Perfil (Domingo)

Las vidas de Aira

- POR QUINTíN

En 2017 se publicaron tres libros nuevos de César Aira. No conseguí Saltó al otro lado (Urania), del que solo se imprimiero­n doscientos ejemplares. Esperaremo­s que Saltó al otro lado salte a una edición más masiva, como ocurrió en 2017 con Los dos hombres. Mientras Aira sigue publicando a ritmo aireano, para 2018 se anuncia la edición de su bibliograf­ía a cargo de Ricardo Strafacce, el autor de la monumental y espléndida biografía de Osvaldo Lamborghin­i. Strafacce pasará así de biógrafo a bibliógraf­o, lo cual parece lógico para un autor que presume de llevar una vida discreta y sin mayores incidentes. Por otro lado, Aira escribió Biografía (Mansalva, 2014), que habla de un personaje (llamado “Biografía”) dedicado a la “redacción de enumeracio­nes caóticas”, un eufemismo que alude inequívoca­mente a la literatura y que el personaje practica con habilidad suprema. En otro de sus libros recientes, El Santo (Mondadori, 2015), el protagonis­ta es un monje cuyos discretos milagros solo eran advertidos por “los que estaban muy atentos”. El monje había practicado tantos milagros como novelas llevaba publicadas Aira y estaban destinados al olvido, aunque podrían dejar “algún rastro en las lenguas del mundo”. Otra vez, Aira declaraba la calidad de su propia obra y hasta se quejaba de cierta falta de reconocimi­ento.

Los otros dos libros de 2017 difieren notablemen­te en el tono, aunque no escapan a esa sesgada impronta autobiográ­fica. El protagonis­ta de Una aventura (Mansalva) es un oscuro empleado que se dedica a la “recuperaci­ón de documentos”, oficio a punto de caer en desuso y que podría aludir a la búsqueda de libros antiguos. El de Eterna Juventud (Hueders) se llama como el libro y vive en un pasado impreciso. Es el sobrino del cacique mapuche Cafulcurá (no Calfucurá, como el personaje histórico). Eterna Juventud se dedica a colecciona­r las “cabecitas parlantes” que selecciona en cuevas excavadas en la montaña: actúa como un coleccioni­sta exquisito de libros usados. Así como Biografía era un as de la escritura, Eterna Juventud lo es de la lectura y es quien mejor comprende la literatura entre los suyos (acaso el único), aunque no la llame por su nombre. Una aventura es una novelita lúgubre, a pesar de sus disparatad­as digresione­s y sus momentos de humor. Los términos en los que el narrador describe su vida matrimonia­l y la personalid­ad de su esposa son de una sordidez inusitada en la obra de Aira. La aventura a la que alude el título es un episodio en la vida del protagonis­ta que este no puede contar, pero quiere dejar registrado de una manera oblicua y disimulada.

Eterna Juventud es más luminoso. Aira vuelve aquí a sus indios patagónico­s, esos hombres coquetos, despreocup­ados y melancólic­os, dedicados al ocio y a la vida intelectua­l. Eterna Juventud contrasta con su tío, político desopilant­e cuyo arte del gobierno se basa en creerse genial y extremar la pereza. Tío y sobrino viven en la Arcadia, sin sombras del mundo pequeñobur­gués que enturbie los comentario­s sobre el arte y el paso del tiempo. Acechado por la muerte, el protagonis­ta de Una aventura contrasta con el indio sin nación ni ambición, que vive contemplan­do la naturaleza y colecciona­ndo libros, derechos humanos básicos que suelen ser ignorados.

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CESAR AIRA

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