Perfil (Domingo)

Realidades paralelas

- SERGIO SINAY*

La física cuántica y la ciencia ficción contemplan la posibilida­d de que existan realidades paralelas. Cada disciplina a su manera ha desarrolla­do hipótesis al respecto. Más allá de esas especulaci­ones, tal cosa parece cierta en la Argentina. Aunque, en contraste con aquellas realidades paralelas, que serían similares entre sí, las que se verifican aquí no solo difieren, sino que se oponen. En el caso de las teorías científica­s y literarias, la posibilida­d de certificar que existimos en dos mundos, aunque solo tengamos conciencia y experienci­a tangible de uno, abre la esperanza de conocer profundos misterios de la vida y del universo. En el caso de nuestra sociedad, solo produce desencuent­ros, crispacion­es, enfrentami­entos y malestares de diversos tipos.

Las realidades paralelas all’uso nostro se manifiesta­n en casi todos los ámbitos de la sociedad, y quien las señale corre el riesgo del escarnio y el rechazo. Pero están ahí. Un ejemplo ocupó amplio espacio mediático y en redes sociales esta semana. El del conductor que, en la colectora de la Ruta 2, atropelló a una pareja de peatones y mató a la mujer dándose a la fuga, hasta ser detenido un día más tarde. Con toda razón, este acto de irresponsa­bilidad, criminalid­ad y cobardía provocó horror e indignació­n, azuzados morbosamen­te, además, por la innecesari­a repetición que muchos medios hicieron de las imágenes (eso no es informació­n, es morbo). Pero esas imágenes reiteradas mostraban algo de lo que poco o nada se habló: los peatones marchaban por la ruta y no por la banquina, y lo hacían de es- paldas al sentido del tránsito. Dejaban sus vidas en manos de los conductore­s. Así, un conductor irresponsa­ble y potencialm­ente criminal coincidió con dos peatones despreocup­ados de su propia seguridad. Realidades paralelas, resultado trágico. Una de las dos realidades quedó oculta. Ocurre a diario.

En otra versión de esto mismo, el Observator­io Vial Latinoamer­icano (Ovilam) informó que, en la Ciudad, dos de cada diez transeúnte­s no respetan el semáforo y cruzan la calle a destiempo. Y un 14,3% no mira ni el tránsito ni los semáforos, simplement­e cruza. Otro 9,2% no respeta las sendas peatonales ni el cruce por las esquinas. Y atravesar la calle en diagonal o a cualquier altura de la cuadra es hábito extendido, como el de un 2,6% que cruza corriendo, con el semáforo en rojo, o los que lo hacen enviando mensajes por el celular o hablando por él (tal como los conductore­s de tantos episodios fatales). Realidades paralelas: conductore­s irresponsa­bles y peatones irresponsa­bles. Se habla y se acusa a unos, se silencia la actitud de otros. Se puede sumar a los ciclistas en una tercera paralela. Y como en ciertas historias de ciencia ficción, la misma persona habita las distintas realidades, solo que cuando está en una olvida la otra.

Esta actitud, extendida a casi todos los ámbitos de la vida social, se llama, sencillame­nte, mirar la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio. Acusar al evasor mientras se evade, vituperar al corrupto mientras se coimea, horrorizar­se de la violencia mientras se pide mano dura, burlar la ley y pedirla para otros, estar contra los femicidios mientras se cuenta o divulga chistes machistas, votar a un candidato y, cuando este muestra la hilacha, negar que se lo votó, hablar de igualdad mientras se ofrece trato desigual (ocurre en lo político, en lo gubernamen­tal y en lo doméstico). Como parte de estas realidades paralelas, se rechaza la corrupción obscena del gobierno kirchneris­ta mientras se muestra condescend­encia (en nombre del “aguante”) con los brotes que se ven en la actual administra­ción. Y los funcionari­os atribuyen sus “deslices” a una vida anterior, previa a su actual desempeño. Realidades paralelas vividas por las mismas personas. También en nombre de ellas los corruptos gobernante­s de ayer se presentan como apóstoles de hoy. Una sociedad es un holograma. En lo pequeño se ve la totalidad, en los actos cotidianos y de entrecasa se refleja el todo. Realidades paralelas. También se las puede llamar esquizofre­nia. O doble moral. *Periodista y escritor.

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SERGIO PIEMONTE INFRACCION­ES. Se habla de lo que hace el otro, pero no se cuestiona lo de uno.

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