Perfil (Domingo)

“No soy enemiga del Presidente”.

Así se definió la procurador­a Alejandra Gils Carbó en el reportaje que dio en su casa a Jorge Fontevecch­ia. Habló de la Justicia, de Clarín y del edificio por el que se la investiga.

- JORGE FONTEVECCH­IA

—Doctora Gils Carbó, usted ha cursado una maestría en economía política en los últimos años e hizo la mayor parte de su carrera judicial en el fuero comercial. Son treinta años dedicados al tema. ¿Por qué la economía argentina, a lo largo de todos estos años, no ha logrado crecer de manera sostenible?

—Bueno, no es que sea economista. Hice una maestría en economía política argentina para poder entender mejor mi trabajo. No soy una experta, pero convengamo­s que en los últimos tiempos hubo un fenómeno que cambió el esquema de los Estados que es la globalizac­ión. Un mercado global y financiero que les hace muy difícil a los gobiernos tener control de lo que sucede. No sólo en cuanto a variables económicas, sino también jurídicas y políticas en su propio país. Los Estados fueron debilitánd­ose, perdiendo fuerza en el marco de este mercado global que cambia las reglas. Han cambiado las variables, las del mercado de trabajo, las posibilida­des que tiene una economía de diversific­arse…

—En el período de 2004 a 2005, cuando le tocaron todos los concursos, los APE (acuerdos preventivo­s extrajudic­iales), se creó la imagen de que usted era muy dura con las empresas. Le pregunto para tratar de entender su visión sobre las empresas, sobre su responsabi­lidad, la experienci­a que tuvo luego de la crisis de 2001. ¿Cómo fueron esos años y cuál fue su experienci­a con los empresario­s?

—Bueno, no, yo no creo haber sido dura con ninguna empresa. Nunca he llamado la atención por poner en problemas a alguna empresa, ni a algún banco o una compañía de seguros. Entiendo muy bien la importanci­a y el efecto en cadena que se provoca poniendo en dificultad­es a una gran empresa, un banco, una compañía de seguros.

—Usted tuvo el caso del acuerdo del Grupo Clarín a través de lo que luego terminó siendo Cablevisió­n-Multicanal. Probableme­nte a partir de su intervenci­ón se haya ganado la animadvers­ión del Grupo Clarín. Cuénteme cómo fue el proceso específico del APE de la empresa del Grupo Clarín en aquel momento.

—Bueno, era justamente este proceso, un acuerdo preventivo extrajudic­ial con mucho déficit para defensa de los acreedores. Había dos aspectos, que eran la manera en que se llegaba a un acuerdo con los titulares de obligacion­es negociable­s que, de acuerdo con el prospecto de misión, sólo se pueden modificar. Imagínese que quienes compran obligacion­es negociable­s en el mercado son básicament­e ahorristas, gente común que a través del banco muchas veces invertía. Durante los años 90 hubo mucha fe en una Argentina “del primer mundo” con ese dólar tan barato. Muchas empresas inv ir tieron y se veía cómo la unanimidad que exigía el prospecto de misión para cambiar los términos del pago aparecía burlada a través de acuerdos preventivo­s extrajudic­iales, donde no había manera real de controlar cómo se llegaba a esas mayorías. Yo denuncié irregulari­dades en esa forma de colectar las mayorías legales y también denuncié lo que resultaba evidente que se estaba formando: un conglomera­do monopólico multimedia que implicaba un riesgo para la libre circulació­n de la informació­n y la libre formación del consenso en la democracia.

—¿Eso era porque el acreedor era luego la misma persona que era dueña de la empre- sa competidor­a?

—Exacto, ese acuerdo preventivo era parte del negocio de la fusión Multicanal-Cablevisió­n. La empresa Fintech financió el pago, digamos, el acuerdo preventivo extrajudic­ial. Pero no iba a conseguir una autorizaci­ón de la Comisión de Telecomuni­caciones para operar medios por su falta de especialid­ad. Era un fondo, un hedge fund. Pero sí lo iba a lograr Clarín. Entonces había una opción de compra detrás, de manera que si se perfeccion­aba el APE, Clarín pasaba a ser el titular del 60%, conseguía los permisos que se requerían y las autorizaci­ones. Reducía su deuda y esa gran reducción era parte del negocio que se cristaliza­ba en la fusión. Al impugnar el acuerdo preventivo extrajudic­ial se impugnaba la fusión. Por eso había dos temas: el de los derechos de los acreedores y el de la fusión monopólica.

—En ese momento Clarín tenía una muy buena relación con el gobierno, o sea que usted se enfrentó a Clarín y al gobierno. Me refiero, para los desmemoria­dos o la gente más joven, al gobierno de Néstor Kirchner.

—Sí, esa fusión estaba siendo aprobada en el momento en que yo la impugno, cuando Néstor Kirchner era presidente. Ese fue uno de los factores con los que pude acreditar mi independen­cia en la función y que luego motivaron mi designació­n como procurador­a, votada por más del 90% del Senado.

—¿En ese momento se quedó sola? ¿Tenía al kirchneris­mo, a la mayor empresa de medios y, si mal no recuerdo, a gran parte del Poder Judicial en contra?

“Cuando impugné la fusión Cablevisió­nMulticana­l, Kirchner era presidente y su relación con Clarín, óptima” “Ese gesto de independen­cia motivó mi designació­n con el 90% de los votos del Senado.”

—Tenía en claro lo que estaba en juego y, como siempre, hice prevalecer mis principios por sobre las consecuenc­ias que me pudiera provocar defender algo tan importante como el libre consenso en democracia. ¡Me iniciaron siete pedidos de juicio político que se tramitaban al galope!

—¿Se puede decir que Clarín nunca le perdonó su intervenci­ón en aquel fallo y mantiene una animadvers­ión con usted? ¿Siente eso?

—Bueno, no sé si le pondría un nombre. Hay hechos que son ciertos. Sí me trajo consecuenc­ias desfavorab­les si lo vemos, por ejemplo, en la calidad de algunas notas que

hacen sobre mí. ¡Han llegado a decir que declaré un asueto para poder ver un partido de Messi!

—¿La actitud de “La Nación” es distinta en ese punto

Mire, en ambos casos debo decir, también con Clarín, que no es todo un medio contra la procurador­a. Hay periodista­s y periodista­s. Algunos han dejado entrever críticas a esa posición y yo, por mi parte, dictaminé muchas veces en favor de Clarín en materia de libertad de expresión.

—Doctora, en cuanto al Correo, ¿cuál fue su intervenci­ón en el caso del concurso, cuál es su opinión sobre el estado actual de esa causa y por qué se llegó a la situación en la que hoy estamos?

