Famosos en tribunales
nas, presentarán sus obras recientemente publicadas por Unsam Edita. Acompañarán a los autores: Ariel Magnus, traductor de Una vida mejor, la nueva novela de Peltzer; Laura Carugati, traductora de El inevitable narrar, ensayo de Uwe Timm sobre la escritura como estética de lo cotidiano, Patricio Pron y Carlos Ruta. Tito Lorefice estará a cargo del acompañamiento mu- El desfile de funcionarios estatales por Comodoro Py al menos sirvió para confirmar un dato: para cualquier ciudadano es algo muy atrayente presenciar el ingreso a un juzgado de un personaje público.
La atracción de la gente por los reos que hacían su ingreso a un juzgado fue intuida por Daniel Tinayre cuando en 1965 dirigió la obra El proceso de Mary Dugan en el teatro Cómico. Lo original de esa puesta era que se ideó una escenografía para que el teatro se transformara en un tribunal en todos sus detalles: el sitial del juez, el banquillo de los acusados, el sector del jurado y el de los asistentes, que, en suma, eran los espectadores. El foyer disponía de cabinas telefónicas desde las cuales los periodistas-actores iban transmitiendo las novedades del juicio a los diarios. El personaje de la procesada Mary Dugan interpretado en su estreno por Malvina Pastorino, en cada función era trasladado por la avenida Corrientes por un camión celular con escolta policial y su recorrido era acompañado por el sonido de la sirena. Los observadores de semejante despliegue quedaban deslumbrados y aplaudían estruendosamente a la presidiaria cuando era bajada del camión por la custodia para que se iniciara el juicio, o sea la obra.
El proceso de Mary Dugan, escrita por Bayard Veiller, se estrenó en Broadway en 1927 en el teatro National con la actriz Ann Harding, y fue llevada al cine con dirección del autor en 1929 y con Norma Shearer. La trama narraba el desarrollo del juicio a una corista acusada de apuñalar a su amante millonario durante el cual cambia a su defensor por su propio hermano, que es abogado, y que cuando logra probar que el asesino debería ser zurdo da un giro a la causa que concluye en un final inesperado.
En la versión de Daniel Tinayre el rol de Mary Dugan creado por Malvina Pastorino (cuando ella terminó su contrato) fue continuado sucesivamente por Amelia Bence y por Mirtha Legrand. Aunque la trama giraba alrededor del personaje central, cada actor del elenco en el que figuraban Francisco Petrone, Olinda Bozán, Mecha Ortiz, Diana Maggi, Duilio Marzio y Nathan Pinzón hacía su propio show cuando interpretaba a un testigo o a un letrado resaltando el pintoresquismo o la formalidad, según el caso, por lo cual podría decirse que era una obra coral. En conclusión, un hecho dramático era finalmente transformado en una divertida y brillante comedia que se convirtió en un prolongado suceso.