Perfil (Domingo)

El círculo rojo está feliz, muy feliz

- GUSTAVO GONZáLEZ

Desde el domingo 13 reina una sensación de alivio en el círculo rojo como no se sintió en veinte meses de gestión macrista. A la euforia inicial tras la asunción de Macri y el fin de los maléficos K, le siguieron meses de tensa expectativ­a por saber si el nuevo gobierno sería capaz de controlar el poder, dar señales claras de gobernabil­idad y no terminar como todas las administra­ciones no peronistas que le antecedier­on.

Tras el domingo de las PASO, el círculo rojo del que Macri tanto desconfía, entendió que la amenaza del renacimien­to de Cristina era sólo eso y ahora da por descontado que en las generales de octubre el triunfo del oficialism­o será aun más contundent­e.

Desde entonces, todas fueron buenas noticias. Poskirchne­rismo. Los jueces, como suelen hacer, tomaron nota del clima poselector­al y, en especial, del arrasador resultado porteño de Carrió. Saben que a un fiscal lo pueden ningunear, pero que si Lilita los pone en la mira van a tener problemas. Quizás no se relaciona con eso, pero en las últimas dos semanas se notó un aceleramie­nto en las investigac­iones que llevan como protagonis­tas a ex funcionari­os K y a la propia ex mandataria junto con su familia.

No hay nada que pueda ilusionar más al círculo rojo que imaginar que Cristina, sus ex funcionari­os, sus familiares, sus amigos y los amigos de sus amigos, vayan presos. No sólo porque dan por cierto que fueron corruptos (algunos lo saben bien porque debieron/quisieron pagar coimas para hacer negocios con el Estado), sino porque muchos allí sufrieron durante más de una década el destrato público y privado del kirchneris­mo. La mayoría guardó respetuoso silencio por aquello de que el capital es cobarde y porque tenían mucho para perder si protestaba­n: empresas, empleos y estigmatiz­aciones de distinto calibre.

Con el kirchneris­mo fuera de juego, derrotado en las urnas y ajusticiad­o en Tribunales, se imaginan que surgirá un ambiente pro empresas como no existía desde los 90. No lo dicen sólo por el agotamient­o político de Cristina, lo dicen porque creen que eso refleja nuevos paradigmas de época. Frente al relato “populista y demagógico” aparece un relato de “racionalid­ad y pragmatism­o”.

Lo que siguió desde las PASO, les indica que Macri comprendió que la relación de fuerzas es otra. Este Macri ya se asemeja a un gobernante peronista posmoderno, pero con las mañas y el manejo del poder tradiciona­l. Posperonis­mo. Que el Presidente se pueda parecer a Perón (para leer más sobre esto, vean la tapa de esta sema- na de Noticias) no preocupa al establishm­ent. Casi al contrario. A lo largo de su historia, el peronismo contuvo como una pata central de su alianza a distintos grupos empresario­s. La otra pata fue la de los sectores populares. Los empresario­s que no se quedaban afuera, o que no eran perseguido­s, gozaron de los beneficios de gobiernos que les abrieron infinidad de negocios (desde los industrial­es del primer peronismo a los vinculados con la obra pública del kirchneris­mo, pasando por los sectores financiero­s del menemismo).

Para ellos, el peronismo es garantía de control efectivo del poder. De hecho, el macrismo sería la primera administra­ción no peronista que lograría demostrar que también puede terminar su mandato. Y heredaría el costado más pragmático y resolutivo de un justiciali­smo siempre al filo de la legalidad.

En ese marco, algunas acciones de Macri de estos días, que hechas por Cristina hubieran provocado escozor, fueron tomadas con simpatía y hasta como un buen síntoma. La primera arrancó el mismo día del escrutinio. El Gobierno dirá que no hubo intenciona­lidad en la carga de datos que llegó a mostrar casi seis puntos de diferencia a favor de Esteban Bullrich, pero para algunos fue una señal de haber perdido la ingenuidad de un partido adolescent­e.

A eso le siguió un hecho que la mayoría de los medios calificó como “picardía” o “aprovecham­iento” y que durante el último kirchneris­mo hubiera merecido títulos del estilo de “escándalo institucio­nal” o “sabotaje judicial”: el jueves 17, generó una mayoría circunstan­cial en el Consejo de la Magistratu­ra (mientras el senador peronista Mario Pais esperaba en la Corte a prestar juramento), para suspender y mandar a juicio al camarista Eduardo Freiler. Sin este juez, acusado de enriquecim­iento ilícito, será más fácil avanzar en las investigac­iones por corrupción contra el kirchneris­mo.

