Adiós al progresismo
Consciente de las dificultades socioeconómicas y el bajón de apoyos, el gobierno busca generar otro marco de referencia.
En 2018 se cumplen 50 años desde el Mayo francés. En aquellos días estudiantes y obreros se levantaban repudiando la sociedad de consumo y abogando por la utopía de un mundo más justo. “Abolición de la sociedad de clases” era una de las consignas más extendidas, pero “Seamos realistas, pidamos lo imposible” una de las más recordadas. En un mundo convulsionado por la Guerra Fría, y la guerra de Vietnam, en Argentina la dictadura de Onganía aplastaba todo atisbo de democracia que había propuesto el gobierno de Illia, y en 1969 provocaba el cordobazo, levantamiento también de estudiantes, seguido por los obreros guiados por el sindicalismo clasista, en el corazón de la Argentina industrial. Muchos comenzaban a creer que el cambio solo se daría a puntas de fusil.
Cincuenta años después solo queda el asombro de la crónica de esos tiempos. El mundo ha cambiado completamente: el fin del socialismo real, la globalización, el consumismo y el hedonismo que tan bien describe Gilles Lipovetsky en La era del vacío fueron marcando la ruptura con los valores y creencias de aquellos años prohijando una época donde el individualismo vuelve a reinar, abandonando los proyectos colectivos. La nueva militancia. En el siglo XXI la mili- tancia también va cambiando de formas, contenidos y metodologías. Uno de las espacios más activos de acción colectiva es el mov imiento feminista que tantas discusiones provoca. Pero el feminismo es mucho más vasto y profundo que la versión expresada por el mundo del espectáculo (aunque lo contiene). Los llamados “estudios de género” se multiplican para cuestionar el dominio masculino de la sociedad, desde el uso del lenguaje, hasta el carácter machista de las estructuras económicas.
Otras formas de militancias de nuestros días contemplan formas tan diversas como el veganismo, el proteccionismo animal, el ecologismo, la defensa de los derechos del consumidor, etc. En conjunto, son formas pospolíticas de intervención, que no proponen como objetivo central la “toma del poder” mediante la participación electoral. Buscan en cambio transformar aspectos de la vida cotidiana tratando en todo caso de construir una agenda legislativa para temas puntuales. Por estos motivos, estos grupos no están exentos de tener un mirada política, social o económica conservadora. Mutaciones. Si en los 90 en Latinoamérica se impuso el Consenso de Wa sh i ng ton con el programa de privatizaciones, desregulación y retiro del Estado de la economía, en los 2000 se dio marcha atrás en algunas de esas políticas con el surgimiento de los gobiernos de centroizquierda en prácticamente toda la región, financiados por el auge de los precios de las commodities. Sin embargo, en la segunda década del siglo, estos gobiernos son derrotados elec- toralmente (con la excepción de Bolivia y Venezuela, por ahora) iniciando una nueva etapa en un proceso de características inciertas. Como es sabido, el kirchnerismo buscó conectar su relato con los ideales de los 70 –y de allí la relevancia dada a la cuestión de los derechos humanos–, lo que se profundizó tras la derrota con los sectores del agro en 2008. Sin embargo, también construyó su formato político incentivando el consumo masivo en todos los estratos de población, lo que también le permitió alinearse con las demandas posmodernas de la población Disonancias. Un fuerza polí¡queremos consumir! tica no se transforma en heLa narrativa macrista está gemónica solo por el hecho en construcción. Hasta ahora de ganar elecciones, sino se observaba a Cambiemos cuando logra formular una como una fuerza pragmática, dimensión simbólica de las una centroderecha moderna, relaciones sociales que sea moderada y democrática, que aceptada como “natural” ya no se contentaba con opepor las mayorías, es decir, rar desde los márgenes como la elaboración de un poder fueron otras experiencias simbólico legítimo que vaya del siglo pasado. El lema más allá de las cuestiones gubernamental “hamateriales. Esa construcciendo lo que ción es la gran novedad que hay que aporta Cambiemos en estos hacer” tiempos políticos. El probleexpresa ma es cuando el discurso esa ammeritocrático no encuentra bigüecorrespondencia en la práctidad ca política, allí vuelven a prique mar la economía y los logros tammateriales. bién En este sentido, el bajón en caracla valoración del Gobierno terizó que se observa en todas las al peroencuestas en estos días cobra nismo a otra significación. También lo largo otro dato indica que buena de su hisparte de la sociedad estima toria, busque el año en curso va a recando mossultar en términos económitrar una decos peor que el anterior, y toterminación ma como dado el hecho que que faltó en las su economía personal y famiexperiencias no liar va a sufrir un deterioro, peronistas anteminando “la esperanza” de riores. un cambio positivo al menos Mauricio Macri en el corto plazo. ha acertado en cierEl Gobierno, consciente de tos consensos exisestos problemas, busca retentes en parte de la componer esa pérdida, con sociedad, especialmenla generación de otro marte de las clases medias y co de referencia mediante altas, como por ejemplo, el cambio de doctrina en la la percepción de que la actuación de las fuerzas de A rgentina es una soseguridad, a partir del caciedad desordenada, so Chocobar. Un cambio no anárquica, donde han exento de riesgos. desaparecido las jerarquías y el esfuerzo para obtener logros. La famosa frase de Javier González Fraga (hoy presidente del Banco Nación): “Le hicieron creer a un empleado medio que su sueldo ser vía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior”, sintetiza como pocas la caracterización de los años kirchneristas como ficción y engaño, mientras que el proceso actual sería la “verdadera realidad”. Lejos de valorar los colectivos, el macrismo ilumina al héroe individual, al sujeto compitiendo en el mercado, el emprendedor. Por eso no es inusual que el Presidente se dirija a “cada argentino”, dejando de lado al “pueblo” como sujeto de su discurso.
lejos de valorar lo colectivo, el macrismo ilumina al héroe individual, a “cada argentino”
*Sociólogo (@cfdeangelis).