Cristina y las entrevistas, hace diez años y ahora
Se cumplió una década de una nota que cfK dio al canal Tn. se mostraba más rígida, con un estilo más formal, tuteaba a los periodistas y las respuestas eran más largas. lo que mantuvo es su crítica al rol de los medios.
Cristina Kirchner impuso sus condiciones desde la primera respuesta. Si bien la pregunta apuntaba a saber “qué falta hacer”, ella redireccionó el planteo: “Para saber lo que falta, hay que saber qué se hizo”. Y dedicó los siguientes cuatro minutos, hasta que la interrumpió el periodista Marcelo Bonelli, a detallar los méritos del gobierno de Néstor Kirchner. Se trató del último reportaje que le dio al grupo Clarín, hace diez años clavados, meses antes del inicio de su primer mandato y de la pelea crudísima con el multimedios.
El 24 de octubre de 2007, cuando era candidata a presidenta, Cristina recibió en la Quinta de Olivos a los conductores del programa A dos voces, Bonelli y Gustavo Sylvestre. Ahí mostró un perfil casi antagónico al que desplegaría diez años después, en la última tanda de entrevistas por radio y TV con Luis Novaresio, Víctor Hugo Morales, Chiche Gelblung, Beto Casella y Elizabeth Vernaci.
Esa tarde en la Quinta de Olivos (el reportaje fue grabado y transmitido a la noche), la actual candidata a senadora dio respuestas largas y conceptuales: cuatro minutos en la primera, contra cuarenta segundos en la de Novaresio, y frases de pocos segundos en el arranque con Gelblung y Vernaci. La entonces primera dama se mantuvo seria, formal y por momentos discutidora, a diferencia del tono relajado y de las carcajadas que se per- 44 minutos. Fue grabado a la tarde en la Quinta de Olivos y transmitido a la noche por TN. Casi no dio respuestas cortas. Ante la primera pregunta, habló cuatro minutos hasta que la interrumpió Bonelli. Formal y por momentos tenso. Los trató de usted. No hubo margen para risas. Blazer blanco, aros de perlas y gargantilla de oro. No tocó su vaso de agua, y mantuvo una postura semirrígida.
Se refirió a las “letras de molde” usadas para dar malas noticias. Y hasta señaló al “relato mediático” como la principal inspiración de discurso para la oposición política. mitió recientemente.
Con 44 minutos, la charla para TN duró la mitad que la hora y media larga de sus últimos encuentros. Desde el escenario elegido (un salón ceremonial de Olivos) hasta el look exhibido (blazer blanco, gargantilla de oro y aros de perlas), Cristina Kirchner encarnó el reverso de su faceta más movediza y décontracté de estos días. Y si bien el contexto de su candidatura la empujaba al protocolo, había otra búsqueda en su versión de aquellos años. “Tenía que hacerme la fuerte”, confesó ante Gelblung en Crónica TV.
Frente a Bonelli y Sylvestre optó por el trato de usted. Y retrucó “si me permite, si me permite”, cuando Bonelli intentaban cortarla. Rechazó los
El más corto fue el que le dio a Víctor Hugo Morales por AM 750. Duró una hora y media. El más largo, de una hora y 57 minutos, fue con Novaresio para Infobae.
Optó por frases más cortas. Frente a Gelblung, Vernaci y Novaresio sus primeras respuestas duraron pocos segundos. La dinámica general fue más interactiva.
Eligió el tuteo y hasta lo promovió. A Noverasio le pidió de entrada: “Luis, te pido que en lugar de doctora Kirchner me digas Cristina”. Movediza y elegante, aunque menos formal que diez años atrás. Usó camisas de gasa, suéteres y escasa bijouterie.
“Fue periodismo de guerra. Fueron ocho años de un combate, demonización y estigmatización permanente. Ningún gobernante fue tan maltratado como yo”. cuestionamientos al Indec, prometió cambios en el sistema de medición (que se adoptarían de los Estados Unidos) y una suerte de gran alianza sectorial.
En contraste con aquel estilo, ahora Cristina apuesta por una suerte de abuenamiento y ablande formal. En ese cambio, sostenido en las seis entrevistas que dio tras las PASO, algunos señalan la influencia del catalán Antoni Gutiérrez Rubí, un estratega con un aire a Jaime Duran Barba.
Algunos rasgos de su personalidad y temas recurrentes en su discurso, sin embargo, se mantuvieron inalterables. En 2007, meses antes del choque frontal con Clarín, Cristina Kirchner ya denunciaba un “relato de los medios” en el que “parece andar todo mal”.