La última buena nueva sucedió con la marcha sindical de esta semana. El Gobierno empezó por apurar a los líderes cegetistas para que no concurrier­an, logrando que el acto pareciera sólo moyanista y de las CTA. Luego echó a dos funcionari­os ligados al sector gremial. Y finalmente dejó trascender que a partir de ahora habrá más control sobre los 30 mil millones de las obras sociales.

Pero, peronistam­ente, además de castigos, hubo premios. Ese mismo día acordó con Smata, Uocra, Plásticos y Luz y Fuerza, un programa de formación y empleo para sus afiliados. Tampoco estos gremios participar­on

de la marcha. Poscrisis. Los mismos empresario­s que en las se- man a s previas a las PASO se mostraban angustiado­s por las encuestas que daban a Cristina hasta diez puntos arriba, ahora están convencido­s de su segura derrota en octubre. Le atribuyen a eso el mejor clima económico de estas dos semanas. Están felices, muy felices. Cual funcionari­os, promociona­n cada brote verde que aparece: crecimient­o del 4% del PBI en junio, 166% más de créditos para vivienda en CABA que en 2016, aumento del índice de confianza del consumidor (11,8% frente a 2016), recuperaci­ón del consumo a valores de 2015 (según Banco Río), crecimient­o interanual de las inversione­s del 10% (según Dujovne), aumento notorio de consultas por inversión (según Gabriel Martino, del HSBC), baja de la inflación (Mario Blejer), reducción del 9,3% en el déficit fiscal y aumento de la recaudació­n impositiva de diez puntos sobre la inflación (AFIP), previsión récord de siembra de trigo y maíz con crecimient­o del 30% (Gustavo Grobocopat­el) y la mejor venta de camiones desde 2015 (Joachim Maier, de Mercedes Benz), entre otras señales.

Desean que la realidad se parezca tanto a sus esperanzas, que acallaron sus críticas a la presión impositiva, los costos logísticos, la legislació­n laboral, al alto endeudamie­nto externo, al aún elevado déficit fiscal o al riesgo de la apertura indiscrimi­nada de las importacio­nes. Hasta olvidaron la desconfian­za que les inspiraba Macri, al no sentirse tan escuchados como suponían que lo iban a ser.

Es que los empresario­s son un poco como los peronistas (y los argentinos): se tranquiliz­an cuando huelen que aparece un Macho Alfa que se hace fuerte, los conduce y los contiene. Y se encolumnan detrás de él.

Ya no desconfían del Presidente. Pero el Presidente de ellos, sí.

Como peronistas, el establishm­ent también se calma ante un nuevo Macho Alfa

Aprietes a Macri. El jefe de Estado inauguró el concepto de círculo rojo en agosto de 2013 en un reportaje con Jorge Fontevecch­ia en PERFIL. Lo hizo en sentido crítico para referirse a los aprietes que recibía de grupos de poder anti K para que acordara con Massa y Scioli. En la Casa Rosada, todavía recuerdan escenas patéticas, previas a los comicios de 2015, de destacados miembros del establishm­ent y de prestigios­os analistas políticos, exigiéndol­e que bajara la candidaura de María Eugenia Vidal y apoyara la de Massa en la Provincia: “Era tan fuerte el lobby que a veces le terminaba echando la culpa a Duran Barba para justificar su rechazo a tal pedido”. En el Gobierno se acordaban de esto en los meses previos a las PASO, cuando la economía no daba señales de vida y Cristina sí. Fue al saber de empresario­s e ideólogos políticos (algunos vinculados con lo más rancio de la dictadura) que promovían reuniones en las que se hablaba de la incapacida­d de Macri para llevar adelante reformas profundas e imaginaban distintas estrategia­s para presionarl­o asociados al peronismo no K. “Mauricio conoce bien a cada uno de los empresario­s –explica uno de los confidente­s presidenci­ales–. Lo único que espera de ellos no es que piensen en lo mejor para el país, sino que vean que ahora hay condicione­s únicas para que inviertan y ganen dinero.” No parece un mal consejo. Les pide que sean tan egoístas como el capitalism­o requiere y Smith enseñaba.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina