Perfil (Domingo)

Por qué no se hizo una Conadep de la corrupción

- JORGE FONTEVECCH­IA

Para Macri la corrupción es lo que fue para Cristina Clarín: el gran cuco. Para distraer a la audiencia y echarle la culpa de todo. Quizás por eso Cristina nunca fue del todo contra Clarín e inventó el complicado proceso de la Ley de Medios. Si hubiera estatizado Cablevisió­n (como había hecho con Aerolíneas o con YPF), le habría alcanzado para partirlo. No era necesario meterse con el diario Clarín, ni con El Trece, TN o radio Mitre, sólo estatizand­o –injustamen­te– la empresa de conectivid­ad (Cablevisió­n) con la excusa de ser un ser- vicio público más, dejaba al Grupo Clarín sin oxígeno y sin el futuro telefónico que ahora le autorizan.

Lo mismo podría estar sucediendo ahora con la corr upción para Macri. Con ironía, el humorista filo K Dady Brieva dijo en el programa radial El destape: “A veces pienso que sería bueno que Cristina Kirchner y Julio De Vido vayan presos así Macri tiene que demostrar qué hace de verdad en su presidenci­a”.

Esa ironía encierra una cuota importante de verdad. Si se le acabara a Macri el cuco K, todos los ojos se posarían sobre la economía y hoy electoralm­ente tendría más para perder que para ganar.

Hace un año, el contexto era otro: a poco de asumir, cuando todavía tenía más de 60% de aprobación, gozaba de la luna de miel de todo nuevo presidente y aún esperaba la lluvia de dólares en el segundo semestre. Ahí sí podría haber llevado adelante una lucha contra la corrupción más decidida. No vale el argumento de que los jueces federales de Comodoro Py son el problema o que Gils Carbó frena el avance de la investigac­ión en las causas. La procurador­a es otro cuco perfecto para el Gobierno, un personaje al que agigantan, y como podrá comprobar el lector en el extenso reportaje que se publica en esta edición (ver página 42) tiene sus zonas oscuras, pero por sí sola no podría darle inmunidad judicial al kirchneris­mo. Simulacros. Mientras Macri en 2015 fue precandida­to, apoyó el proyecto de Ernesto Sanz, por entonces presidente del radicalism­o y también precandida­to, de crear una Conadep de la cor r upc ión. “Un órgano del Poder Ejecutivo para que la gente se anime a hacer denuncias, que se pueda aportar pruebas y que tenga el peso de un grupo de notables que la sociedad considere intachable­s”, decía entonces quien meses después, tras perder las PASO con Macri, fue candidato a ser el ministro de Justicia de Cambiemos. Pero, sorpresiva­mente, días antes del comienzo del nuevo gobierno renunció, dijo, por cuestiones personales.

En 2014 PERFIL había empezado una campaña promoviend­o una “Conadep de la corrupción” que fuera el inicio de un “mani pulite argentino”. A lg unas de esas columnas se pueden volver a leer en e.perfil.com/por-quees-importante-un-mani-pulite; e. perfil.com/la-corrupcion­no-tiene-solo-consecuenc­ias-economicas; e.per fil. com/corr upcion-y-matrix; e.perfil.com/la-conadep-dela-corrupcion.

El mítico fiscal italiano A ntonio Di Pietro dio una conferenci­a para juristas y políticos en el auditorio de Editorial Perfil, y también vino a la Argentina Joaquim Barbosa, el presidente del Supremo Tribunal de Brasil. Barbosa fue quien hizo en su país la primera condena masi- va por corrupción: Mensalão, partera después del Lava Jato. Barbosa recibió el Premio Perfil en 2015 en el auditorio de la Facultad de Derecho con la presencia en primera fila del entonces Mauricio Macri candidato presidenci­al. Pero al Macri presidente le cambiaron las prioridade­s.

Decir que no se hizo una Conadep de la corrupción porque los jueces de Comodoro Py son en su mayoría corruptos y la procurador­a Gils Carbó es kirchneris­ta fue una excusa. Si Alfonsín pudo juzgar a los ex comandante­s de la última dictadura cuyos camaradas y amigos conservaba­n las armas, ¿cómo no se podría haber juzgado a los corruptos?

Claro que se hubiera podido crear una Conadep de la corrupción en diciembre de 2015, y pocos meses después entregado pruebas a la Justicia, que ya no hubiera podido demorar los procesos.

Alfonsín creó por decreto la Conadep cinco días después de asumir (el 15 de diciembre), que entregó su informe el 20 de septiembre siguiente. El decreto de Alfonsín en su artículo segundo decía: “Serán funciones de la Comisión recibir denuncias y pruebas sobre aquellos hechos y remitirlas inmediatam­ente a la Justicia (...) Emitir un informe final, con una explicació­n detallada de los hechos investigad­os, a los ciento ochenta días a partir de su constituci­ón”.

Alfonsín tuvo como prioridad de su gobierno condenar los delitos de la dictadura; Macri no le asigna al castigo de la corrupción igual importanci­a. En las encuestas aparece que la mayoría de la sociedad está preocupada en primer lugar por la seguridad y la economía, y después por la corrupción. Pero, parafrasea­ndo a Ernesto Sanz, “si San Martín se hubiese guiado por las encuestas, no cruzaba Los Andes”, del mismo modo Alfonsín no hubiera empeñado toda su determinac­ión en el juicio a la dictadura. Por el contrario, seguir con la corrupción sin condena sirve para mejorar en las encuestas: mantiene al Gobierno como víctima de poderes superiores, al que hay que defender y perdonar errores.

Otra diferencia importante es que a Alfonsín nadie podría haberlo acusado de ha- ber sido parte de la dictadura, y Macri pudo haber temido que una Conadep de la corrupción terminara también arruinando su entorno (primo, padre, socios o amigos) y quizás a él mismo. El kirchneris­mo siempre alardea de que si ellos hablaran, muchos del PRO caerían en la volteada.

Tampoco vale la excusa de que Alfonsín pudo remover y nombrar muchos jueces por ser un gobierno que iniciaba la democracia y que, en cambio, Macri se debe ajustar a los jueces de Comodoro Py que heredó del kirchneris­mo y del menemismo. Kirchner, ante

El poder de los jueces de Comodoro Py y la Procurador­a es una coartada para Cambiemos Un presidente prescinden­te del problema de la Justicia que se pone en víctima

similar problema con los jueces de la Corte Suprema de Menem, los denunció por cadena nacional y creó tal presión social sobre los indefendib­les que tuvieron que renunciar. Si, como dicen, muchos de los jueces de Comodoro Py no pueden justificar su patrimonio, no debería ser tan difícil removerlos.

Por ahora rinde más el espectacul­ar traslado del contador de Cristina Kirchner con casco y chaleco antibalas, custodiado por efectivos armados para la Guerra de las Galaxias o la votación en el Senado para expulsar a De Vido, que al fracasar da más rédito porque aumenta la bronca contra la corrupción. El superminis­tro de Néstor y Cristina Kirchner , el “cajero” Julio De Vido, ya estaría con presión preventiva si el Presidente hubiera tenido como prioridad la lucha contra la corrupción. Agustina Cherri - Florencia Kirchner A la actriz le levantaron su tira de TV. A la hija K la quieren desalojar por falta de pago.

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