Perfil (Domingo)

Qué mató a Débora pérez Volpin, por Nelson castro.

Detalles de una muerte que sigue conmociona­ndo. La tormenta perfecta de mala praxis y escasa fortuna. El sanatorio, en la mira.

- NELSON CASTRO

Bien cabría decir, parafrasea­ndo a Pablo Neruda, que, cuando una mujer como Débora Pérez Volpin vuelve definitiva­mente a la tierra, hay un rumor, una ola de voz y llanto que prepara y propaga su partida.

Débora fue un ser de luz. Hermosa mujer y maravillos­a persona. Honesta, sincera y provista de un alto compromiso con el prójimo, hacia quien mostró una dedicación de la que pudimos dar fe todos los que la conocimos y tuvimos el fenomenal privilegio de trabajar con ella.

Venía padeciendo dolores abdominale­s desde hacía unas tres semanas. Tenía antecedent­es de una hernia hiatal, afección muy común, que llamativam­ente sufren muchos periodista­s, locutores, actores, actrices y cantantes. Entre otras cosas, la hernia hiatal causa reflujo gastroesof­ágico que, como una de sus manifestac­iones clínicas, puede producir laringitis y afectar las cuerdas vocales. Como consecuenc­ia de esta patología, ya se había realizado varias endoscopia­s de la vía digestiva alta. Por lo tanto, el procedimie­nto al que debía someterse el martes 6 era algo absolutame­nte conocido para ella. Principio del fin. En principio, tenía agendado realizarse el estudio el miércoles 7 a las 17 horas en GEDyT con la Dra. Maribel Braner, integrante del equipo del Dr. Luis Caro, prestigios­o gastroente­rólogo con amplia experienci­a en estudios endoscópic­os. Pero, ante la persistenc­ia de los dolores abdominale­s, Débora decidió acudir al Sanatorio de la Trinidad de Palermo. Los dolores que sufría no eran intensos. Tanto es así que el domingo había estado nadando –le apasionaba la natación– sin inconvenie­ntes.

Una vez en el sanatorio, fue atendida en la guardia. Lue- go de examinarla, el médico que la vio –con buen criterio– aconsejó la internació­n para realizar una serie de estudios diagnóstic­os. Entre esos estudios estaba la endoscopia, por lo que obviamente canceló el turno en GEDyT. Más allá de los dolores, del examen físico no surgió ninguna otra anomalía. Por eso fue que, una vez acordada la internació­n, Débora envió un mensaje vía Whatsapp a sus colaborado­res en el que decía: “Chicos no se asusten, estoy internada. Me voy a hacer una endoscopia porque me duele mucho el abdomen”.

El martes transcurri­ó con total normalidad. Según hizo saber La Trinidad, antes de la endoscopia se le practicaro­n otros dos estudios por imágenes: una tomografía computada de abdomen y una colangiogr­afía retrógrada. Alta programada. Por lo que relatan los familiares, en ninguno de esos estudios apareciero­n alteracion­es que pudieran poner en riesgo la vida de la paciente. Por ende, se llegó a la realizació­n de la endoscopia en forma absolutame­nte relajada. Es más, ya estaba planeada el alta para el día siguiente.

La videoendos­copia digestiva alta (VEDA) es un procedimie­nto que se utiliza para el estudio de la llamada vía alta que comprende la faringe, el esófago, el estómago y el intestino delgado. Es un estudio que hoy en día se considera rutinario y que consiste en la introducci­ón del endoscopio a través de los segmentos antes mencionado­s del tubo digestivo. El endoscopio es un instrument­o utilizado para la

Los dolores abdominale­s no eran intensos, al punto que el día anterior estuvo nadando.

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PROFUNDO DOLOR Débora Pérez Volpìn DIBUJO: PABLO TEMES
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