MANO A MANO
Eduardo F., que no es Freiler, al igual que este es coautor de fallos muy recordados de la Justicia federal. Muchos de ellos beneficiaron al kirchnerismo y otros –como el Memorándum de Entendimiento con Irán, declarado inconstitucional junto a Ballestero– lo perjudicaron. Esta semana tuvo que desempatar en el fallo que decidió la liberación de Cristóbal, que no es Colón (porque lo descubrieron) y –lo más peligroso para la merecida pena que le hubiera podido corresponder– dictó el cambio de carátula. Tanta indignación causó su intervención en la opinión pública que le concedió una entrevista a Romina Manguel para tratar de explicar lo que a todas luces no era explicable: que el señor López no había robado dinero al Estado; que solo se había apropiado indebidamente de unos dinerillos que nunca estuvieron en manos del Estado, razón por la cual, mal podría acusárselo de ladrón según su visión y la del citado Ballestero, que fue más allá al no reconocerle competencia al fuero penal para dictar medidas cautelares, de manera de garantizar que el decomiso de los bienes pueda realizarse al momento de la condena. “Yo no beneficié a nadie ni cobré un peso –tal vez le hubiera faltado agregar ‘por esto’–”, le dijo a Manguel. Terminada la entrevista, el juez Farah se retiró silbando un tango del Negro Cele. Mientras tanto, alguien que lo esperaba en los pasillos recitaba la letra: “Nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado, no me importa lo que has hecho, lo que hacés, ni lo que harás… Juan José de Guzmán jjdeguz@gmail.com