La princesa que ahora también roba bancos
Conoció la fama por hacer de Cenicienta, participa de Baby, el aprendiz del crimen, donde trabaja con Kevin Spacey, John Hamm y Jamie Foxx.
El flamante estreno de Baby, el aprendiz del crimen implica para la actriz Lily James un agudo giro de los dramas de época que la han hecho famosa y la llevaron, por ejemplo, a ser la elegida por Disney para ser Cenicienta (después de su famoso paso por la serie Downton Abbey).
En la nueva película de Edgar Wright (el director que transformó géneros con películas como Muertos de risa y Arma letal), James por fin se saca el corsé y se sube al film más cool del año por el combo que propone: treinta canciones –sí, nada menos que treinta–, la vuelta de tuerca al género de “robo a bancos”, actores megacancheros (desde Jon Hamm, luego de Mad Men, a Ansel Egort, el Baby del título, pasando por un peso pesado como Kevin Spacey) y, claro, Wright: todos componentes para la que muchos consideran la respuesta elegante y sofisticada al mundo de bólidos, proezas y canciones de Rápidos y furiosos. Como la misma James, que ha filmado películas como Orgullo y prejuicio y zombis o la versión más reciente de Natasha Rostova para la versión televisiva de La guerra y la paz, lo explica con fervor: “Probablemente, es la película más genial en la que he trabajado”.
—¿Qué fue lo que primero te atrajo para participar en “Baby, el aprendiz del crimen”?
—Siempre me han encantado las películas de Edgar Wright, así que cuando surgió esta oportunidad me sentí emocionada. Cuando leí el guión, estaba en Lituania filmando La guerra y la paz, con mi cabeza en un mundo totalmente distinto. Así que esto fue como un soplo de aire fresco.
—Es bastante distinta a las películas en las que se te suele ver.
—Algo que fue muy interesante es que cuando recibí el guión, también podías escuchar a la vez la banda sonora de la película. Había un botón que tocabas en esta aplicación, que era un niño con audífonos. En la parte superior de cada escena hacías clic y escuchabas la música de esa escena; además, Edgar mezcló los efectos sonoros con las canciones.
—¿Cómo definirías el papel que la música desempeña en la película?
—Gran parte de la acción en realidad la establece la mú- sica. Algo interesante es que cuando leí el guión por primera vez, gran parte de esas mismas canciones llegaron a la película final. Creo que hay un par de canciones que quizá cambiaron, pero en gran parte Wright mantuvo sus ideas, su visión y la historia casi desde el principio. Su innovador uso de la música fue otra razón por la que quería trabajar en la película. El día que filmabas tenías unos pequeños audífonos con la música de la escena. Yo debía caminar al ritmo de la música, realizar ciertas acciones en cierto acorde. Me encantan los musicales y existía esa sensación en este film.
—¿Dirías que es un musical?
—No, no es un musical. Incluso si toda la trama gira en torno a una banda sonora, en cierta forma te olvidás de ella. Pero al mismo tiempo, hay una clase de energía y ritmo en la película que son únicos. Tiene elementos musicales pero nadie canta.
—¿Qué tiene el trabajo de Edgar Wright que creés que genera algo tan distinto en pantalla?
—Hay muy pocos directores como él. Logra que todo parezca fácil, pero lo que hace implica un enorme y minuscioso trabajo. Además, sus películas logran ser innovadoras. Baby… se siente bastante distinta ya que no tiene nada de comedia, casi. Se siente más como una clásica de robo al banco, pero empapada con la personalidad de Edgar. *Entrevista gentileza de Sony Pictures. La actriz, de 28 años, comenzó haciendo teatro en salas del de Londres.