La influencia argentina
Solo hasta el domingo 29 estará en Buenos Aires el grupo catalán T de Teatre, en la sala Pablo Picasso de La Plaza con el espectáculo Delicadas, escrito y dirigido por Alfredo Sanzol. Aunque él no vendrá con la compañía se presta al cuestionario venciendo distancias. Se inició en los escenarios como intérprete y hoy reconoce que “primero fue el actor, aunque improvisaba lo que escribía y además dirigía a mis compañeros. Creo que llegaron los tres a la vez: actor, director y dramaturgo. Como Reyes Magos”.
—¿Por qué traer un espectáculo como “Delicadas” que se estrenó en el año 2010 ?
—Porque para nosotros Delicadas es un clásico, nos gusta hacerlo porque nos sigue resonando en el imaginario y en el corazón.
—¿Cómo se trabaja con un elenco ya constituido?
—Siempre he trabajado para elencos constituidos porque formo el reparto antes de escribir el texto. Las T además añaden su propio estilo, algo que me enriqueció y de lo que aprendí muchísimo. Además, antes de trabajar con ellas fui su fan.
—¿El secreto para sostener una compañía como T de Teatre desde el año 1991?
—Creo hay muchos factores que permiten un logro como el de ellas. Yo veo una compañía solidaria, muy bien organizada, siempre con proyectos y muy imaginativa a la hora de refrescar y dar ilusión a su convivencia. Para mí son un ejemplo.
—¿Qué diferencias puede entablar entre el teatro catalán y el de Madrid?
—La verdad es que ahora las semejanzas son más grandes que las diferencias, aunque es verdad que hace veinte años las había. Tenían que ver con el sistema de producción, liderado por compañías en el caso catalán y por empresas en el madrileño, y por el estilo de los espectáculos, mucho más conectados con la modernidad en el caso de Cataluña.
—¿Han influido en la escena catalana los creadores argentinos que dirigieron allí Ciro Zorzoli y Javier Daulte?
—En Barcelona y Madrid tenemos una gran influencia del teatro argentino. Veronese, Tolcachir, Tantanian, los maestros Mauricio Kartun y Augusto Fernandes, Spregelburd, el genio Ricardo Bartis, Daulte, Zorzoli y sus actores. Hay que sumar a tantos intérpretes que han venido a trabajar a España, inmensos como Fernanda Orazzi, Tomás Pozzi o Pablo Messiez, quien ha desarrollado su carrera como autor y director en Madrid. Ellos trajeron la revolución de volver a contar historias. Nos dieron confianza en la necesidad de buscar nuestra propia voz y nuestro propio cuerpo, también aprender la forma de construir obras de teatro conectadas con nuestra vivencia. Algo tan sencillo y tan difícil.