Los que aún resisten se debaten entre otro mandato o refugiarse en cargos legislativos
Mientras algunos “barones” fueron derrotados, otros continúan gobernando sus distritos. Con el avance de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, estos caudillos que hasta ahora supieron mantenerse en el poder en la actualidad se debaten entre presentarse a la próxima elección o encontrar refugio en listas legislativas.
Alejandro Granados es uno de los que están convencidos de que debe ir por la intendencia una vez más. Gobierna Ezeiza desde su creación (1995) y, aunque en un momento se especuló con que su mujer, Dulce, lo podría suce- der, esto no está en los planes del intendente, quien volverá a competir en 2019.
Dos años atrás, la legislatura bonaerense sancionó una ley que les dio fin a las reelecciones indefinidas de los jefes comunales, quienes ahora solo podrán ser reelegidos una vez. A l tomarse el período 2015-2019 como el primero, el año próximo es la última vez que sus apellidos podrán estar en la boleta como candidatos a intendentes.
En este plan también están Gustavo Posse (Cambiemos), quien gobierna San Isidro desde 1999, y Mario Ishii, al frente del municipio de José C. Paz desde el mismo año.
Quien aún no se decidió a renovar su mandato municipal es Alberto Descalzo (intendente de Ituzaingó desde 1995). En las elecciones legislativas del año pasado, su lista quedó por debajo de la de Cambiemos y es uno de los distritos en los que la gobernadora María Eugenia Vidal quiere volver a ganar.
Quien ya se anticipó por este camino es Julio Pereyra, quien gobernó Florencio Varela durante siete mandatos. En 2017 pidió licencia y consiguió ser electo diputado provincial. Le dejará la pelea local a su sucesor.