Perfil (Domingo)

“King hace una carta de amor a la infancia”

El argentino director del éxito It cuenta cómo es el vínculo con el novelista bestseller. dice que le costó mucho tener su lugar en Los Angeles, y ahora siente que haber pegado “un bombazo” le da más poder.

- ALFREDO MERA

Se esperaba que funcionara, pero nadie se animaba a vaticinar semejante suceso. “Mi hermana (ver recuadro) tenía la predicción de que íbamos a hacer 80 millones de dólares el primer fin de semana… por suerte se equivocó (ríe). Yo era un poco más conservado­r y proyectaba entre 50 y 60 millones, pero terminamos haciendo más del doble sólo en el arranque”, confiesa Andrés Muschietti, director de la película de terror más convocante de la historia, superando a El exorcista. No sólo en Argentina, donde vendió más de 850 mil entradas, sino en todo el mundo. La adaptación tiene algunas libertades respecto del clásico de Stephen King, basadas en los temores que Andy tenía en su infancia: “Una de las cosas más estimulant­es de este proyecto fue tener libertad completa. La razón por la que me dieron la película es porque dije todas las cosas que quería cambiar. Cambié todas las encarnacio­nes de Pennywise respecto de todos los miedos de los niños. Uno tiene que ver qué lo asusta antes de hacer una peli que asuste a otros. A grandes rasgos, todo lo que sucede me daba miedo, pero hay algo muy particular que es el cuadro que simula ser de Modigliani. De chico, me aterroriza­ba una lámina que teníamos en casa… Cuando tenés 6 años no entendés de estilo, lo que ves es un monstruo”.

—¿Esperabas que públicos tan diversos se acercaran a la película?

—Hay una curiosidad heredada. Aunque tengas 20 años tenés una referencia de padres, hermanos mayores o amigos; It causó una impresión muy fuerte en esa generación. Como VHS siempre estuvo dando vueltas y quedó muy grabado en el imaginario popular. Después, hay una nueva generación que está impresiona­da por Stranger Things y todo lo que pasó en los 80, como una especie de nostalgia artificial.

—Al igual que el libro, tu versión de “It” no trata muy bien a los adultos de la historia.

—Son una extensión del mal. Más allá de la noción de lo incomprend­ido que puede sentirse un niño o un adolescent­e, me parece que Stephen King lo que hace es una carta de amor a la infancia y a lo que uno abandona cuando crece. Una imaginació­n sin límites que se muere con la adolescenc­ia y la adultez.

—El problema es que en la

segunda parte vas a tener que mostrar a esos niños como adultos...

—Uno de los problemas de los adultos en la historia no sólo es que son una extensión del mal y son abusadores, sino que se olvidan y no ven. Les dan la espalda a los hechos. El mayor obstáculo que tendrán los losers al volver es que no recordarán nada. Quiero instrument­ar esa idea de manera activa en el argumento… Tienen que recordar no sólo para reencontra­rse, sino para descifrar la clave para derrotar a Pennywise. Eso es algo que no está en el libro y que me gustaría introducir en la segunda parte y hacer los saltos al pasado.

—Stephen King no quiso ver tu trabajo hasta que estuvo terminado. ¿Cómo es tu relación con él?

—Hasta el momento sólo nos comunicamo­s por mail. En principio, supongo que tenía sus precaucion­es. Se hicieron muchas adaptacion­es de sus obras y no todas son buenas. Razonablem­ente, quería ver la película solo, sin presiones. Cuando la vio, su respuesta fue: “Es increíble”. Yo le escribí una carta pidiéndole disculpas por todas las cosas que había cambiado (ríe).

—¿Qué puertas se abren en Hollywood cuando metés un éxito como éste?

para la próxima película.

—Tenían disponible­s alrededor de 35 millones de dólares. ¿Es muy difícil trabajar con un presupuest­o acotado?

—La película que hoy se ve es más grande de lo que dictaba el guión y el presupuest­o. Fue un esfuerzo de todos, que vino del contagio. Todos los departamen­tos pusieron hasta lo que no había para hacer la película más grande, sobre todo la dirección de arte y escenograf­ía.

—Alguna vez dijiste que “It” era un retrato de lo que puede hacer una sociedad con sus temores. ¿Cómo encara sus miedos la sociedad norteameri­cana?

—El cine es catalizado­r. En general vas a lidiar con tus miedos y conquistar­los de manera artificial. En este caso, la película tiene subtonos más profundos. Es la historia de un monstruo que utiliza el miedo como herramient­a para dividir y controlar, básicament­e. Resuena mucho con la situación actual, sobre todo en Estados Unidos. Un payaso de pelo naranja que divide a la gente, ¿te suena?... Los losers son un ejemplo a seguir, son los héroes que se dan cuenta de que ese miedo no es real, que se le puede hacer frente unificando las creencias. Stephen King —El éxito de esta película creó a un tartamudo, un judío, te pone en otro lugar de la una chica y un afroameric­ano, industria. Como cineasta, todas representa­ciones de mihaber pegado un bombazo te norías o sectores marginados da más poder y oportunida- de la sociedad, que están atedes de llevar tus propias his- rrorizados. No lo hizo por actorias sin tanto escrutinio. cidente, es algo que es parte de No es que estoy alardeando, la cultura americana. En los 80 es que la industria usa el “de estaba Reagan, que no era tan los creadores de It” como un obsceno como Trump, aunque efecto comercial para ven- el conservadu­rismo americano der. Eso te da más libertad tiene eso.

“Le escribí una carta a Stephen King pidiéndole disculpas por todo lo que cambié.”

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TEMORES. Para el director, el film resulta una metáfora de la política norteameri­cana conservado­ra.
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