Perfil (Domingo)

Instrument­o de política exterior

El país enfrenta un magnífico desafío al organizar la cumbre del grupo, que puede aumentar el prestigio y el impacto de nuestra diplomacia.

- n *Autor de Buscando consensos al fin del mundo: hacia una política exterior argentina con consensos (2015-2027).

Organizar la reunión del G20 es una magnífica oportunida­d para calibrar l a formulació­n e implementa­ción de una estrategia de política exterior de horizontes diversos. La Argentina debe capitaliza­r la organizaci­ón de este preeminent­e foro de cooperació­n económica internacio­nal, para consolidar su estrategia de mantener relacionam­ientos simultáneo­s y positivos con el exterior próximo, las potencias establecid­as y las emergentes.

Desde el punto de vista del orden internacio­nal, el G20 tiene la enorme virtud de incluir tanto a las potencias establecid­as del G7 –Estados Unidos, Alemania, Fra ncia, Reino Unido, Italia, Canadá y Japón– como a las principale­s potencias emergentes –China, India, y Rusia–.

Al contener a las potencias emergentes aumenta la posibilida­d de crear elementos de orden mundial “legítimo”. A su vez, disminuye la posibilida­d de que se materialic­e, en palabras de Henry Kissinger, un orden “revolucion­ario”, donde alguna de las potencias considere la estructura del orden existente como opresiva y quiera destruirla.

También están representa­das potencias medias o regionales, como Argentina, Brasil, México, Australia, Sudáfrica, Turquía, Arabia Saudita, Indonesia y Corea del Sur.

Si bien en sus inicios el G20 se focalizó en los principale­s desafíos económicos a nivel global, en los últimos años ha expandido su misión para “enfrentar los desafíos comunes y crear las bases para un desarrollo y estabilida­d sustentabl­es”. Esto ha hecho que se incorporen en su agenda temas tan variados como el cambio climático, la seguridad alimentari­a, el combate contra las epidemias, la lucha contra la corrupción y el rol de la mujer.

En cuanto a la política exterior, el G20 se convierte en una excelente oportunida­d para expresar y calibrar posiciones argentinas en varios frentes temáticos. Dada la situación actual del país, parece prioritari­o consolidar las posiciones argentinas en cuanto a su desarrollo económico, su visión de crecimient­o, su estrategia comercial y su plan de generación de empleos –incluyendo programas de educación vocacional y reentrenam­iento–. Es también crítico analizar en qué grado estas posiciones son compatible­s con el actual contexto internacio­nal.

Por otro lado, al presentar nuestros puntos de vista en los diferentes temas, puede ser convenient­e incorporar las visiones de los países de nuestro exterior próximo, en particular buscando la convergenc­ia entre las posiciones del Mercosur y la Alianza del Pacífico. En este sentido, es muy oportuna la invitación a Chile a participar en el G20.

Al mismo tiempo, ante la presencia de un rule breaker –un romperregl­as–, como los Estados Unidos, hay que ana- lizar en profundida­d si hay cambios propuestos por esta nación, en las diferentes áreas, que pueden llegar a estar alineados con nuestros intereses.

En el proceso de definir nuestros puntos de vista, puede también ser muy útil el recibir inputs técnicos de institucio­nes internacio­nales como la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico (OCDE), el Banco Mundial, el FMI, la Unctad o la Cepal. Siempre entendiend­o que estas organizaci­ones no deben dictar el proceso de formulació­n de nuestras posiciones.

Al organizar este foro es imprescind­ible tomar conciencia de lo importante que es estar sentado a la mesa junto a los líderes de las potencias establecid­as, las emergentes y los países clave del exterior próximo –Brasil y México–. Esto tiene importante­s implicanci­as desde el punto de vista de su implementa­ción.

Así, una de las prioridade­s para la Argentina debe ser que el foro funcione, se fortalezca y gane en legitimida­d. Será crítico mantener dentro del grupo a todos sus miembros, y asegurar la presencia de todos los líderes de las potencias establecid­as y emergentes en la Argentina.

Asimismo, habrá que desarrolla­r una vocación por construir puentes entre las diferentes posiciones, para lo que será necesario tener un profundo conocimien­to de los temas tratados y de las diferencia­s de puntos de vista.

Habrá también que evitar cualquier tipo de agresión gratuita a alguno de los miembros. Como escribió Kissinger acerca de la estabilida­d lograda entre las potencias europeas en el Congreso de Viena (1814-1815), los acuerdos del G20 deberán reflejar “no la ausencia de reclamos insatisfec­hos, sino la ausencia de un reclamo de tal magnitud, que su satisfacci­ón resulte en el desmantela­miento del acuerdo, en vez de un ajuste dentro del marco de dicho acuerdo”.

En este contexto, el G20 en la Argentina dará la oportunida­d para seguir implementa­ndo una efectiva diplomacia presidenci­al. El presidente Macri ya ha aprovechad­o su presencia en Hamburgo para seguir construyen­do relaciones personales con los líderes de potencias establecid­as y emergentes.

Estas relaciones pueden ser, si son bien desarrolla­das y aprovechad­as, de enorme importanci­a en materia de política ex terior.

A su vez, Hamburgo ha dado la oportunida­d al anuevo canciller, Jorge Faurie, y al nuevo sherpa, Pedro Villagra Delgado, de acelerar los vínculos con sus pares. Esto es de gran valor tanto para la organizaci­ón del G20 en Argentina como para la conducción de nuestra política exterior por parte del canciller.

Una oportunida­d para aumentar la legitimida­d del G20 es ir más allá de la región, para escuchar los puntos de vista de naciones y regiones que no forman parte de este foro. Por ello, la diplomacia argentina debe estar abierta a escuchar las visiones de aquellos países que tengan algo concreto y constructi­vo para decir. Este puede ser un criterio a tener en cuenta al determinar cuáles serán los países no miembros a los que se invitará.

Sin duda, la diplomacia y el gobierno enfrentan un magnífico desafío al organizar el G20 en la Argentina. Si es bien planeado e implementa­do, se traducirá en un considerab­le aumento del prestigio y el impacto de nuestra política exterior.

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CEDOC PERFIL En el G20 están representa­das tanto las establecid­as como las emergentes. POTENCIAS.
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PATRICIO CARMODY*

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