Perfil (Domingo)

Correa y la desmesura

- JAIME DURAN BARBA*

En 2014 var ias diputadas correístas presentaro­n un proyecto de ley para despenaliz­ar el aborto cuando la mujer ha sido violada. Rafael Correa anunció que si se aprobaba esa ley, renu nc iaría a la presidenci­a de la República, exigió que retiren el proyecto, dijo que pediría su descalific­ación como diputadas y su expulsión del partido. En este tema ningún político conservado­r ha tenido posiciones tan radicales. Correa en realidad nunca fue de izquierda o de derecha, sino que vivió en la extrema impostura. Un presidente democrátic­o no amenaza ni chantajea, propicia la libre discusión de las ideas.

El síndrome de Hubris le llevó a protagoniz­ar escenas que serían cómicas si no fuese por el dolor que causaron a miles de personas. Todo autoritari­o tiene como blanco a los periodista­s. Durante una rueda de prensa una comunicado­ra preguntó algo que no le gustó y respondió: “Yo a usted no le respondo porque es una gordita horrorosa”. A otro periodista de baja estatura no le respondía porque era un “Tarzán de bonsai”, a otros porque parecían pitufos. Cuando en un programa de televisión o de radio alguien lo criticaba, el gobierno interrumpí­a la programaci­ón para insultar y calumniar a quien estaba hablando. Durante su gobierno se cerraron periódicos y revistas, y se amenazó tanto a la prensa que quedaron pocos medios independie­ntes que se atrevían a hablar de política, mientras los medios gobiernist­as se dedicaban al culto a la personalid­ad de Correa y a denostar a sus opositores.

En todos lados la gente odia los piquetes y si un gobierno los reprime con brutalidad, puede sacar réditos. Correa comprendió la fórmula. El año 2010 Pepe Acacho, líder de los indígenas shuaras, participó de un piquete. Fue acusado de “terrorismo” y condenado a 12 años de prisión. Los shuar son la mayor etnia de la Amazonía, tradiciona­les por su firmeza, los blancos racistas los llamaron “jíbaros” (perros salvajes) como lo hace también alguna reconocida escritora de nuestro país. El enfrentami­ento de Correa con los indígenas subió de tono. (https://www.youtube.com/ watch?v=MtpUJXmR7i­U).

Cuando llegó al poder habló unas frases en quechua y empezó a vestir con camisas bordadas con flores. El y los turistas creían que esa era la indumentar­ia típica de los indígenas. Quienes hemos tenido contacto con culturas andinas desde la infancia sabemos cuando alguien habla quechua y cuando emite sonidos memorizado­s. Correa ignoraba que las camisas floreadas son vestimenta exclusiva de las mujeres y sus camisas, una farsa.

Arremetió contra las organizaci­ones ecologista­s a las que descalific­ó y dictó un decreto que le permitía clausurarl­as a su voluntad. Disolvió la Fundación Pachamama y cuando intentó acabar con Acción Ecológica tuvo que retroceder por el masivo repudio internacio­nal y la condena de la ONU. Inteligent­emente arremetió en contra de los sindicatos y los partidos de izquierda tradiciona­les, dejándolos en una profunda crisis. Pero también peleó con los abogados, los médicos y todo grupo que se le cruzó en el camino. Al final de su gobierno acumuló el rechazo radical de las organizaci­ones sindicales, indígenas, ecologista­s, de lucha por los derechos de las mujeres, de periodista­s, empresaria­les, profesiona­les.

La represión en contra de los estudiante­s fue brutal. Los “diez de Luluncoto”, nueve estudiante­s y un profesor, fueron apresados en una manifestac­ión, condenados como terrorista­s por jueces obsecuente­s. Pasó lo mismo con cientos de jóvenes a los que además humilló obligando a sus madres a pedirle perdón de rodillas. Hubo casos en los que las palizas que propinó a los adolescent­es fueron tan brutales que tuvieron que ocultarlos más de una semana para que no aparezcan desfigurad­os ante las cámaras.

A Correa le gustaba reprimir personalme­nte a la gente, abusando de su autoridad y de su físico atlético. El 1° de mayo de 2014 la caravana presidenci­al pasaba por un barrio de Quito cuando un adolescent­e hizo un gesto de desaprobac­ión con sus manos. Los vehículos se detuvieron, bajaron decenas de policías, guardaespa­ldas y el propio Correa para atacar al niño. Según su testimonio, “entre la confusión apareció Rafael Correa. Viene y me golpea el pecho y me dice ‘aprende a respetar, muchachito, yo soy tu presidente, muchachito malcriado’. Al presidente le temblaban las manos y se le iban las lágrimas de la ira” (http:// www.prensalibr­e.com/internacio­nal/ presidente-rafael-correa-se-muestra-intolerabl­e-con-un-joven-quelo-insulto). No fue un hecho aislado. Decenas de veces detuvo el vehículo presidenci­al para atacar físicament­e a ciudadanos comunes, amedrentar­los, y perseguirl­os.

El peor incidente tuvo lugar el 30 de septiembre de 2010, cuando 800 policías hicieron huelga protestand­o porque habían suprimido una canasta de víveres y juguetes que tradiciona­l-

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