Nelson Castro lo adelantó en PERFIL
Nelson Castro adelantó en PERFIL del domingo pasado qué fue lo que pasó con Débora Pérez Volpin. “Tres fuentes médicas distintas que han tenido acceso a la autopsia coinciden en señalar que hubo una perforación del esófago, y del estómago también, que no fueron advertidas. La perforación esofágica fue la más grave y determinante para el deceso, ya que en medio de la insuflación hizo que pasara aire a presión desde el esófago al tórax. Este último es una cavidad con presión negativa, por lo cual la diferencia de presiones hizo que el aire entrara con suficiente fuerza como para producir un neumotórax (aire en el tórax) bilateral”, explicó Castro.
Y agregó: “Esa cantidad de aire en el tórax generó un desplazamiento y posterior colapso pulmonar, con repercusión cardíaca. Hubo también pasaje del aire al mediastino (espacio torácico vir tual ubicado en medio de la caja torácica, entre las dos pleuras, con el esternón por delante y la columna vertebral por detrás) y también entró en el tejido subcutáneo. El aire en el tejido subcutáneo (enfisema subcutáneo) fue de tal impacto que hizo imposible la intubación, procedimiento imprescindible para asegurar una buena v ía de oxigenación, sin la cual las maniobras de resucitación están destinadas al fracaso. Como consecuencia de todo esto, se configuró un cuadro de hipoxia, hipercapnia (aumento de anhídrido carbónico) y acidosis que afectó severamente al cerebro y que condujo al paro cardorespiratorio de origen central irreversible”.