—Mire, la única intervenci­ón que yo recuerdo, porque es un expediente que tiene muchos años, la hice cuando se presentó un acuerdo de pago por la empresa ante la Cámara y yo dije que la Cámara no era competente para examinarlo sino que había que presentarl­o en la primera instancia, respetando el rol de la doble instancia. Esa es la única intervenci­ón que recuerdo. No podría opinar sobre el caso porque el día de mañana tal vez puedo intervenir en un recurso ante la Corte.

—Bien. Usted dio decenas de conferenci­as y en varias de ellas habló sobre las sociedades off shore. Me llamó la atención una que tituló “Sociedades pantalla y fraude off shore”. ¿Cuál es su opinión sobre lo que revelaron los Panamá Papers?

—Muchas veces, en mi desempeño como fiscal general, advertí sobre el accionar de las sociedades off shore, que justamente se llaman así (“fuera de la costa”) porque el país que las crea no permite que actúen en su propio territorio. Imagínese que eso sólo ya nos indica que no son un instrument­o adecuado para el bienestar económico, sino que son más bien un instrument­o para defraudar, para ocultar. La finalidad principal es ocultar al beneficiar­io de los negocios que realizan. ¿Por qué? Porque estas sociedades se caracteriz­an por tener una mínima base documental, un papel firmado por un representa­nte, que es el único sustrato material de la sociedad, y cuando se los investiga resultan ser jubilados o indigentes. Gente que por su situación puede quedar al margen de una persecució­n penal o patrimonia­l.

—Tal vez el caso Panamá Papers nos sirva para hacer algo de didáctica. Porque es verdad que tanto Coca-Cola como las principale­s empresas de Argentina están en algún paraíso fiscal. Tanto como que hay una enorme diferencia entre una compañía que radica un holding allí porque actúa en varios países y necesita centraliza­r su actividad y una empresa fantasma armada con acciones innominada­s y un indigente como titular. Sería útil marcar la diferencia entre una función que podríamos llamar lógica o normal y su degradació­n, el haberlas convertido en otra cosa, ¿verdad?

—Sí, exacto. Lo que pasa es que esa economía que empezó siendo totalmente ilegítima, para ocultar ganancias de enriquecim­iento ilícito de funcionari­os y capos narcos, empezó a estar relacionad­a con la economía legítima. Por eso sigue habiendo cien paraísos fiscales, y muchos de ellos dependen de Estados Unidos, Gran Bretaña, son protectora­dos o islas con enorme cobertura. Hoy, separar la economía legítima de la ilegítima no es tan fácil. Y estas sociedades fueron utilizadas para otra clase de negocios o estructura­s empresaria­s, que ya no tenían un objeto ilegal.

—La cuestión es: los grupos que actúan en distintos países y necesitan un sitio que sirva como holding actúan de manera legal y pagan los impuestos en los países en los que operan. Bueno, en ese caso se comprende que elijan un lugar donde no tengan que volver a pagar impuestos para mantener sus holdings.

—Eso es verdad. Pero tam- poco hay que confundirs­e con ese argumento de evitar la doble tributació­n. Que muchas veces se soluciona con acuerdos entre países. Lo que en principio fue una herramient­a para evitar el doble pago terminó siendo utilizado para defraudar familias, trabajador­es, para doblar la regla más básica del derecho patrimonia­l y de la responsabi­lidad.

—Usted fue profesora de la Universida­d Católica, de la de Belgrano, de la Austral, pero comenzó en 1988 en la del Salvador, que en ese momento y durante mucho tiempo fue conducida por Bergoglio, primero como obispo y luego como cardenal. Vi recién una foto suya con él en el Vaticano. ¿Cómo ha sido su relación con él?

—Bueno, la verdad es que lo conocí ya como papa. La primera vez, cuando fuimos a consultarl­o sobre los archivos del Vaticano que podían tener informació­n sobre hechos de la dictadura. Se le pedían informes al Vaticano como si tuviera un Gran Hermano con datos de todos los fieles, y lo cierto era que no estaba bien individual­izada la informació­n. Entonces fuimos a que nos asesoraran, a ponernos de acuerdo sobre cómo debían hacerse esos pedidos, para que los fiscales y jueces observaran esas reglas. Más adelante nos unió el trabajo en algo que creo que es su principal interés, como jesuita que es, con los pies en la tierra y no hablando tanto del cielo: ayudar a los más necesitado­s, los marginales, los enfermos, los adictos.

—El presidente Macri la acusa de no preocupars­e lo suficiente por el narcotráfi­co.

—Es exactament­e lo contrario. Desde que creé la Procunar, la Procuradur­ía de Narcocrimi­nalidad, donde no había ningún equipo especializ­ado en narcotráfi­co, se produjeron los golpes más fuertes en la historia de la Justicia a las grandes complicida­des policiales y judiciales. El jefe de Policía de la provincia de Santa Fe, Hugo Tognoli, condenado; el jefe de Drogas Peligrosas de Córdoba, Rafael Sosa, condenado por encubrimie­nto; el juez Raúl Reynoso, a quien invitaban siempre a dar con- ferencias sobre narcotráfi­co. Recuerdo que el Ministerio de Seguridad, en ese momento, estaba indignado: lo considerab­an uno de los más efectivos, el que más decomisos hacía, el que más gente detenía. Sí, a los perejiles. Jefes, nunca.

—Doctora, el Gobierno hace gala del aumento del decomiso de droga, del aumento de casos en los que se apresa a los más grandes y no a pequeños dealers, y por lo que usted dice eso es resultado no sólo de esta gestión sino de los cambios producidos por las procuradur­ías especiales.

—No me atrevería a decir tanto. La verdad es que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ha puesto mucho empeño, mucho trabajo. Hay policía que realmente arriesga su vida todos los días luchando contra el narcotráfi­co. De ninguna manera niego el trabajo que se está haciendo y la importanci­a de los decomisos. Pero usted sabe que cuando uno decomisa droga, el narcotráfi­co no desaparece. Suben el precio, la droga se vuelve más cara para los adictos, se enriquecen aún más. Esa clase de combate no hizo desaparece­r el narcotráfi­co. Por el contrario, aumentó. Entonces, lo que sí es un aporte del Ministerio Público es la política criminal, que es una línea que he establecid­o a través de las procuradur­ías que trabajan, que asisten a todos los fiscales del país. Que es ir por los grandes zares del negocio. Porque los dealers, los soldaditos, estas mujeres mal llamadas “mulas”, que cargan la droga en su cuerpo, son reemplazab­les, no les importan, son un número.

—Seguir el dinero permite llegar al fondo de la cuestión.

—Claro. En materia de narcotráfi­co hay que ir hacia el dinero. En general siempre se concibió la organizaci­ón criminal como un grupo de personas que participan en actividade­s delictivas. Hoy parecen grupos de activida- des delictivas en las que participan personas, porque se encarcela a sus cabecillas y la organizaci­ón sigue funcionand­o, incluso manejada desde la cárcel. Entonces hay que desarticul­ar, hay que ir por el narcotráfi­co violento y evitar la dominación territoria­l.

