El inTa busca producir verduras frescas en la antártida para 2019
Científicos diseñaron un invernadero de alta tecnología. Quieren cultivar vegetales para mejorar la dieta del personal de las bases.
Científicos y militares que hacen temporada invernal en las bases antárticas tienen una dieta poco variada. No tienen acceso a alimentos frescos, ya que el clima impide el aprovisionamiento y el 99 % de la superficie del continente está cubierta de hielo y nieve, mientras que la temperatura alcanza los -40 °C. Pero esa situación podría revertirse en el corto plazo cuando se ponga en funcionamiento un sistema que está siendo puesto a punto por un equipo de investigadores del INTA Santa Cruz y del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Tierra del Fuego. Se trata de un invernadero de alta tecnología que permitirá el cultivo y la recolección de diversos vegetales de hoja verde.
“Queremos aportar calidad a la dieta de la gente en la Antártida y permitirles tener una producción pequeña, pero constante, de tomates cherry, rúcula, lechuga, perejil, albahaca, acelga y alguna planta aromática como el cilantro”, le explicó a PERFIL el ingeniero agrónomo Jorge Birgi, investigador del INTA Santa Cruz. Según este experto producir en la Antártida tiene desafíos especiales. “No es posible construir un invernadero común, porque los convenios legales de preservación ambiental –que rigen todo lo que se hace en el continente– prohíben introducir tierra o abono desde otra región”.
Y agrega que los asentamientos humanos tampoco pueden desechar residuos, “ni siquiera el agua utilizada para el riego de los plantines. Por eso propusimos recurrir a cultivos hidropónicos ya que permiten un uso muy eficiente del agua de riego y facilita que los desechos de los cultivos puedan ser reciclados para reducir en forma sustancial la eliminación de residuos que hay que sacar de la Antártida”. Control. El proyecto completo incluye acondicionar containers metálicos, de 12 metros de largo, con un triple sistema de aislamiento térmico y lámparas LED capaces de emitir la luz necesaria para el crecimiento de las plantas, en un ambiente de humedad y temperatura controlada de 16 a 25° C. Dentro del invernadero se disponen estanterías con plantines, a varios niveles de altura, dentro de recipientes Cada planta recibe una cantidad exacta de agua con nutrientes. Esta solución luego se recupera para un nuevo ciclo. especiales, que por medio de ductos y cañerías reciben en forma constante una cantidad exacta y optimizada de agua con nutrientes. Esta solución, luego de circular, se recupera y se recicla para un nuevo ciclo. “Como el ambiente es controlado no aparecen malezas, ni se necesita fumigar y el mantenimiento es mínimo. Además, se obtienen verduras de una calidad superior a la de un cultivo tradicional”, aseguró Birgi.
Hasta ahora no hay antecedentes en este tipo de proyecto. Según el experto, “en una base australiana se probó uno chico, pero nada de la envergadura y capacidad de producción de nuestro módulo”. Hasta ahora, todos los ensayos preliminares fueron exitosos. Actualmente, están buscando los fondos para armar el modulo piloto definitivo que llegaría a la Antártida en el verano 2018-19. “Si todo va bien, en el invierno de 2019 podríamos tenerlo produciendo verduras frescas para el consumo de los habitantes de la base Carlini”, concluyó.