El desasosiego cotidiano de una mujer
Es Sobre Mirjana y los que la rodean la segunda obra que se estrena del mismo autor croata: Ivor Martinic. Desde el año 2014, su texto Mi hijo sólo camina un poco más lento sigue cosechando público y excelentes críticas, no sólo en el país sino también cuando se presenta en festivales internacionales. Esta nueva historia gira alrededor del mundo de su protagonista femenina, Mirjana. Es una mujer en conflicto con su presente. Separada, madre de una hija, con una evidente inestabilidad emocional que la enfrenta con su realidad, no muy diferente a la de millones de personas.
La dirección de Guillermo Cacace de alguna manera elige el mismo procedimiento que en su anterior puesta. Hay cierto distanciamiento en la manera de presentar el conflicto. Opta por que sus intérpretes enuncien el texto no siempre mirándose o comunicándose. Es su manera de trasladar la incomunicación que viven estos seres en el espacio escénico. En esta oportunidad cada personaje ocupa un ámbito, casi como si estuvieran en una vidriera, cubículo aislado del que salen en algunos momentos para interactuar. Hay desnudos, pero no contacto entre estos cuerpos. El despojamiento evidencia ausencias. Se habla de sexo, atracción, amor, pero nada de esto se ve ni ocurre. Cada uno de estos seres son unidades sin lugar nunca constituir una comunidad.
El dramaturgo, de la mano del director, expone distintas generaciones, pero todas evidencian las mismas falencias. No hay compromiso ni con ellos mismos ni con los otros. No hay pasiones ni vocaciones, es casi como si se iluminaran sobrevivientes de una guerra sin armas pero que ha dejado heridas muy profundas.
Los espectadores deben estar preparados para afrontar este planteo teatral, donde las falencias están expuestas. El elenco en todo momento se arriesga, sigue indicaciones y va conduciendo esta historia. Lleva el peso protagónico María Onetto, quien hace de su Mirjana un ser creíble y cercano. Juego de opuestos es el que entablan Gabo Correa y Mauricio Minetti. También resulta subrayable la generación de actores más jóvenes por su seguridad escénica, tanto en Agustina Groba como en Fernando Contigiani García.
Se evidencia la lectura de cada personaje a través del diseño de vestuario de Magda Banach, así como Félix Padrón los enmarcó escenográficamente y David Seldes los va destacando por medio de la luz. Sobre Mirjana y los que la rodean podría definirse como la historia del desencanto, cercano, próximo y siempre latente, sin nacionalidad ni fecha de vencimiento.