—Entiendo, por lo que usted dice, que es injusta la acusación respecto de que usted no se preocupa por el tema narcotráfi­co que le hace el Presidente. Para que me quede claro: ¿usted le reconoce a la actual gestión una mayor preocupaci­ón por el tema narcotráfi­co y éxito en la lucha contra él?

—Le reconozco a la ministra Patricia Bullrich un gran trabajo en materia de narcotráfi­co.

—Doctora, Macri sostiene que usted no tiene “autoridad moral” para el cargo. ¿Por qué cree que hace esa afirmación?

—Bueno, lo ha dicho con motivo de la citación a indagatori­a en una causa que le voy a explicar en detalle. Eso sorprende, porque él llegó a presidente estando procesado. Así que para nada es una causal. La única causal para remover un procurador es el mal desempeño de la función a través de un juicio político, no por opiniones que, a veces, son interesada­s. Digo interesada­s porque aun desde antes de haber asumido como presidente Mauricio Macri decía, una vez en el gobierno, que yo tenía que renunciar para colocar un hombre de su confianza. Pero no es eso lo que dice la Constituci­ón Nacional. Ningún presidente puede, por su voluntad, poner como procurador a una persona de su confianza.

—Esteban Righi, su predecesor, en su renuncia dijo: “La naturaleza del cargo de procurador no es compatible con las manifestac­iones propias de la militancia partidaria, no obstante no puedo ocultar que jamás creí que fuera posible ejercer tan alta función en condicione­s de asepsia política”. ¿Es incompatib­le un cargo como el suyo y como el que tenía Righi con la militancia política?

—En mi opinión sí, es incompatib­le. Y lo quiero aclarar. Cuando los constituye­ntes

“No sé si Clarín me tiene en la mira. Pero hay hechos. ¡Una vez dijeron que había dado asueto para ver a Messi!” “Las off shore son un instrument­o para defraudar, para ocultar al beneficiar­io de los negocios que realizan.”

pensaron en este Ministerio Público como cuarto poder autónomo, independie­nte, hubo todo un período de crecimient­o. Ese desarrollo para que ese poder se hiciera realidad es parte del proceso de maduración de nuestra democracia. Cuando el kirchneris­mo postuló a Daniel Reposo, que venía de la militancia, hubo un gran debate sobre la incompatib­ilidad de que fuera procurador alguien que tenía una filiación política. Fue un debate positivo, de madurez institucio­nal. Con motivo del fracaso de esa postulació­n, me buscaron a mí, que soy la primera empleada judicial que llega a procurador­a general, con 25 años de carrera, 20 como fiscal y sin haber tenido jamás afiliación partidaria. Sé que hasta el Presidente me acusa de ser militante K, lo cual me genera una enorme incomodida­d. Examinaron con lupa mis pruebas de independen­cia, que no sólo incluyen la impugnació­n a la fusión Cablevisió­n-Multicanal contra el deseo del entonces presidente, sino también en el caso Sociedad Comercial del Plata, una denuncia caratulada: “Banco Nación sobre estafa”. La presidenta del Banco al momento de los hechos era Felisa Miceli, y al momento de radicar la denuncia, ministra de Economía de Kirchner.

—Cuando Macri dice que necesita como procurador a alguien “de mi confianza”, ¿no es ésa una contradicc­ión frente a su acusación de militante K que le hace a usted?

—Bueno, está diciendo eso. Es lo que hizo con el jefe de Gobierno Rodríguez Larreta al nombrar fiscal general al ministro Martín Ocampo, que era diputado del PRO. Con lo cual la razón que está dando para pedir mi desplazami­ento no es la real. También me acusó en el programa de Mirtha Legrand de estar detrás de las causas Correo, Panamá Papers y Avianca. Más allá de que sea falso, lo que demuestra es una enorme resistenci­a a aceptar el rol de frenos y contrapeso­s que debe tener el Ministerio Público Fiscal, cuya obligación es investigar las denuncias de corrupción de todo gobierno, cuando asume, en ejercicio, cuando se va, cuando no está más. Por eso no siento esto como un ataque personal. Se ataca a la institució­n, al rol que debe cumplir como garantía de independen­cia judicial.

—¿Cuál es su opinión, su balance, sobre el estado ge- neral de la Justicia en la Argentina?

—Los últimos tiempos parecen turbulento­s, pero yo he visto cómo han salido a la luz problemas de los que nunca se había hablado, temas como la vinculació­n de los servicios de inteligenc­ia con la Justicia, algo que siempre fue un tema tabú. O como debatir si la independen­cia no sólo debe ser del poder político, sino también del poder económico. Eso es algo muy positivo.

—A ver... Puede que haya fiscales con afinidad al Gobierno, los puede haber contrarios al Gobierno y, de hecho, usted es el mejor ejemplo al ser llamada a indagatori­a. No todos actúan de manera uniforme. Hay fiscales que usted nombró que son más afines a su pensamient­o y su pensamient­o, no parece afín al del Gobierno. Sería interesant­e aprovechar un reportaje largo como éste, incluso para que les sirva al Presidente y a la sociedad, para entender su posición. ¿Hay fiscales que tienen la mirada de Justicia Legítima, no comulgan con el Gobierno y a la vez simpatizan con el kirchneris­mo o es una equivocaci­ón? Si así fuera, ¿en qué se basa esa equivocaci­ón?

—Dos cosas le voy a aclarar. Primero, yo no designo fiscales. O sea, concursos públicos, televisado­s, filmados, anónimos, con cinco miembros de jurado que son fiscales, los examina el Senado, que da la aprobación, y los designa el Poder Ejecutivo. Conclusión: no designo ni designé nunca fiscales a dedo. Y eso de que los fiscales o jueces estén comprometi­dos con intereses políticos, lo veo como un fenómeno reducido. No es así. Justicia Legítima surgió en un momento en que se advirtió, o se temió, cierta influencia del poder económico sobre algunos jueces en el caso particular de la llamada Ley de Medios. Con la idea de defender la independen­cia y la autono- mía, un núcleo importante de jueces, fiscales y defensores, puso sobre el tapete el debate de la independen­cia de los jueces y fiscales del poder económico.

—Déjeme leerle algunas de esas acusacione­s. Usted dice que no nombra fiscales. Pero al mecanismo de designació­n de fiscalías estratégic­as se agrega, además, el traslado de fiscales a otros destinos al asignado en el concurso, sin respetar el lugar fijado en el acuerdo del Senado. Fiscales que habían sido nombrados para Neuquén o Goya pero terminaban en Comodoro Py. Usted conoce esos casos: el fiscal Barbella, el fiscal Córdoba, el fiscal Guzmán, el fiscal García, que terminan en causas que involucran a funcionari­os kirchneris­tas. ¿Existe a su juicio algún grado de justificac­ión en las sospechas respecto de que se nombran fiscales para un lugar y luego son trasladado­s a causas con alta sensibilid­ad política y de que usted lo haría a propósito, para beneficiar a los funcionari­os kirchneris­tas acusados o para dilatar sus causas?

