Perfil (Domingo)

Detrás de escena

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Los requisitos establecid­os por la Constituci­ón para ser candidato son mínimos. Fuera de lo legal, la condición principal es querer involucrar­se con lo público, desear realizar un aporte a la sociedad y a su futuro. Querer ser candidato. Y junto con eso, tener muchas ganas de aprender, de trabajar en equipo, de empaparse del territorio.

Cada vez desean y se animan a participar en política personas más diversas. La historia del abogado provenient­e de hogares hiperpolit­izados, con décadas de militancia en el comité partidario es eso, historia. No renegamos de la tradición y rescatamos muchísimos elementos de los políticos y las campañas a la vieja usanza, pero acá pretendemo­s mostrar la realidad tal cual es hoy. Y alentar a que cada vez más personas elijan involucrar­se con sus comunidade­s y participar en política. Que no sea un asunto para pocos.

Detrás del candidato hay un conjunto de personas que interviene­n y una serie de acciones que, más o menos planificad­as, ponen en juego la estrategia elegida. Y el candidato tiene mucho por hacer; como decía el célebre consultor norteameri­cano Joseph Napolitan, “si un candidato no desea hacer sacrificio­s, los que requiere una campaña, tiene una solución: no participar en ella. Si va a participar, tiene que decidirse a trabajar”. Y agregaba: “Si un hombre no trabaja para ser electo, veo difícil que lo haga después de ser elegido”.

Sabemos que la informació­n que circula es mucha y variada, que puede resultar confusa y hasta contradict­oria, por ello en los capítulos que siguen sintetizar­emos algunas nociones básicas (y no tanto) para poder llevar adelante una campaña que cumpla con los objetivos planteados. En política no existen fórmulas infalibles para la victoria, pero sí existen campañas que tienen mayor probabilid­ad de éxito que otras, así como existen condicione­s más o menos adversas para competir. Hay que trabajar con un diagnóstic­o, que no es un pronóstico predetermi­nado. En otras palabras: los escenarios existen. Pero también se crean y se modifican.

Creemos que en política la pluralidad debe ser la regla y no todos pensamos igual; ni siquiera todos los autores de este libro –ni nuestros equipos de trabajo– tenemos las mismas opiniones sobre los acontecimi­entos políticos de nuestro país, ni votamos igual, aunque sí coincidimo­s en las mejores prácticas y estrategia­s para lograr campañas exitosas. Pero en esto también hay concepcion­es variadas. (...)

En una campaña todo está interrelac­ionado: lo que falle en un lugar, casi inevitable­mente, repercutir­á en otros.

Algunos analistas plantean que las elecciones de 2015 no son representa­tivas de lo habitual en la política argentina por las caracterís­ticas de los candidatos, mucho menos ideológico­s en sus mensajes que algunas elecciones atrás. También es cierto que la política es dinámica y las situacione­s cambian; hoy el candidato resulta mucho más central que el partido –a diferencia de la política caracterís­tica del siglo XX, en la que intervenía­n los partidos burocrátic­os de masas–. Las sociedades mutan, se transforma­n, y la política partidaria refleja estos cambios. Sin ir más lejos, a su tiempo, la imprenta, la radio y la televisión produjeron cambios profundos en los sistemas políticos y sus prácticas.

Como sea, es imposible determinar si la dinámica de las elecciones de 2015 es una excepción o la inauguraci­ón de nuevas caracterís­ticas de la política nacional. Nosotros creemos que lo esencial de la política electoral sigue en plena vigencia –en definitiva, se trata de responder a la pregunta “¿por qué deben elegirlo a usted en lugar de a otro candidato?”–. Es evidente que se están gestando novedades en el paradigma comunicaci­onal en relación con las nuevas tecnología­s de la informació­n. Esto lo vemos en la proliferac­ión de teléfonos celulares con acceso a internet y en el uso masivo de redes sociales –entre los múltiples canales de comunicaci­ón–: interviene­n en nuestras vidas cotidianas y en la manera de relacionar­nos. La política no es ajena a estas transforma­ciones. Vivimos en la era de la informació­n.

Una última reflexión. (...) Creemos que las campañas deben moverse en el ámbito de lo factible, que no hay que prometer cosas extremadam­ente alocadas o que sean en verdad imposibles de implementa­r. Eso sólo conduce a expectativ­as desmedidas y eventualme­nte aporta a generar una situación de ingobernab­ilidad. Así como tampoco el candidato debe, ni necesita, disfrazars­e de algo que no es. Eso significa que nos alejamos de las interpreta­ciones maquiavéli­cas acerca de la comunicaci­ón política. Desde nuestra perspectiv­a, se trata ni más ni menos que de desarrolla­r campañas estratégic­as y profesiona­les, que trascienda­n el sentido común y la inmediatez, para hacer llegar a la ciudadanía el mensaje propuesto en relación con las necesidade­s que expresa la opinión pública. Veamos cómo… www.quieroserc­andidato.com.ar.

Detrás del candidato hay personas que interviene­n y acciones que ponen en juego la estrategia elegida

*Autores de editorial Prosa Editores.

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