Cámaras de seguridad, huella biométrica y mayores controles para el conteo de los votos
En una elección en la que los sondeos dan cuenta de apenas algunos puntos de diferencia entre las principales fuerzas, el gobierno nacional busca apaciguar las sospechas de irregularidades que sobrevuelan en cada elección sobre el conteo de votos durante la noche de los comicios y, en cambio, intenta conseguir que el 13 de agosto haya un escrutinio más ágil y transparente.
A pedido de la Cámara Nacional Electoral, el Ejecutivo también implementó nuevas medidas de control no sólo en el escrutinio provisorio, sino también durante el desarrollo de los comicios, como la instalación de cámaras de seguridad en escuelas testigo del Conurbano bonaerense y mesas en el norte del país con un sistema de validación biométrica (ver aparte).
El día de la elección se habilitarán 98.087 mesas en todo el país. Una vez cerrados los comicios, la autoridad de mesa junto a los fiscales de cada partido debe confeccionar un acta que se transcribirá a un telegrama, utilizado para el escrutinio provisorio la noche de la elección. Esos casi 100 mil telegramas son los que contienen los votos y deben llegar con custodia de las fuerzas de seguridad a los 387 centros de transmisión desde donde se envía la información a la sede del Correo Argentino, donde se concentra la información, para que a partir de las 21 comience la transmisión de los resultados.
En las oficinas porteñas del Correo, y a cargo de la empresa Indra, 1.200 personas comenzarán a cargar los datos a partir de las 18. Luego de cuatro horas, serán reemplazadas por otras 1.200 personas que hasta las 2 de la madrugada terminarán de cargar los datos. En el Gobierno estiman que, al igual que la elección de 2013, a esa hora habrá más del 90% de las mesas escrutadas. Sistema. Cada telegrama se carga dos veces por diferentes personas y recién se aprueba su difusión una vez que ambas cargas coinciden. En caso de errores, un sector de revisión se encarga de su control.
Existen telegramas que se derivan a “incidencia definitiva”. Son las papeletas en las que se detectan irregularidades, tales como mayor cantidad de sufragios que los votantes habilitados a votar en esa mesa o que no son legibles. Esos telegramas quedan afuera del escrutinio provisorio y sólo serán contados en el conteo definitivo.
Para la transparencia en la noche de la elección, tanto In- dra como cada partido cuenta con auditores informáticos en la sede del Correo. Ellos pueden acceder en tiempo real a los telegramas que se cargan.
Aunque las miradas estén puestas en la provincia de Buenos Aires, los primeros resultados que se transmitirán llega- rán desde otros territorios, ya que hay provincias con apenas una o dos categorías (senadores y/o diputados). Se estima que Córdoba, Santa Fe y Ciudad de Buenos Aires podrían ser los territorios que vuelquen los resultados más rápido, lo que podría beneficiar al Gobierno. este sistema que busca controlar que el votante tenga la misma identidad que el documento que presenta. Se trata de generar un efecto disuasivo, ya que si la huella no se valida el elector podrá votar. Pasada la elección, se inicia una investigación.
Este año serán 700 los camiones que contarán con GPS los que trasladen la información acompañados por el comando de custodia. Para hacer más ágil la carga de los votos, a pedido de la Cámara Nacional Electoral, el número de centros de transmisión de datos se incrementó (eran 238) y se implementarán cien scanners de telegramas por lo que las escuelas en las que se instalarán no necesitan esperar el traslado terrestre.