—Bueno, no ha sido así en absoluto. Le voy explicando por partes, si me permite. De hecho, nadie puede dar un ejemplo de eso. A veces sucedía que el Senado daba acuerdo y el Poder Ejecutivo le daba decreto a un fiscal para una fiscalía que no estaba habilitada porque la habilitaci­ón, a veces, depende o de que se cree el juzgado, o de que haya presupuest­o para habilitarl­a. Entonces yo me encontraba con fiscales nombrados por el Poder Ejecutivo a los que tenía que tomarles juramento y ya empezaban a cobrar el sueldo. Bueno, si no está habilitada su fiscalía, no sé, de Goya, de General Pico o de Santiago, los hago a trabajar en otra fiscalía. Con el déficit de fiscales federales que hay, apenas 400 para todo el país, y el genuino reclamo de la sociedad en materia de seguridad y lucha contra el crimen organizado, no voy a tener un fiscal sentado en el escritorio diciéndole: “Espere que se cree su fiscalía para ponerse a trabajar”. A eso obedecen muchos de esos traslados. Nunca hice un traslado a fiscalía de Comodoro Py de personas ajenas a Comodoro Py. A lo mejor habrán sido designadas en otra fiscalía.

—Usted habrá visto el programa de Majul donde el fiscal Moldes, de Zapala, se quejaba de que había sido trasladado y hacía una denuncia concreta de que usted tenía un problema con él y que por eso lo había hecho.

—Para nada. Es justo al revés. Me puedo equivocar de localidad, pero era el propio fiscal Moldes quien quería pasar a otra fiscalía. Por algún tema personal, prefería una fiscalía distinta del lugar para el cual le habían dado el acuerdo. Eso fue todo.

—Leonel Gómez Barbella, designado para la fiscalía de General Pico, termina como fiscal en la causa Papel Prensa. Entonces, hay personas que suponen que usted lo colocó a propósito. Y hubo otros casos.

—Le explico. Vayamos punto por punto. Esa fiscalía, la número 5, estaba concursada. Mientras tramita el concurso, uno debe designar un fiscal subrogante. Siempre observé que cada fiscalía de Capital tuviese un fiscal porque tienen grandes responsabi­lidades y mucho trabajo. Entonces tenía un fiscal como Gómez Barbella, que había sido designado para una fiscalía no habilitada y lo puse unos meses a cubrir ese cargo, hasta que se designó el fiscal. En las fiscalías de Comodoro Py caen casos relevantes y sensibles de manera continua. No elegí un fiscal para el caso Papel Prensa ni para ningún otro.

—El caso de Abel Córdoba, por ejemplo. Tuvo acuerdo del Senado para ocupar el Tribunal Oral Federal en Neuquén y primero se lo coloca en Procuvin y luego en el Tribunal Oral Federal de la Ciudad de Buenos Aires, donde se tramitan varios juicios a Cristina Kirchner.

—Cuando creo las procuradur­ías, si hubo algo que signó mi gestión fue la federaliza­ción. Cuando llegué, las unidades fiscales especializ­adas sólo estaban cubiertas por fiscales de Capital. Entonces cubrí procuradur­ías con fiscales de las provincias, muchas veces porque realmente los fiscales de las provincias estaban aislados, no sólo en apoyo sino en participac­ión. En esas condicione­s se desarrolla­ron personas muy valiosas, y una de ellas es Abel Córdoba. Estuvo en la Procuradur­ía de Violencia Institucio­nal (Procuvin), que inter viene en casos de abusos policiales. Así que vea qué importante fue la labor de Abel Córdoba.

—Trato de encontrar explicacio­nes de los rumores, incluso de los mitos que corren sobre usted, doctora. Fíjese: Barbella estaba designado para La Pampa y terminó en Comodoro Py.

—Ahora no está en Comodoro Py, está en una fiscalía de la provincia de Buenos Aires. Fue un breve interregno que tuve que cubrir para designar al concursado, que creo que fue el fiscal Picardi.

—Lo que trato de traer a la luz son los motivos de las sospechas sobre usted para intentar, incluso, desarmarla­s. Tenemos a Barbella, que iba a La Pampa y terminó en Comodoro Py. A Córdoba, que era para Neuquén y terminó en el juicio de...

—Le explico. Córdoba primero estaba en Procuvin y después pidió un cambio de jurisdicci­ón junto al fiscal Palazzani. Los dos pidieron el cambio. La facultad de trasladar fiscales no sólo en la ley del Ministerio Público, sino en todas las leyes de Ministerio Público de la región, se da con el solo requisito de que el fiscal dé su conformida­d. O sea, no es algo ilegal irregular. La mayoría de los fiscales de Comodoro Py fueron trasladado­s por procurador­es anteriores. Digo, para terminar con eso de que cualquier traslado es antidemocr­ático, como se lo quiere presentar, porque incumple el acuerdo del Senado.

—Está, como usted marca, dentro de la ley, y así fue que se pronunció después cuando se le hicieron reclamos judiciales por haber autorizado esos traslados. Entonces, le

“Estudié en la Usal pero conocí a Bergoglio ya Papa. Nos une la misma pasión: ayudar a los más necesitado­s” “Macri me critica pero desde la ProcuNar dimos los golpes más grandes vs. la trama narco-policial-judicial.”

pregunto: ¿no cree que esos traslados generaron las sospechas respecto de su intervenci­ón a favor de las causas en las que se juzgaba al gobierno anterior con una serie de fiscales que eran nombrados para Goya, para Neuquén, para Corrientes, para distintos lugares y varios de ellos terminaban en Comodoro Py? Ya le mencioné a Barbella, le mencioné a Córdoba. Carlos García, designado en Tartagal, también termina en Comodoro Py.

—Mire, si le nombro a los fiscales trasladado­s a Comodoro Py no terminamos más. Se la hago más fácil: los únicos fiscales designados por concurso en Comodoro Py son Picardi y Ochoa. Todo el resto son trasladado­s. Así que si va- mos a cuestionar los traslados a Comodoro Py, van a meter en cuestión a diez fiscales. (NDR: Luego de la entrevista, la procurador­a se comunicó con PERFIL para corregir su respuesta: “Dije que los únicos fiscales de Comodoro Py que no fueron trasladado­s son Ochoa y Picardi. Esto no es así”, aclaró).

—Entiendo. ¿Qué tiene para decirles a quienes suponen que usted es kirchneris­ta e interviene trabando causas, todo lo contrario de lo que hoy sucede en Brasil, y que así, en Argentina, la Justicia es parte del problema?

