Digitalizarlo todo no es la solución
Se cree que la salvación de la biblioteca pasa por la digitalización de todo el acervo de libros que posea. Sin embargo, no sólo los criterios son distintos, sino que los desafíos de la supervivencia pasan hoy hasta incluso por problemas legales. Durante los pasados 8 y 9 de junio se realizó en la Biblioteca del Congreso de la Nación el Taller Regional para América Latina y el Caribe sobre los desafíos de la biblioteca como institución hacia el futuro. El encuentro fue organizado por la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA, por su sigla en inglés), que cuenta con cerca de 1.500 miembros en más de 140 países. “Estamos trabajando en todas las regiones para tener un diagnóstico del estado de situación de las bibliotecas en el mundo para luego preparar un plan que se ajuste a las necesidades de cada lugar. De todas maneras, percibimos que los desafíos son similares en distintas partes del mundo”, señala la presidenta hispana de IFLA, Glòria Pérez-Salmerón, quien estuvo presente en el encuentro. Se cree que la digitalización de los libros es la variable esencial para la adaptación de la biblioteca a los nuevos entornos tecnológicos, sin embargo no es lo único. En la actualidad también se discute la función del espacio físico para que, además de un refugio del conocimiento y de la lectura silenciosa, las bibliotecas sean también lugares para el encuentro de la comunidad, cómodos y amigables. De acuerdo con Alejandro Santa, director de la Biblioteca del Congreso, lo que se está debatiendo es cómo adelantarse a las bibliotecas que vienen: “Debemos dar un acceso al material en todos los formatos sin obligar al uso exclusivo de lo digital y, a la vez, ofrecer más computadoras con acceso a internet y más talleres y cursos para convertirnos en centros culturales de innovación”. Entre los temas que hoy forman parte de la agenda de modernización de las bibliotecas se encuentran la digitalización, el acceso abierto a la información y la urgente modificación de las leyes de copyright de los libros que se publican para que el contenido se pueda compartir a todo el mundo. En torno a la digitalización el criterio es claro: no es negocio digitalizarlo todo. ¿Por qué? Porque hay material que nunca se consulta y otros contenidos que a esta altura de la historia del mundo resultan obsoletos. Dice Santa que “lo que no es redituable es tener la colección completa de la biblioteca totalmente digitalizada. Primero, los costos y los procesos son muy caros, y segundo, debemos tener en cuenta que los formatos cambian todo el tiempo. Además, está comprobado que cuando se pasa de un formato a otro hay pérdidas del 0,3% del material. Nosotros microfilmamos para preservar los materiales históricos y digitalizamos los libros de mayor consulta para multiplicar el acceso”. En cuanto al acceso abierto a la información, Pérez-Salmerón asegura: “En el nuevo contexto mundial las bibliotecas y los archivos serán clave como herramientas para construir un mundo basado sobre el conocimiento colaborativo. El desafío hoy es poder dar acceso informatizado no sólo a los recursos que ya se han digitalizado en cada biblioteca, sino también a las obras que han digitalizado otras bibliotecas e instituciones del mundo.