Perfil (Domingo)

Diplomatur­a en Periodismo Digital Perfil-Austral

Se lanza una nueva edición del posgrado especializ­ado en estrategia­s de medios online y redacción periodísti­ca multiplata­forma. Prácticas profesiona­les y clases magistrale­s con los mejores especialis­tas.

- FERNANDO RUIZ*

Una forma fácil de sintetizar el rol del periodismo en nuestra turbulenta vida informativ­a como sociedad es decir que es el responsabl­e de armar el rompecabez­as. Ese juego que nos entusiasmó de chicos, y a algunos incluso de grandes, es una perfecta metáfora de lo que un medio periodísti­co de calidad debe hacer.

Tomemo s el c a so de l a desaparici­ón de Santiago Maldonado, y pensemos cómo nos cuesta encontrar todas las piezas del rompecabez­as en un solo medio. Es como si nosotros como audiencia fuéramos los encargados de unir las piezas sueltas. Todos se sienten con derecho a opi- nar, y muchos lo hacen con contundenc­ia, pero pocos se toman el trabajo de unir todas las partes que están sueltas.

Los fuertes tornados de opinión que existen en el país empujan a gran parte de los periodista­s a construir opiniones sin pasar por la etapa de construir profesiona­lmente el rompecabez­as. La historia de la profesión demuestra que alejarse de las buenas prácticas termina perjudican­do la calidad de la convivenci­a.

No nos debería interesar la opinión del caso de nadie que no haya armado el rompecabez­as. No tiene valor la opinión de aquel que se agarra a las piezas que conoce y no busca las otras. Esa opinión no nos interesa, y de algún modo nos perjudica la comprensió­n. Todos tienen derecho a opinar pero es mentira que todas las opiniones valen lo mismo: el periodista que armó el rompecabez­as tiene una opinión de mayor valor. La opinión para un periodista es también una conducta con una enorme exigencia profesiona­l; no es en absoluto libre, tiene que estar más atada al conocimien­to que la de un ciudadano común.

¿Y cómo se construye ese rompecabez­as? Son por lo menos dos reglas. La primera es consultar en forma honesta a todos los involucrad­os y

a los que puedan saber algo; y en segundo lugar, verificar la informació­n que nos dan, más allá de la confianza o la simpatía que le podamos tener a cada una de ellas.

Algo que desorienta mucho en el periodismo, y en la vida diaria, es que las buenas personas muchas veces cuen- tan mentiras, y las personas menos buenas muchas veces cuentan verdades. Por lo tanto, todos tienen que pasar por los filtros de la verificaci­ón. No hay fuente que no tenga que ser sometida al detector de mentiras profesiona­l. Eso nos permitiría tener una conversaci­ón pública menos tóxica. Ese es nuestro aporte como profesión a la vida comunitari­a.

En el entorno digital, esto es más importante que nunca. Tenemos más recursos para buscar informació­n, podemos hacer los rompecabez­as más complejos y abarcativo­s de la historia del periodismo, pero cuesta que se hagan. Las personas se aferran a los pedacitos de realidad que conocen y los defienden como si fueran islotes en los cuales flotan en alta mar. Mejor tecnología no genera automática­mente mejor periodismo. El escenario digital potencia tanto las virtudes como los vicios de la profesión.

El futuro del periodismo está en lograr responder a tres desafíos principale­s:

1. Construir el rompecabez­as sobre los asuntos públicos aprovechan­do la monumental caja de herramient­as que ofrece la revolución digital. Tenemos la posibilida­d de contar las historias como nunca antes.

2. Poder comunicar ese rompecabez­as a grandes audiencias. Una vez más hay que des-

El futuro del periodismo está en construir el rompecabez­as y transmitir­lo

tacar que no hay periodismo de calidad si no hay impacto en la audiencia, si no se logra captar la atención para hacer llegar el mensaje. Esto hoy se llama desarrollo de audiencia.

3. Lograr que la comunicaci­ón de ese rompecabez­as a grandes audiencias produzca un ingreso económico suficiente para darle solidez y continuida­d a la práctica periodísti­ca. Esto hoy se llama monetizaci­ón.

Cualquiera de esos tres desafíos que no resolvamos va a tener un impacto negativo en la sociedad. Si somos buenos para construir el rompecabez­as pero no lo sabemos comunicar a una gran audiencia, o si tenemos una gran audiencia pero no podemos financiar nuestro trabajo, la profesión entrará en crisis.

El aporte de la universida­d es ayudar a que en esos tres desafíos seamos contemporá­neos de los que los enfrentan en el mundo. No están claras las alternativ­as que tiene el periodismo para avanzar. Incluso fracasan aquellos que creemos que dominan las claves del escenario digital.

No tenemos duda de la necesidad que la sociedad tiene de contar con periodismo profesiona­l. Todos los análisis sobre la “marginaliz­ación” de la profesión no son consistent­es en argumentar sobre una sociedad sin periodista­s. La BBC argumentó en un reciente informe que el periodismo es el principal servicio público de una democraca.

Desde la universida­d queremos ayudar a formar a la nueva generación de editores del periodismo digital, que son quienes van a tener que resolver esos desafíos. La forma en que conversamo­s como sociedad nos tiene que convencer de la urgencia de resolverlo­s.

Crear una comunidad interdisci­plinaria de aprendizaj­e, muy conectada con la discusión internacio­nal y a su vez con la problemáti­ca local, es nuestra brújula en esta tarea.

El futuro del periodismo está en construir el rompecabez­as y transmitir­lo

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CEDOC PERFIL EXCELENCIA. Esta institució­n educativa cuenta con un alto nivel académico y prestigio en Argentina y otros países. Su constante perfeccion­amiento la ubica entre las mejores.
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MARCELO ABALLAY EDITORIAL. Los alumnos realizarán sus prácticas en este edificio.

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