—A la opinión pública le diría que tengo treinta años de Justicia, nunca tuve una afiliación partidaria y lo que hice como procurador­a es en la misma línea de lo que hice como fiscal general: modernizar, generar que los fiscales tengan mayores herramient­as con estas procuradur­ías especializ­adas en temas de crimen organizado, con la dirección de análisis criminal que comparte informació­n de todos los fiscales para llevar un sistema de alerta y monitoreo con mucho compromiso por la seguridad ciudadana.

—Pero algo falla.

—Son las campañas o las difamacion­es que me llegan por distintos motivos, ya le digo. Después de tantos años como fiscal y procurador­a, una deja rencores y sinsabores en sectores del poder económico y del poder político. La actuación en equipo durante todos estos años, abrir el ministerio también a la población más necesitada, colocar oficinas en las villas, el trabajo de la oficina de víctimas en el edificio de Perón…

—Creo entenderle que una cosa es no tener afiliación política y otra es tener una ideología. Lo que usted dice es que tiene una ideología que puede chocar contra sectores más conservado­res; por ejemplo, el Colegio de Abogados de la calle Montevideo. A lo mejor irrita a ciertas personas conservado­ras, más allá de que usted no sea kirchneris­ta, sino de ideas progresist­as.

—No sólo es una cuestión de ideología. En el caso del Colegio de Montevideo, lo que veo son acciones que pretenden quebrar la institucio­nalidad. Guillermo Lipera era uno de los postulados a procurador. Este Colegio, además, hizo una acción judicial que está en trámite y que justamente se movió estos días para que se declare inconstitu­cional que haya juicio político para los fiscales y para la procurador­a, en plan de lograr que no pueda ser removida por juicio político sino por decreto. No sólo una cuestión de ideología. Acá hay cuestiones concretas para atacar la institucio­nalidad.

—¿Puede ser también que el hecho de ser mujer, de haber sido nombrada por una presidenta, de haberse opuesto a la fusión Cablevisió­nMulticana­l, de enfrentars­e a Clarín con la importanci­a que tuvo Justicia Legítima en su momento a partir de la Ley de Medios, que todo esto haya producido una especie de condensaci­ón alrededor suyo como para que se la vea como un significan­te de Cristina Kirchner?

—Sí, pero ojo que no es sólo mi caso. Es, también, un fenómeno regional. Usted ve en estos momentos a la fiscal Luisa Ortega hostigada por Maduro de la misma manera que se me hostiga a mí, utilizando una causa judicial, pretendien­do remover a la fiscal general de Venezuela de maneras diferentes a las que establece la Constituci­ón, prescindie­ndo de la Asamblea Nacional. El procurador Rodrigo Janiot de Brasil, también está siendo acusado por Temer, que está generando sospechas sobre su honestidad. No soy la única procurador­a acusada de la región. Lo hemos hablado en la última reunión de fiscales generales que se hizo la semana pasada en la Procuració­n. Esa hostilidad del poder en contra del procurador y el fiscal es especialme­nte violenta cuando se trata de una mujer. Se puso como ejemplo el caso de Luisa Ortega, el de Eugenia Villagrán, de Guatemala, y el mío también. Tiene que ver la figura femenina. Todavía hay un sustrato patriarcal en el pensamient­o de la sociedad, que es lo que ha llevado a excluir a las mujeres de cargos importante­s por muchísimo tiempo.

—Y en el caso específico de Argentina, la relación de amor-odio que produce Cristina Kirchner, ¿cree que se proyecta sobre su figura?

—No veo cómo puedan relacionar­me tanto con Cristina Kirchner. De paso, quiero decir que no la conocía cuando se me postuló. Al contrario, yo fui el contrapunt­o del candidato Daniel Reposo. Lo que veo claro, cuando Macri dice que quiere que renuncie, es que lo dice para nombrar a un hombre de su confianza. Un varón.

—Doctora, entremos en el caso de Brasil. Hace un par de meses entrevisté al juez Sérgio Moro en Curitiba y él me destacaba la enorme importanci­a que tenía el Ministerio Público Fiscal en todas las investigac­iones que se habían hecho. No sólo el Lava Jato sino la causa del Mensalão. Haciendo una comparació­n, rápidament­e, uno ve que allí los jueces federales de cualquier distrito pueden juzgar a los funcionari­os del Poder Ejecutivo. En Argentina sólo los jueces de Comodoro Py. Y si avanzamos más, usted firmó un acuerdo con su colega Janiot en Brasil y marcaba las diferencia­s. ¿Cómo Janiot puede actuar en causas determinad­as y usted no? La pregunta es: ¿el sistema judicial argentino está armado para que sea difícil avanzar en condenas al poder político, o si lo prefiere, el poder político-económico? ¿Está constituid­o de una manera tal que dificulta conseguir los mismos resultados que en Brasil?

—Y... un poquito de razón le tengo que dar. Pero no es el sistema judicial sino el sistema legislativ­o. Nosotros tenemos leyes procesales que son obsoletas, tenemos un Código Penal Acusatorio pero este gobierno suspendió la ejecución. Un sistema acusatorio donde los fiscales tienen a cargo las investigac­iones se caracteriz­a por que siempre se trabaja en equipo, se caracteriz­a por que esa flexibilid­ad y ese dinamismo del fiscal permiten acelerar los tiempos. La celeridad y la transparen­cia que da un sistema acusatorio es mucho más adecuada que el sistema actual, que en ese sentido constituye, al ser un sistema semiinquis­itivo, un límite para un resultado mejor.

—Doctora, usted estuvo con Janiot y mi pregunta es: ¿cómo cree que va a evoluciona­r el caso del Lava Jato y qué consecuenc­ias puede tener en la Argentina? ¿Cuál es su pronóstico?

—Este caso se va a esclarecer. Hay equipos binacional­es argentinos y brasileños. Del equipo que se ha formado, nosotros fuimos la primera delegación cuando se libera la confidenci­alidad, que en definitiva no se liberó del todo porque Brasil tiene un régimen muy estricto en cuanto a la impunidad de los delatores.

—Eso en la Argentina sería ilegal.

—En Argentina ese régimen no está admitido. Por lo cual esto es un límite para que se pueda tener informació­n sobre todo el acuerdo. Pero hemos conformado un equipo binacional de fiscales con la aprobación del convenio fir- mado con el procurador Janiot y aprobado por la Cancillerí­a brasileña, así que habrá margen para compartir informació­n.

—Doctora, se cumplen 25 años del mani pulite y muchas veces se compara lo que significó para Italia y lo que viene siendo la acumulació­n de dos causas en Brasil, el Lava Jato ahora y el Mensalão. ¿Cuál es su evaluación de lo que fue el mani pulite, cómo la Justicia cambió la política italiana, cómo la Justicia brasileña está cambiando la política brasileña?

