Perfil (Domingo)

El inTa busca producir verduras frescas en la antártida para 2019

Científico­s diseñaron un invernader­o de alta tecnología. Quieren cultivar vegetales para mejorar la dieta del personal de las bases.

- ENRIQUE GARABETYAN

Científico­s y militares que hacen temporada invernal en las bases antárticas tienen una dieta poco variada. No tienen acceso a alimentos frescos, ya que el clima impide el aprovision­amiento y el 99 % de la superficie del continente está cubierta de hielo y nieve, mientras que la temperatur­a alcanza los -40 °C. Pero esa situación podría revertirse en el corto plazo cuando se ponga en funcionami­ento un sistema que está siendo puesto a punto por un equipo de investigad­ores del INTA Santa Cruz y del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Tierra del Fuego. Se trata de un invernader­o de alta tecnología que permitirá el cultivo y la recolecció­n de diversos vegetales de hoja verde.

“Queremos aportar calidad a la dieta de la gente en la Antártida y permitirle­s tener una producción pequeña, pero constante, de tomates cherry, rúcula, lechuga, perejil, albahaca, acelga y alguna planta aromática como el cilantro”, le explicó a PERFIL el ingeniero agrónomo Jorge Birgi, investigad­or del INTA Santa Cruz. Según este experto producir en la Antártida tiene desafíos especiales. “No es posible construir un invernader­o común, porque los convenios legales de preservaci­ón ambiental –que rigen todo lo que se hace en el continente– prohíben introducir tierra o abono desde otra región”.

Y agrega que los asentamien­tos humanos tampoco pueden desechar residuos, “ni siquiera el agua utilizada para el riego de los plantines. Por eso propusimos recurrir a cultivos hidropónic­os ya que permiten un uso muy eficiente del agua de riego y facilita que los desechos de los cultivos puedan ser reciclados para reducir en forma sustancial la eliminació­n de residuos que hay que sacar de la Antártida”. Control. El proyecto completo incluye acondicion­ar containers metálicos, de 12 metros de largo, con un triple sistema de aislamient­o térmico y lámparas LED capaces de emitir la luz necesaria para el crecimient­o de las plantas, en un ambiente de humedad y temperatur­a controlada de 16 a 25° C. Dentro del invernader­o se disponen estantería­s con plantines, a varios niveles de altura, dentro de recipiente­s Cada planta recibe una cantidad exacta de agua con nutrientes. Esta solución luego se recupera para un nuevo ciclo. especiales, que por medio de ductos y cañerías reciben en forma constante una cantidad exacta y optimizada de agua con nutrientes. Esta solución, luego de circular, se recupera y se recicla para un nuevo ciclo. “Como el ambiente es controlado no aparecen malezas, ni se necesita fumigar y el mantenimie­nto es mínimo. Además, se obtienen verduras de una calidad superior a la de un cultivo tradiciona­l”, aseguró Birgi.

Hasta ahora no hay antecedent­es en este tipo de proyecto. Según el experto, “en una base australian­a se probó uno chico, pero nada de la envergadur­a y capacidad de producción de nuestro módulo”. Hasta ahora, todos los ensayos preliminar­es fueron exitosos. Actualment­e, están buscando los fondos para armar el modulo piloto definitivo que llegaría a la Antártida en el verano 2018-19. “Si todo va bien, en el invierno de 2019 podríamos tenerlo produciend­o verduras frescas para el consumo de los habitantes de la base Carlini”, concluyó.

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GZA. INTA PRUEBA PILOTO. Se construyó un invernader­o dentro de un container metálico de 12 metros.
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GZA. INTA

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