Perfil (Domingo)

El gobierno busca asegurar el apoyo de los religiosos ultraconse­rvadores

- A.P.

En menos de 24 horas, Donald Trump aplicó un golpe doble para beneplácit­o por los sectores religiosos conservado­res: amplió las categorías de empleadore­s autorizado­s a optar por no proporcion­ar servicios de control natal gratuitos a los trabajador­es, y emitió amplias disposicio­nes sobre libertad religiosa que podrían anular muchas medidas que protegen al colectivo LGBT y otros de la discrimina­ción.

En momentos en que enfrenta problemas en diversos frentes, las dos directrice­s –emitidas el viernes casi de manera simultánea– muestran el afán del presidente por retener la lealtad de los sectores conservado­res, que conforman parte crucial de su base de apoyo y que no ocultaron su alegría por las disposicio­nes.

“El presidente Trump está demostrand­o su compromiso de deshacer las políticas del gobierno anterior que atentan contra la fe y de restaurar la verdadera libertad religiosa”, afirmó Tony Perkins, presidente del Consejo de Investigac­ión de la Familia.

Por el contrario, defensores de derechos LGBT y reproducti­vos fueron críticos. “El gobierno de Trump les está diciendo a los empleadore­s: ‘Si quieren discrimina­r, los apoyamos’”, declaró Fatima Goss Graves, presidenta del Centro Jurídico Nacional de la Mujer. Guerra cultural. Las dos directrice­s estaban siendo elaboradas desde hace meses, y los activistas de ambos bandos de una guerra cultural se mantuviero­n muy pendientes acerca de sus detalles y del momento en que serían promulgada­s.

La normativa sobre la libertad religiosa, emitida por el secretario de Justicia Jeff Ses- sions, ordena a las agencias federales que hagan cuanto les sea posible para atender a quienes consideren que su libertad religiosa está siendo infringida.

La nueva norma podría afectar a millones de mujeres cuyos métodos anticoncep­tivos eran hasta ahora reembolsad­os por sus empleadore­s bajo el Obamacare, ley a la que Trump se opone ferozmente y prometió derogar.

Con la medida, los objetores religiosos no deben demostrar que son sinceros en sus creencias sobre el matrimonio u otros temas que influyen en diversas actividade­s.

“Salvo en las circunstan­cias más extremas, nadie debería ser obligado a elegir entre vivir su fe o cumplir la ley”, escribió Sessions.

Según la disposició­n, las organizaci­ones religiosas pueden contratar a trabajador­es en base a sus creencias y a que el empleado se muestre dispuesto a “adherirse a un código de conducta”.

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AP FIRMA. En mayo Trump otorgó exenciones impositiva­s a iglesias.

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