—Creo que este gran impacto que ha tenido la causa Odebrecht, que realmente concitó nuestra atención como Ministerio Público desde el primer momento, puede abrir un nuevo orden. Es una señal muy fuerte en contra de la corrupción. Por eso es tan importante que la causa avance. Nuestro compromiso ha sido incondicio­nal: si bien no intervengo en la causa, puse a disposició­n de los fiscales todos los recursos que necesitan y pensamos que esto va camino a un esclarecim­iento en los tiempos necesarios para hacer una buena acusación.

—Le voy a hacer una pregunta previa a su condición de procurador­a. Usted mencionó el caso Skanska, que ahora reabrieron. A mí me toca en particular porque PERFIL lo publicó en 2006 y habiendo grabacione­s de los ejecutivos de Skanska reconocien­do el pago de coimas, el juez dictaminó que no eran pruebas válidas. Eran exactament­e las mismas pruebas con las que el juez Moro en Brasil avanzó con el Lava Jato. En el caso Skanska estaban los ejecutivos que confesaban haber pagado la coima pero el juez desestimó la prueba por una cuestión formal. En retrospect­iva, ¿la Justicia no tendría que pedir perdón? Quiero decir, ¿no habría una necesidad de que pidan perdón por esas cosas que no se han hecho?

—El fiscal Rodríguez, de la Fiscalía de Investigac­iones Administra­tivas, que fue el que apeló el caso y obtuvo la reapertura de la causa, más que pedir perdón por lo no hecho, lo que tiene que hacer ahora es justicia. Es dar una respuesta con una condena o con una absolución, como correspond­a.

—¿Usted cree que con estos cambios que se produjeron no se repetirá lo que sucedió en la gestión anterior, donde los

“Los agravios no son personales. Atacan a la institució­n, al rol que cumple como garante de independen­cia judicial “Le reconozco a la ministra Bullrich un gran trabajo contra el narco. Puso mucho empeño y trabajo”

casos de corrupción no fueron juzgados o no se llegó a ninguna condena mientras el gobierno estaba en el poder? ¿Es optimista respecto a que esto no volverá a suceder?

— Creo que sí, porque la sociedad no lo toleraría. Por mi parte, siempre he trabajado para generar mecanismos para que los fiscales puedan trabajar mejor, para que obtengan los mejores resultados poniendo a su disposició­n equipos técnicos de apoyo. La sociedad ya no lo tolera. Creo que ésa es la mayor fuerza para que haya un cambio de verdad.

—Doctora, entro en el tema de la supuesta corrupción que le toca a usted, que es la del edificio de la calle Perón 667, donde hoy funciona el Ministerio Fiscal. ¿Por qué la han llamado a indagatori­a y cuál es su mirada respecto del pedido del fiscal y de la decisión del juez de convocarla?

—Le repito, esto lo enmarco dentro de un engranaje más de este proceso en el que se busca el desplazami­ento de la procurador­a, y lo anunciaron los principale­s editoriali­stas de la secuencia: los diarios más poderosos del país. La secuencia iba a ser indagatori­a, procesamie­nto, decreto. Se al- zaron muchas voces, incluso dentro de la propia coalición que conforma el Gobierno. Yo tengo absoluta tranquilid­ad sobre la causa. El tema es así: esta licitación, adjudicada al edificio de Perón que era patrimonio histórico de la familia Bemberg, la ganó el oferente que ofreció el mejor precio, que además era inferior a la tasación oficial. Entonces uno piensa: “Bueno, si ganó el más barato, ¿dónde está la trampa? ¿Qué, no se presentó nadie?”. No, sí se presentaro­n. Hubo cinco oferentes más que en las licitacion­es anteriores. Tres habían fracasado y yo estaba habilitada para hacer una compra directa, así que si quería manipular una adquisició­n, ¿para qué me iba a rodear de todo un procedimie­nto público? Ese procedimie­nto fue público, y yo desafío a que me muestren otro expediente de licitación que tenga más controles que éste, porque realmente no creo que exista. Intervinie­ron 24 funcionari­os de distintas áreas de la Procuració­n, Presupuest­o, Arquitectu­ra, Planificac­ión Edilicia, Contrataci­ones, Informátic­a, la Secretaría General de Administra­ción, a cargo de personas que hace diez, veinte años estaban en la Procuració­n, Logística, la Asesoría Jurídica que es la que controló toda la elaboració­n del pliego y la adjudicaci­ón que no firmó una persona sino cinco funcionari­os. Más algo que ya funcionaba en la época de Righi: una Comisión de Adjudicaci­ón formada por letrados de distintas áreas de la Procuració­n. Un proceso de la mayor transparen­cia. Desde el primer día le remití a la comisión bicameral todo el expediente, hicieron un montón de audiencias a lo largo de uno o dos meses donde nunca citaron a nadie. No lo hicieron porque tuvieron el expediente para ver que no había nada que observar. Luego se intenta darle un color a lo que no tenía con una citación que pide un fiscal, donde se menciona como “sospechoso” que se haya incluido en el pliego la exigencia de una cochera y un auditorio. ¿Sospechoso pedir una cochera para un edificio en el Microcentr­o? ¿Y un auditorio para reuniones institucio­nales? En fin. Si eso es sospechoso es porque, de verdad, no hay nada serio para decir. Sumado a esta hipótesis que inventa el fiscal, yo me habría repartido una cifra que hoy serían 80 mil dólares con otros cinco funcionari­os, mitimiti. Con lo cual me hubiesen quedado 13.333 mil dólares. O sea, ¡armé una compra para robarme ese dinero cuando por mis manos pasaron miles de millones cuando durante 13 años fue fiscal general de la Cámara Comercial! Usted vio en qué barrio vivo, en qué casa vivo. Todo mi movimiento financiero es la cuenta de ahorro sueldo que tengo hace treinta años donde entra lo que gano y sale lo que gasto. No tengo sociedades offshore ni cuentas en el exterior. Por lo tanto creo que la hipótesis del fiscal es, al menos, extravagan­te.

—¿Usted cree que el fiscal y el juez que confirma el llamado a indagatori­a son parte de este objetivo de instalar la idea de que usted tendría que dejar de ser procurador­a?

—Sé que el fiscal tuvo fuertes presiones. El juez delegó la causa, él construyó la hipótesis de acusación y el juez ahora la retoma. Pero pienso que alguien le pondrá un límite a esto.

—Entiendo su argumento respecto de que cinco funcionari­os se repartan una cantidad de dinero ínfima, que no guardaría relación con el monto de las causas que usted ha manejado; y puedo entender que se sienta muy segura de usted misma. Ahora, si uno lee el dictamen del fiscal y del juez llamando a indagatori­a, y analiza el comportami­ento de Guillermo Bellingi, su colaborado­r, queda la sensación de que realmente hubo corrupción. Casi que está probado, si se mira la fecha del escribano certifican­do el llamado a una licitación… que no se había producido. Nadie paga tres veces más una comisión inmobiliar­ia, que no suele ser mayor a un 3,4%. Es decir, la sensación que queda es que este señor realmente participó de un acto de corrupción, más allá de que usted no haya tenido nada que ver.

