Campañas enredadas
Cómo comunicar la política en las redes sociales
En 2010, David Roberts acuñó el término “posverdad”, que define, en el ámbito de la política, este fenómeno que venimos trabajando. La posverdad es, en pocas palabras, el fenómeno por el cual los medios de comunicación y las personas manipulan información y le dan difusión con una intencionalidad que no toma en cuenta el objetivo final de “informar”. Esto que en el mundo offline se conocía como “operación” en tiempos de redes sociales adquiere un carácter sociológico muy importante y básicamente se sostiene en que, dentro de los hábitos de consumo de la información, la gente no chequea lo que lee y mucho menos las fuentes, porque: • No es periodista (aunque muchos en la profesión tampoco tienen la costumbre de hacerlo).
• El tiempo de consumo de la información no lo permite.
• Considera que si lo dice “tal medio” es cierto. • Considera que si lo dice alguien a quien le creen es cierto. • Considera que si lo que lee está en línea con sus ideas es cierto. Todos (a menos que seamos perio
distas) retuiteamos o compartimos el contenido que tenemos delante de los ojos guiados más o menos por estos preceptos, con lo cual somos muy susceptibles de formar “parte amplificadora”, queriéndolo o no, de múltiples operaciones. Generamos y consumimos “posverdad”.
Los “zocatruchos”
Cuando teníamos este trabajo casi con
cluido, la realidad, una vez más, nos proveyó un ejemplo imposible de omitir. Podríamos decir que quizás hemos llegado al paroxismo de los casos en que un hecho político es manipulado, publicado y amplificado por miles de personas, obviamente sin chequearlo, que creen en un referente.
A mediados de mayo hubo un incidente frente a la casa de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, con ribetes de violencia. Los motivos del reclamo poco importan a los fines del relato, dado que estas líneas no son una crónica; lo que nos interesa es lo que sucedió a nivel comunicacional en las redes sociales.
La primera acción que llevó adelante la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ante la magnitud de los hechos ocurridos, fue filmar un video que mostraba los destrozos y daba su versión de los hechos, que difundió en las redes sociales y que luego la televi-
La posverdad es el fenómeno por el cual los medios y las personas manipulan información
sión amplificó. La segunda fue postear una imagen elaborada, que constaba de cuatro capturas de pantalla de cuatro programas de televisión diferentes, en las que se veía a los conductores de sus programas con sus respectivos zócalos, que decían: “Santa Cruz, la Venezuela argentina”, en tres casos, y “Vergüenza y dolor” en uno. El título del post fue: “La cadena nacional de la mentira”. No pasó mucho tiempo para que los conductores aludidos, Santiago del Moro ( Intratables, América), Alejandro Fantino ( Animales sueltos, América), Alfredo y Diego Leuco ( Los Leuco, TN) y Mariana Fabbiani ( El diario de
Mariana, El Trece) salieran al cruce. Tanto en redes como en sus respectivos programas expresaron sus defensas, pero lo fundamental fue que dejaron en evidencia la falsedad del hecho: el “ataque/defensa” organizado por la ex presidenta en repudio a la falsedad con la que los medios habían expuesto los sucesos de Santa Cruz fue un posteo armado con información falsa. Los zócalos que acompañaban las imágenes de los conductores jamás existieron.
Más allá de las palabras con las que se defendieron los conductores en cada uno de sus programas, se dedicaron a mostrar de manera fáctica en qué había consistido la maniobra pergeñada por Cristina: capturas de los verdaderos zócalos que habían salido al aire en el momento en que supuestamente se habían tomado las imágenes.
Esto, que ya de por sí es un ejemplo rico de manipulación de la información, tiene una “frutilla del postre” para uno de los temas que abordamos en este trabajo.
Durante la emisión de Intratables, Diego Brancatelli, uno de los panelistas estables e identificado con el kirchnerismo, hizo su autocrítica: no sólo condenó la operación de la ex primera mandataria, sino que reconoció sentirse “medio boludo” (sic) por haber retuiteado el post sin chequearlo. ¿Cómo no hacerlo si su máximo referente político había hecho tamaña denuncia? ¿Cómo no creerlo? Recordemos de qué modo funcionamos ante lo que leemos en