La literatura como campo presente
Luis Alberto Spinetta. El lector kamikaze
Autor: Juan Bautista Duizeide Género: Biografía
Otras obras del autor: Lejos del mar, Crónicas con fondo de agua. Vidas secretas del Río de la Plata, La canción del naufragio, Contra la corriente, Alrededor de Haroldo Conti, Kanaka, En la orilla Editorial: Patria Grande, $ 270 Meterse en el universo de Luis Alberto Spinetta no es una tarea que se pueda asumir sólo desde el plano de lo musical. Para poder llegar a una parte de ese terreno mental que manejaba el creador de Muchacha ojos de papel, hizo falta un libro como Luis Alberto Spinetta. El lector kamikaze. Un trabajo timoneado por el escritor, periodista y piloto de ultramar Juan Bautista Duzeide. Cada capítulo de este libro narra las profundidades de una obra que ha dejado una huella imborrable en la historia del rock, de la música, y un mapa que dispara hacia distintos puntos culturales. Una entelequia que supo convivir entre el pensamiento y las canciones, que parecen llevar impregnada una genealogía cultural que reivindica nombres que no sólo tienen que ver con la órbita musical.
La literatura fue un campo muy presente en cada pasaje de la prosa sonora de Spinetta. Y es hacia allá donde naufraga y trata de llegar cada
pasaje de este material.
“Quizá Spinetta no haya leído a Elliot, pero en todo caso algo le pudo haber llegado a través de los Beatles. “¿Hay canciones más elliotianas que Strawberry Fields Forever, Penny Lane o A Day in the Life?”, comenta y se pregunta Duzeide, no bien empieza a atravesar el capítulo “El paraíso bajo la forma de una biblioteca”. El lector kamikaze indaga constantemente las lecturas de Spinetta y aquello que fue heredado. Aparecen nombres como Baudelaire, Rimbaud, Cortázar o César Vallejo, entre otros. Cada uno de ellos parece haber cimentado un campo de palabras que se extiende a lo largo y a lo ancho de una discografía que trasciende más de una banda. El nacimiento del disco Artaud, el de fondo verde con la cara del poeta francés, es el que introduce el surrealismo dentro del rock de nuestro país. “Artaud irrumpía con un gesto pretencioso y anacrónico: abrazar distintas vanguardias artísticas a medio siglo de su florecimiento. A cada asistente al recital se le entregaba un manifiesto escrito por el Flaco: Rock, música dura: la suicidada por la sociedad”, escribe Duzeide, sobre lo que fue el lanzamiento de aquel disco de tapa deforme.