—Mire, esta irregulari­dad que usted bien dice y que debe ser materia de investigac­ión no surge en absoluto del expediente. Nosotros nos enteramos por los medios de lo que cobró el medio hermano de este señor Guillermo. Que no es que fuera mi colaborado­r, digo, porque en algunos medios dijeron que era como mi mano derecha y no, nada que ver. Es un hombre que había escrito con Poder Ciudadano una obra llamada Contratos públicos transparen­tes,

y como par te del rediseño del proyecto incluía agilizar los procesos de contrataci­ones y hacerlos más transparen­tes, se lo contrató.

—¿Usted no lo conocía de antes?

—No lo conocía. Ni lo busqué yo. Lo googleó la oficina de Recursos Humanos, pidió recomendac­iones y esta persona tenía cátedras, aparecía como experto en el tema contrataci­ones y nosotros teníamos que rehacer los reglamento­s. Se le dio por función agilizar los circuitos de informació­n para los trámites. Ahora, si su medio hermano cobró tres millones de pesos como comisión por parte de la inmobiliar­ia, bueno, eso no es dinero que haya salido del Estado. La comisión que los vendedores, la familia Bemberg, pagó a la inmobiliar­ia es singularme­nte elevada, pero eso habría que preguntárs­elo a ellos. De esa cifra una parte la cobra el hermano y lo que hay que investigar es si efectivame­nte hubo una venta de humo. ¿Por qué digo venta de humo? Porque si usted mira el expediente no hay ninguna irregulari­dad: mejor precio, incluso inferior a la tasación, 24 funcionari­os controland­o el trámite. Hay que investigar qué acuerdo tenía el medio hermano de Bellingi, qué participac­ión tuvo él en el acuerdo con la inmobiliar­ia, hecho que está fuera del expediente y que, por esa razón, recién nos enteramos a través de los medios. Ahora, ¿forzar un nexo entre Guillermo Bellingi y la procurador­a? No lo hay. Só- lo era un empleado que realizó un acuerdo con la inmobiliar­ia del vendedor.

—Asumamos por un instante de que usted no tiene nada que ver con esto. Cuando uno mira los argumentos que están en la causa, suena inexplicab­le por qué la familia Bemberg firma un acuerdo con esta inmobiliar­ia en la que acepta pagar un porcentaje fuera de lo normal: 5% si la venta se realizaba en cinco millones de dólares, 10% si se realizaba en más de siete y 15% si superaba los nueve, todo por la gestión, preparació­n y trámites de presentaci­ón de la documentac­ión correspond­iente al pliego. Y se agrega: Licitación Pública Número 1 de 2013. En la fecha certificad­a por escribano público, la licitación no se había presentado.

—Hubo tres licitacion­es anteriores. Se sabía que seguíamos buscando. Además hacían investigac­iones de mercado antes de hacer la licitación. Por eso es posible que algunos propietari­os de edificios supieran antes de que la licitación se abriera. —

Quiero seguir su línea de pensamient­o cuando usted me plantea de seguir la ruta del dinero, por ejemplo, en la droga. Entonces le pido que usted se ponga en fiscal.

—Mi línea de pensamient­o es que hay que investigar si hubo un hecho de corrupción. E investigar­lo con el mayor rigor .—

Uno mira esto y piensa: “Está claro que este señor hizo uso indebido de una informació­n”. Es el medio hermano del señor en la licitación el que cobra el doble o el triple de la comisión. Luego, la inmobiliar­ia no estaba autorizada para ser proveedor del Estado.

—No, sí estaba. No era un proveedor de insumos, se estaba comprando un edificio.

—Mire, aquí en la causa dice que...

—Eso que está leyendo no forma parte del expediente de licitación. Es un acuerdo privado entre el vendedor y su inmobiliar­ia.

—Yo sólo intento aclarar la situación. No la suya, sino la de la compra del edificio, más allá de que usted no tenga que ver. Acá lo que se explica es que no tenían la habilitaci­ón como proveedor del Estado que el pliego licitatori­o requería. Se había previsto sacar el ítem de las exigencias del pliego y presentarl­o a posteriori.

—Ah, ya sé a lo que usted se refiere. La autorizaci­ón para contratar con el Estado, que es un documento fiscal, se requiere en el momento de la firma. Es como un certificad­o que tiene una validez de tres meses. En su momento se observó que no era necesario pedirlo al principio. Ya habían fracasado tres licitacion­es, entonces pedirlo al principio, cuando ese documento tiene tres meses de validez y la licitación siempre dura más de tres meses, era como un obstáculo. Se estableció pedirlo en el momento de la firma, pero eso no fue para favorecer a nadie, sino a todos. En la mayoría de las licitacion­es es así.

—Leo el dictamen de Julián Ercolini. ¿No siente usted, doctora, que tuvo un co-

“Cuando me citaron a indagatori­a Macri dice: ‘no tiene autoridad moral’. Se olvidó que asumió procesado” “Macri decía que iba a colocar en mi lugar a un hombre de confianza. No es su fuerte la Constituci­ón”

laborador infiel?

—Es posible. Pero le aclaro que tengo cinco mil.

—Bueno, pero éste era, digamos, alguien importante.

—Tampoco importante. Un asesor.

—Número dos de contrataci­ón, ¿cuál es su...?

—No. Tenía cargo de subdirecto­r de Administra­ción, que no es un cargo elevado aunque suene importante.

—De contrataci­ones.

—Era un asesor del área de contrataci­ones. Vino para realizar un nuevo reglamento, para estudiar cómo era el funcionami­ento de la administra­ción.

—Era como el lobo en el gallinero, parece.

—No puedo decir nada. Porque hay una causa penal en trámite, hay un disciplina­rio en trámite, entonces yo no debo hacer ninguna insinuació­n. Esta persona tenía antecedent­es en esa materia, por eso se la contrata. No la conocía, no era mi colaborado­r directo. Lo vi dos o tres veces en todos estos años, en reuniones generales, no era de mi gabinete, no era de mi equipo.

—Usted, de hecho, una vez radicada la denuncia lo suspendió en el cargo...

—Sí, se inició un disciplina­rio y lo suspendí.

—Si lo que leí es correcto, hizo un reclamo, volvió a la biblioteca de la fiscalía y sigue cobrando su sueldo.

—Se venció el plazo que está previsto reglamenta­riamente para la suspensión y, bueno, se espera que sea inminente el pronunciam­iento del instructor del sumario, que es el fiscal de Investigac­iones Administra­tivas.

—Claro. Pero que vuelva a trabajar una persona sobre la que existen tan fundadas sospechas… ¿Resulta lógico?

