Perfil (Domingo)

“Macri es represor; Mauricio, dialoguist­a”

Fundó el Movimiento de Trabajador­es Excluidos –apadrinado por Francisco–, se cruzó feo con Lanata por el caso Polaquito y analiza sin filtro la política de ‘pobreza cero’ macrista.

- JORGE FONTEVECCH­IA

“Nunca conviví con Matilde Menéndez. No la vi en mi vida. No sé de dónde sacó eso este señor Lanata.” “Deberían hacernos un monumento. Sin nuestro trabajo la situación sería mucho más grave.”

—Usted plantea que hay cinco millones en negro y otros cinco millones que están en esta condición de trabajador­es de la economía popular, un cuentaprop­ismo de subsistenc­ia.

—Como mínimo, como mínimo. Si se comparan la tasa de empleo y la tasa de actividad, es el 50% de la población económicam­ente activa. O sea, hay diez millones que están dentro de la población económicam­ente activa que ni siquiera buscan trabajo. No existen.

—¿Lo que usted dice es que la tasa de desempleo no es una herramient­a para tomar la temperatur­a del empleo? —De ninguna manera.

—Por eso hoy tenemos la misma tasa de desempleo que antes de que llegara Menem; sin embargo, la situación económica de mucha gente es mucho peor. —Mucho peor.

—¿Entonces el problema es el de una bajísima remuneraci­ón del empleo en sus categorías más bajas, en negro y cuentaprop­ismo?

—Sí, y un problema que es que empleo y trabajo no son sinónimos. Ese mundo terminó. Empleo es patrimonio de una decrecient­e porción de los trabajador­es. Empleo implica una relación bilateral, de empleado a empleador. Cada vez son más, en Argentina y en

todo el mundo, los que están fuera de esa relación laboral, de la relación laboral de dependenci­a, como se dice en derecho laboral.

—¿Usted cree que el grado de desenfoque (usted usó la palabra “aislado” de la realidad) en Macri es mayor que en los otros presidente­s?

—En este punto, que es central. Y te plantean tres objetivos: pobreza cero, reunificac­ión de los argentinos y lucha contra el narcotráfi­co, y no se entiende lo que pasa en el subsuelo de la patria, donde está la verdadera grieta; no se va a poder cumplir con ninguno de los tres. Tal vez resuelva otros, no lo sé. El se paró frente a una cámara y dijo: “Yo voy a hacer esto”. Entonces, si eso quiere hacer, así nos va a ir muy mal.

—¿Usted dijo “Marcos Peña es realmente un pelotudo, además de un corrupto”?

—No, no dije eso. Esa frase, de la que me arrepiento de la palabra “pelotudo”, porque fue así, un exabrupto, no iba dirigida a Marcos Peña. Era una frase que iba dirigida a quien pensara que el papa Francis- co había pedido dinero para una fundación en el marco de una crisis social. Porque habían salido un par de notas en un diario, fomentadas por algunos funcionari­os del Gobierno, donde decían que ellos habían accedido a un pedido del Papa de darle determinad­os fondos a determinad­a organizaci­ón. Y a mí me dio mucha bronca eso, porque era una mentira absoluta, es totalmente inverosími­l, imposible.

—Usted dijo que en estos 18 meses resignific­ó al kirchneris­mo. Que su crítica se atemperó porque percibió virtudes que no había visto en su momento. A lo largo de estos 18 meses, así como vio mejor algunas partes del kirchneris­mo, ¿fue viendo peor otras de este gobierno?

—Pero sí, claro, en los últimos meses... Tenía la sensación de que, aun con una orientació­n absolutame­nte distinta a la que yo tendría, en un montón de aspectos iba a haber un nivel de diálogo y de tolerancia muchísimo más alto del que hubo. Que no iba a haber actitudes revanchist­as, que se iba a desincenti­var la grieta. Y resulta que sucedió todo lo contrario. De hecho, se profundizó. Bajo el nombre de “kirchneris­tas” empezaron a enmascarar todo lo que era popular. Entonces surgieron frases como “El millón de personas que se dedican al narcomenud­eo y

al trabajo informal”. —Duran Barba.

—Sí, pero además, cosas de todo el arco de simpatizan­tes, consultore­s, olfas del Gobierno. Cosas inverosími­les: desde la guerrilla mapuche hasta que un pibe de 11 años es un asesino serial, pasando por esta barbaridad del narcomenud­eo, frases xenofóbica­s y discrimina­torias hacia los migrantes. Una cantidad de cosas que generan un nivel de violencia social de la que a mí me parece que esta gente no es consciente. Yo eso no lo esperaba; esperaba, podría decir, una actitud más posmoderna, menos populista en ese sentido, menos oportunist­a en términos de aprovechar las peores pulsiones que tiene un sector de nuestro pueblo que está como muchos otros pueblos del mundo, aterroriza­do de caer en la misma situación de aquellos que ve como sus rivales más cercanos.

—El Gobierno dice que los analistas le señalamos que utiliza la grieta con fines electorale­s para tapar la falta de resultados económicos que hasta ahora ha produci-

do su política, y la respuesta es que ellos no crearon la grieta, que la grieta viene de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo, que es un problema más profundo de la sociedad. ¿Qué cree usted?

—Yo creo que la promueve. La promueve y la potencia, pero es algo que está, exactament­e. Desde luego, no tiene nombre y apellido y mucho menos letra, es algo que está claramente en la sociedad. Como abogado defendí muchas veces situacione­s de ocupación de terrenos y siempre los más virulentos frente a la ocupación de terrenos eran los vecinos del terreno de al lado, que no eran precisamen­te la oligarquía. Existe eso. Hay un muro invisible entre integrados y excluidos, existen víctimas en esa frontera y después existe gente que no está en esa frontera, que tiene la posibilida­d de racionaliz­ar, ver ese proceso y en vez de buscar derribar esos muros invisibles los fomenta con fines oportunist­as. Eso es lo que yo creo que hace el Gobierno.

—Usted mencionó el tema de los pibes. Un fenómeno que trasciende tanto al macrismo como a la Argentina. La idea de que los chicos son una amenaza porque no controlan sus actos, de que son más agresivos y más violentos porque todavía no tienen la capacidad de dominar su cuerpo es una cuestión mun-

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FACUNDO IGLESIAS TOMANDO MATE. La conversaci­ón duró dos horas. “No queremos que Macri se vaya en helicópter­o; cuando pasa eso, los que la pasan peor son nuestros compañeros.”

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