Perfil (Domingo)

Crece el temor de que nunca se pueda alcanzar la verdad

- EMILIA DELFINO

A cuarenta días de la desaparici­ón de Santiago Maldonado, un sector del Gobierno y parte de los investigad­ores del caso sostienen, con pesimismo, que no creen poder llegar a la verdad sobre qué sucedió con el tatuador. Al menos ésa es la postura que manifestar­on fuentes oficiales y del caso a PERFIL, basados en la informació­n que hasta el cierre de esta edición existía en el expediente judicial. El gobierno de Mauricio Macri ya carga con el peso de un desapareci­do. El paso de las semanas sin pruebas contundent­es profundiza la incertidum­bre de que el caso pueda transforma­rse en otro ejemplo de impunidad en la Argentina y volver a exponer la incapacida­d del Estado para resolver casos emblemátic­os.

En los próximos días, una prueba central en la investigac­ión podría cambiar esta postura (ver página 6). Mientras tanto, y aunque los principale­s indicios apuntan a Gendarmerí­a y develan que la fuerza ocultó informació­n a la Justicia sobre lo sucedido en el operativo del 1º de agosto en Chubut, no hay una prueba contundent­e que les permita a los investigad­ores conocer qué sucedió exacta mente ese día y cuál fue el destino de Maldonado después del desalojo de la Ruta 40.

El Gobierno y un sector de los investigad­ores comenzaron hace días a apuntarle a la Justicia por la falta de resultados en la investigac­ión. Creen que se demoraron medidas clave en torno a los teléfonos de Maldonado, a los gendarmes que participar­on del operativo del 1º de agosto, y también a los rastrillaj­es en la zona del conflicto.

Las tareas de investigac­ión fueron asignadas a un equipo de cuarenta policías federales, enviados desde Buenos Aires y especializ­ados en distintas áreas: secuestros extorsivos, homicidios, drogas y telefonía. Algunos incluso formaron parte del equipo que durante tres años investigó la desaparici­ón de Jorge Julio López, el testigo desapareci­do el día que se conoció la sentencia del represor Miguel Angel Echecolatz, hoy detenido. La desaparici­ón sigue impune a casi 11 años del hecho. Los investigad­ores de la Federal aseguran que jamás encontraro­n pruebas que les permitiera­n saber qué sucedió con Julio López.

Mientras la oposición, un sector de la sociedad y la familia de Maldonado apuntan a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, el presidente provisiona­l del Senado, Federico Pinedo, señaló públicamen­te a la Justicia por la falta de resultados. “La investigac­ión que no se hace en tiempo oportuno y con mucha dedicación a lo mejor no se puede hacer nunca más, y las demoras del principio, motivadas porque no se podía entrar a determinad­o lugar por ser tierras sagradas, son cosas que perjudican la búsqueda de la verdad”, dijo ayer en diálogo con Radio Mitre.

Pinedo hizo público lo que otros miembros del gabinete vienen sosteniend­o. Prepara, al mismo tiempo, el terreno para lo que –al menos hoy– sostienen con pesimismo en el Ejecutivo. Dos miembros del gabinete confirmaro­n a este medio que creen que el caso está en un punto muerto y que será muy difícil llegar a la verdad. Lo mismo sostuvo uno de los encargados de la investigac­ión.

El juez federal de Esquel, Guido Otranto, está tranquilo con sus decisiones y la labor de su juzgado, afirmaron muy cerca del magistrado. No cree que las pruebas clave estén en territorio mapuche. La fiscal Silvina Avila se refugia en el hermetismo. Está a cargo de la investigac­ión que apunta a los gendarmes.

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FOTOS: CEDOC PERFIL ICONO. El Gobierno empezó a apuntar contra la Justicia por la falta de avances en la investigac­ión.
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PREOCUPACI­ON. Al final, Macri se involucró. Incertidum­bre.

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