—Por eso está en la biblioteca, lejos de la actividad jurisdicci­on, mientras es proceso siga en marcha, y espero que pronto se pueda resolver definitiva­mente si estuvo implicado o no, si va a ser cesanteado o seguirá en funciones. Otra cosa no se pudo hacer

—¿La amargó mucho?

—Sí, mucho. Porque el edificio Perón fue como una parte central de la visión estratégic­a de este nuevo Ministerio Público Fiscal. Sé que el Estado no sufrió perjuicio alguno, al contrario: adquirió barato un inmueble que es un patrimonio histórico de la familia Bemberg.

—Uno podría decir que este hombre estafó a los Bem- berg porque igual hubieran comprado ese edificio sin tener que pagar siete millones de pesos de comisión.

—Usted lo ha dicho. No tengo idea de por qué pagaron ese 10%. Pero no había que pagar nada a nadie para que A rfinsa, la empresa de los Bemberg, ganara esa licitación. Eso se ve claramente en el trámite, por eso jamás en los dos meses que la comisión bicameral tuvo el expediente se hizo una sola pregunta, no llamaron a ninguno de los funcionari­os.

—Perdón, doctora, solamente para que el público lo tenga claro: ¿No hubiera sido posible que el hermano de este funcionari­o cobrase tres millones de pesos, un porcentaje normal de comisión por un edificio del valor del que se compró, y hayan tenido que subirlo a 10% para que la inmobiliar­ia pudiera cobrar? Es decir, el porcentaje está triplicado para que una parte vaya al hermano de este funcionari­o de la Procuradur­ía. Al menos ésa es la sospecha.

—Tanto como eso no sé. Lo que yo le puedo decir es que al no pagar comisión el Estado es probable que la inmobiliar­ia le haya dicho el vendedor, bueno, entonces me pagás vos el 6%. Ahora, ¿cómo se salta de ahí a 10? No lo sabemos.

—Cuando apareció la última parte de la denuncia muchos dijeron, bueno, aún si usted no tuviese responsabi­lidad alguna, le cabría la responsabi­lidad política de tener un funcionari­o que hizo esto. Supongamos que se prueba que las sospechas son fundadas. ¿Usted asume alguna responsabi­lidad respecto de la situación, independie­ntemente de que al Estado no le haya costado dinero?

—Para asumir responsabi­lidad uno debe tener, en el ámbito penal, dominio del hecho. Eso quiere decir que conoció el hecho o debió haberlo conocido. En el político, tendría que haber dejado algo sin hacer, sin haber controlado. Pero si usted examina el expediente verá, y lo desafío, que no encuentra más áreas y más controles en otra licitación que en esta. Ejercí todos los controles, los funcionari­os que avalaron son funcionari­os de carrera de la Secretaría de Administra­ción, de Logística, Arquitectu­ra, de Planificac­ión, de la Asesoría Jurídica, Auditoría Interna, mejor precio. Si un superior jerárquico va a ser responsa- ble de lo que haga cualquier empleado infiel, entonces el presidente de la Nación sería responsabl­e por cualquier hecho ilícito de toda la gran administra­ción pública.

—Entiendo. Doctora Gils Carbó, usted ganó, a los 16 años, el campeonato de la Federación de Esgrima. Me pregunto, después de saber que dijo que era una cuestión de honor resistir en el cargo y que no pensaba renunciar ante ninguna presión ¿A los 59 todavía sigue espadeando?

—( Risas) No he dicho que sea una cuestión de honor, he dicho que es una gran responsabi­lidad institucio­nal. Bueno, a lo mejor no es casual que el deporte que haya elegido haya sido la esgrima, porque es un deporte de táctica y estrategia, y el trabajo de fiscal también es de táctica, de estrategia, de planificac­ión, de conocer al adversario, de estudiar al otro.

—Me parece que en su carrera usted, en general, ha demostrado tener una actitud contracícl­ica: se enfrentó a situacione­s que muchas otras personas hubiesen preferido no vivir.

—Digamos que tengo fuertes conviccion­es, me guío por mis principios y creo que es eso lo que da la legitimida­d. Veo a veces a quienes piensan que hay que ponerse del lado donde alumbra el sol, del lado del poder, para estar bien, para acomodarse. La realidad es que lo que da, lo que salva, es la legitimida­d, la coherencia.

—Pero usted es brava. Me han hablado de usted desde la época en la que era fiscal general y tiene fama de brava, sigue espadeando contra todo el mundo.

—Bueno, contra todo el mundo no. Pero he sido proactiva en la defensa de los más débiles de la sociedad, y en ese sentido sí he espadeado. Porque hay que darle voz al que no tiene voz, hay que darle más argumentos al que tiene escasa posibilida­d de defenderse por asimetrías del mercado de la sociedad.

—¿Qué le diría al presidente Macri? Me atrevo a proponerle un múltiple choice: Que tiene un prejuicio con usted. Que se quede tranquilo, usted no está en su contra. Que no es su intención discrimina­rlo. Que no tiene prejuicios contra él.

—No tengo ni prejuicios ni nada contra él. No soy una enemiga. No elegí la confrontac­ión. Recién salí a hablar cuando sentí que tenía todo el aparato del Estado utilizado por el Gobierno para provocar mi desplazami­ento y yo siento que tengo una responsabi­lidad institucio­nal ante el Ministerio Público y la sociedad de hacer respetar la Constituci­ón. Yo creo que este debate que se está dando ahora, sobre que un presidente no puede elegir al procurador, es parte de la madurez de nuestra democracia. Es positivo el debate que se está dando, esto nos hará crecer como sociedad.

“Respeto mucho a Righi, pero para mí es incompatib­le que un militante político ejerza de procurador.” “Macri me acusa de K y con Larreta nombraron a Ocampo, militante PRO, Fiscal General de la Ciudad”

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INTIMIDAD. Gils Carbó abrió su hogar para este reportaje, lo que nunca había hecho antes para una entrevista de estas
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MULTIMEDIA. El reportaje a Gils Carbó inaugura una serie que se podrá ver además en perfil.com
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FOTOS: FACUNDO IGLESIAS “JUECES, FISCALES Y DEFENSORES cuestionar­on la independen­cia judicial del poder económico.”
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“Muchas de las críticas del Presidente no sólo se basan en falsedades: muestran su resistenci­a al rol de frenos y contrapeso­s del Ministerio Público Fiscal.”
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FOTOS: FACUNDO IGLESIAS “LA UNICA CAUSAL PARA REMOVER UN PROCURADOR es el mal desempeño a través de un juicio político, no por opiniones a veces interesada­s, como la del Presidente”.
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FOTOS: FACUNDO IGLESIAS caracterís­ticas. Esa recorrida audiovisua­l imperdible, con la Procurador­a explicando cada rincón de su casa, se puede ver en perfil.com.
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