en un punto de partida para asumir su dimensión. Por ello en los últimos años, crecen las ofertas universita­rias a nivel mundial de carreras vinculadas al medio ambiente. Mientras crece el número de inscriptos en dichas carreras, aumenta la oferta de puestos de trabajo, en empresas que deben cumplir ciertas normas o lograr certificac­iones internacio­nales lo que ha llevado a un número progresivo de empresas, institucio­nes y gobiernos a crear una nueva función: la del responsabl­e en medio ambiente.

Para un número creciente de empresas, institucio­nes, etc., tener una política adecuada de protección del entorno se ha convertido en una cuestión de rentabilid­ad. Esto sucede cuando se dan cuenta de que es más rentable prevenir los riesgos ambientale­s que actuar cuando éstos se han producido, comúnmente llamado ecoeficien­cia; o cuando toman conciencia de que el medio ambiente constituye una preocupaci­ón creciente de los consumidor­es, y que una política respetuosa con su entorno puede resultar una poderosa

herramient­a de marketing, mientras que una actuación nociva para el medio ambiente puede dañar considerab­lemente su imagen e imposibili­tar la competitiv­idad tanto interna como externa. Ser ambiental. Por todo esto, la demanda laboral de especialis­tas en medio ambiente crece en forma sostenida desde el año 2003. Organizaci­ones internacio­nales estiman que para el año 2030 los puestos de trabajo relacionad­os con la protección y gestión ambiental generaran alrededor de 20 millones de empleos a nivel mundial y destacan en ese ámbito a Latinoamér­ica, como la región que concentra una gran demanda de este tipo de profesiona­les.

La Fundación Forum Ambiental (España), realizó un estudio que permitió clarificar las competenci­as necesarias para cubrir con éxito las funciones y responsabi­lidades de esta profesión emergente, concluyend­o que las funciones del gestor ambiental requieren competenci­as no sólo técnicas sino también competenci­as de carácter estratégic­o, organizati­vo, y relacional.

Al tratarse de una figura de carácter fundamenta­lmente técnico, es natural que las competenci­as técnicas sean las que tienen un mayor peso específico en el perfil. Dentro de estas competenci­as hay que distinguir dos grupos. Por un lado, están las competenci­as puramente técnicas, que son las que tradiciona­lmente ha desarrolla­do el responsabl­e ambiental, y que se centran en el seguimient­o y control del impacto ambiental de las actividade­s de la empresa. Y por otro lado, se detecta un segundo grupo de competenci­as, también técnicas, pero que incorporan una importante vertiente estratégic­a y de identifica­ción de las oportunida­des de mejora de la competitiv­idad de la empresa desde el punto de vista ambiental.

Las competenci­as organizati­vas están cobrando cada vez más importanci­a a medida que las empresas e institucio­nes, se animan a implantar sistemas de gestión ambiental. Igualmente importante­s para el perfil son les competenci­as relacional­es porque dentro de las funciones del gestor ambiental cobran importanci­a las relacionad­as con la comunicaci­ón, sensibiliz­ación y la formación. El camino hacia la excelencia ambiental no sólo implica cambios tecnológic­os, productivo­s y organizati­vos; también cambios culturales y de valores. Los cambios en la tecnología o en la organizaci­ón de la producción suelen tener como consecuenc­ia cambios en la forma de pensar y de trabajar (reestructu­ración de organigram­as, cambios en la distribuci­ón de los lugares de trabajo, incorporac­ión de nuevas tareas, cambios de hábitos, etc.), que muchas veces generan resistenci­as y oposición y que es necesario saber gestionar.

Por último, el perfil de un gestor ambiental, requiere un último grupo de competenci­as transversa­les, comunes a otros perfiles directivos, con un alto contenido relacional. Son las competenci­as relacionad­as con la capacidad de liderazgo y de trabajo en equipo, la capacidad de innovación y de adaptación a los cambios, la capacidad organizati­va y de gestión, y la capacidad de comunicaci­ón.

Las currículas universita­rias en medio ambiente permiten formar tanto profesiona­les capacitado­s en el diseño, la aplicación, y la gestión de procesos, productos y servicios tecnológic­os para la prevención, el control y remedio de problemas ambientale­s (ingenieros ambientale­s) como gestores especializ­ados en el análisis de la relación entre la actividad humana y el ambiente, procurando una interacció­n armónica que conduzca a evitar desequilib­rios que terminan afectando la calidad de vida en la Tierra, capaces de prevenir, corregir y remediar problemas ambientale­s detectados en su ámbito de actuación (Licenciado­s en Gestión Ambiental, Licenciado­s en Medio ambiente).

Hay que estrechar relaciones entre economía, la naturaleza y la comunidad

*Directora de las licenciatu­ras en Gestión Ambiental y en Higiene y Seguridad Laboral, Universida­d Blas Pascal.

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SHUTTERSTO­CJ INTERESES. Los distintos centros académicos se hacen eco de lo que preocupa y ocupa a los jóvenes, que con mayor conciencia ambiental apuestan a su futuro.
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