La primera dama
Con casi medio millón de espectadores en Argentina, la llegada al cine de Wonder Woman se ha convertido en un fenómeno mundial como pocos.
Un tuit de Patty Jenkins, la directora de Mujer Maravilla, mostraba cómo su productor le enviaba declaraciones de alumnos y alumnas en edad de jardín de infantes. En la lista de hermosuras que podían leerse, estaban el relato de cómo una niña quería “hablar cientos de idiomas como Diana” cuando creciera o como un niño obsesionado con Iron Man le pidió a papá y mamá cambiar su lonchera a una con la imagen de la princesa amazona. Son dos ejemplos pequeños, pero a los que la ya superada marca de 500 millones de dólares recaudados globlamente dos se- manas después de su estrenops (con casi 500 mil espectadores en Argentina, país poco pop si los hay a la hora del cine no infantil –o no infantil animado, si hay que ser especificos–) logran darle un marco real: el éxito de la primera película de la nueva edad dorada de los superhéroes protagonizada por una superheroína vino a cambiar las cosas. El cambio no es gestual, es un cambio editorial. En un género que tiene planes que implican miles de millones y hablar a las generaciones más jovenes de una película que cree en su personaje, en su forma de sentir el mundo (definida en parte por ser mujer y en parte por ser esa mujer, que no necesita del duelo bueno vs. malo) y por su tono (que implica una ligereza, que no debe ser mal leída como tontera o superficialidad). Puede que Mujer Maravilla no sea perfecta. Pero eso es un dato menor. La clave es entender lo que por fin la industria saturada por “fines del mundo” y hombres vestidos como juguetes ha entendido: se puede hacer cine mainstream pop con otra mirada, otros nombres y con otros personajes. Jenkins es ahora oficialmente la directora que más ha recaudado en su fin de semana de estreno (ya era la primera mujer que dirigía una película con un presupuesto de más de 100 millones de dólares). Eso sólo importa por los muros derribados. No menos importante es la presencia de Gal Gadot, la actriz israelita de la cual se rumoreó, algo ya desmentido, que había cobrado 300 mil dólares por su rol (su pares cobran de a seis ceros para arriba). Más allá del rumor, Gadot y Jenkins ya están trabjando en una secuela y un director como Joss Whedon (experto en personajes cool femeninos) se sumó a la Liga de la Justicia, que se estrena en noviembre (con Gadot como WW). Noticias que son una maravilla para un género que realmente las necesitaba.