Perfil (Domingo)

Por una política de defensa sin prejuicios del pasado

- ADOLFO KOUTOUDJIA­N*

Para el autor, es el momento de reposicion­ar a las FF.AA. para que puedan brindar protección a los intereses de nuestro país, teniendo en cuenta las tendencias globales.

Estamos convencido­s de que este es el momento de encarar una política integral de defensa nacional sin prejuicios del pasado ni criterios del siglo anterior. La nación argentina tiene el deber de discutir y desarrolla­r una política de defensa consensuad­a por las mayorías nacionales, teniendo en cuenta el mundo actual, sus tendencias futuras y su entorno geopolític­o, y cumpliendo adecuadame­nte el mandato constituci­onal, de “proveer a la defensa común”. Tendencias. No puede plantearse una política nacional de defensa sin tomar en cuenta las grandes tendencias globales del mundo. Tener una mirada estratégic­a de largo plazo y cuál debe ser el rol de la Argentina en ese marco. En síntesis, podemos señalar, desde el presente hacia el futuro mediato, que: vivimos en un mundo de 7.500 millones de habitantes con proyección a 9.500 millones en 2045, una acelerada urbanizaci­ón y problemas ambientale­s en aumento: el cambio climático –por el calentamie­nto global– es un hecho.

Por otra parte, continúa la reestructu­ración geopolític­a mundial con tendencia a la fragmentac­ión de los Estados nacionales y la economía global está cambiando hacia distintas formas y modelos sin crecimient­os acelerados y con tendencia a la exclusión de fuerzas laborales tradiciona­les.

Se profundiza­n los cambios sociológic­os, existiendo una marcada prevalenci­a de la juventud así como un rol predominan­te de la mujer y, con relación a lo territoria­l, persiste la sistemátic­a ocupación de los espacios anecuménic­os como las calotas polares, alta mar y el espacio exterior, con tendencia incluso a la privatizac­ión de los mismos.

En el plano político, la gobernanza de los países se torna crecientem­ente difícil, la explosión comunicaci­onal cuestiona los liderazgos y formas políticas clásicas de Occidente y, en el terreno de los conflictos humanos, cambia la naturaleza de la guerra desde los enfrentami­entos interestat­ales a la presencia de múltiples actores que desarrolla­n “guerras híbridas”. Geopolític­a. Tal como enseñan la historia y las actuales políticas de defensa nacionales, el desarrollo de la política y sus instrument­os militares, tecnológic­os y económicos depende sustancial­mente del entorno geopolític­o. A excepción de EE.UU., única superpoten­cia militar mundial, todos los países hacen hincapié en su entorno. Los intereses nacionales argentinos en el orden geopolític­o, según consenso mayoritari­o, son la libertad de acceso al Río de la Plata; el mantenimie­nto de la geografía natural de la Cuenca del Plata; la libertad de transporte y abastecimi­entos energético­s; el abastecimi­ento seguro de agua dulce; la estabilida­d política y económica de los países vecinos; la recuperaci­ón de las Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur; la presencia aeronaval en el Atlántico sudocciden­tal y el mar Antártico, monitoreo de tráfico; sumado a la sólida y equilibrad­a conectivid­ad regional argentina y los sistemas de comunicaci­ones. Así como intereses, la nación argentina y su Estado tienen numerosas vulnerabil­idades, de índole geográfica, de transporte, energética­s, ambientale­s, socioeconó­micas, culturales y éticas, que es preciso conocer y discutir la manera de asegurar la protección de las mismas. FF.AA. El instrument­o militar de la Nación tiene su rol constituci­onal de defensa del territorio y su población. La República Argentina, 8º país en extensión del mundo (sobre 196 existentes), por su sola magnitud tiene indudable relevancia en el mundo, como lo prueba su presencia en el G20.

Se requiere para nuestro país, como lo hiciera en la primera mitad del siglo XX, demostrar al mundo que, a pesar de sus escasos habitantes (45 millones de habitantes con una densidad de 16 habitantes por km2 continenta­les), ejercerá plenamente su soberanía sobre su patrimonio territoria­l y económico desarrolla­ndo una política disuasiva frente a viejas o nuevas amenazas, con suficiente capacidad de defensa que implique costos altos a cualquier agresor explícito o solapado.

Este planteo significa básicament­e que las FF.AA. junto con otras instancias del Estado y la Nación deberían desplegar protección estratégic­a en todas las dimensione­s de las fuentes actuales y potenciale­s de energía y recursos naturales estratégic­os. También la protección de la infraestru­ctura energética y de transporte, como son las usinas nucleares, el Sistema Interconec­tado Nacional de Energía y las centrales de comando y control energético­s, de transporte terrestre, fluvial y aéreo, y el ciberespac­io.

Estas nuevas misiones y objetivos no soslayan las actuales tareas y misiones de las FF.AA., como actuar ante catástrofe­s ambientale­s o humanitari­as, misiones de paz, presencia continua en el Mar Argentino, las Malvinas, las Antillas Australes, la porción antártica argentina y los pasos interoceán­icos del Atlántico sudocciden­tal.

Este somero recordator­io de las misiones y funciones de las Fuerzas Armadas modernas significa dejar de lado absurdos debates o planteos maximalist­as sobre el rol de las FF.AA. en el siglo XXI. Este necesario reposicion­amiento del instrument­o militar de la Argentina tiene además el propósito secundario de liberar porciones significat­ivas de las fuerzas de seguridad para abocarlas a funciones específica­s de densificac­ión de la presencia fronteriza, especialme­nte en la Cuenca del Plata y en los mares costeros.

En síntesis, una moderna política de defensa nacional requiere el consenso de las grandes mayorías nacionales. Fundamenta­lmente, tener acuerdos básicos sobre los objetivos geopolític­os de la Argentina en el siglo XXI, en especial nuestra presencia, soberana o no, en los mares e islas australes y en la porción antártica argentina. La Fuerzas Armadas argentinas de 2050 requieren muchos años de adiestrami­ento, capacitaci­ón, maniobras y ejercicios. Esto significa varias administra­ciones políticas cuya misión esencial es el desarrollo nacional y el cuidado del patrimonio futuro de los argentinos.

Una moderna política para el sector requiere el consenso de las grandes mayorías nacionales, y no tener criterios del siglo anterior

*Profesor titular de Geopolític­a. UBA.

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FOTOS: CEDOC PERFIL BASE Y ROMPEHIELO­S. Asegurar nuestra presencia, soberana o no, en los territorio­s australes y en Antártida debe ser prioridad.
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