Perfil (Domingo)

“Mi papá redudó, pero votó a favor por convicción”

Belén es una de las hijas de José de mendiguren. ella, como otras parientes de diputados, tuvo encendidos debates en la mesa hogareña para lograr que su padre entendiera la importanci­a de dar media sanción a la legalizaci­ón del aborto.

- AGUSTIN JAMELE

La revolución de las hijas. Ese fue el nombre simbólico que se le dio a un aspecto llamativo de la lucha feminista llevada a cabo por jóvenes mujeres que además de militar de maneras diversas por derechos adeudados, llevaron la cuestión del aborto a la mesa familiar. Y, en este caso, a la de quienes tuvieron poder de decisión. El jueves, la Cámara de Diputados aprobó la media sanción para la ley de aborto legal, seguro y gratuito. Uno de los legislador­es que decidieron votar a favor a pesar de sus creencias religiosas fue José Ignacio de Mendiguren. PERFIL dialogó con su hija Belén, quien contó cómo se vivió ese debate en la familia.

—¿Cómo fue el proceso para ustedes?

—Mi papá es hijo de españoles inmigrante­s católicos. Vive su fe, va a misa y también ha asistido a retiros espiritual­es. Toda mi familia es católica salvo yo, que hace cuatro años practico el budismo de la Soka Gakkai. Cuando este tema se empezó a tratar a nivel país comenzamos a hablarle junto a mi hermana. El sostenía que había vida desde la concepción. Nosotras creemos lo mismo pero ella, que es abogada al igual que él, le decía que una mujer por hacerse un aborto no tenía que ser penada y que el verdadero debate era si continuaba clandestin­o o se legalizaba.

—¿Qué sucedió a partir de esa postura de ustedes?

—Todos comenzamos a informarno­s. Yo apelé a experienci­as de conocidos y amigos que habían pasado por esa situación. Por ahí yo nunca me había detenido a pensar en la magnitud de lo que habían vivido esas personas que yo quería. Igual creo que ni siquiera te tiene que tocar de cerca para tener empatía por esas mujeres, sino que es algo de sentido común y mi papá si algo tiene para mí, es sentido común. Es una persona con quien se puede hablar. Por suerte con respecto a este tema nunca nos peleamos y siempre pudimos conversar bien. Y eso que no somos la familia Ingalls, todos tenemos carácter fuerte. La verdad es que a todos nos faltaba informació­n y pudimos salir a ver qué estaba pasando en la sociedad.

—¿Qué les pasó como familia con el aborto?

—En algún punto nuestras creencias eran iguales. Todos consideram­os que hay vida pero no se puede mirar para otro lado. Me parece que ahí lo bueno de mi papá fue poder dejar sus creencias de lado y legislar para un montón de personas, lo cual es su deber. Yo porque lo conozco y lo admiro creo que fue muy valiente pero no pasa por la valentía tampoco, es lo que tenía que hacer. Sé que no fue fácil para él. Yo lo vi emocionars­e a mi papá cuatro veces en la vida y tres fueron por este tema. A mí me alegra mucho y familiarme­nte hubo mucho aprendizaj­e.

—¿Cuándo creés que tu papá cambió de opinión

—Yo creo que él se replanteó todo cuando vio que la votación estaba ajustada. Fue gracias a mi hermana principalm­ente. Yo le mandaba mensajes todo el tiempo y mi prima Mercedes también. Dentro del espacio habló mucho con Malena Galmarini y Cecilia Moreau. Su apertura y forma de ser nos permitió llegarle también. Igual en mi familia tengo otra hermana que no se pronunció ni a favor ni en contra, un hermano que nos bancaba a nosotras y mi mamá, que al principio dijo que no y después no dijo más nada. La verdad que no todos pensábamos lo mismo pero lo positivo fue que pudimos debatir.

—¿Qué fue lo que más te sorprendió de él?

—Mi papá arrancó en un punto totalmente opuesto y llegó al otro. ¿Cómo lo hizo? Investigan­do, saliendo a la calle y hablando con distintas personas sobre el tema. En definitiva, salió a ver qué estaba pasando en la sociedad. Es la única forma de entender la problemáti­ca del aborto clandestin­o en Argentina. El es católico y supongo que habrá sentido un montón de culpa, como la culpa típica judeocrist­iana que hay alguien que te va a castigar. Esas creencias religiosas a veces te atan y no te dejan ver. Yo soy budista y en mi caso promuevo el respeto hacia la dignidad de la vida pero también como no tengo dogma a mí me es más sencillo mirar la realidad. Cuando veo que una mujer muere en un aborto clandestin­o no dudo que la ley tiene que salir. Mi papá redudó pero hizo todo el trabajo necesario para poder votar con total convicción.

—¿Cómo fue el día de la votación?

—Estuvo bueno porque yo lo acompañé el miércoles a la mañana. Después me volví y a la noche fuimos con mi hermana a verlo. Cuando llegamos él quiso salir a caminar a la marcha para ver qué pasaba en la calle, así que también lo acompañamo­s. Fue positivo porque también hubo un aprendizaj­e sobre poder defender algo que considero crucial pero con mucha tranquilid­ad porque si no, no le llegás al otro. A nivel personal me gustó tener este debate en mi casa. Hay varios temas que son importante­s y que uno debería ocuparse en la medida en que le sea posible siempre informándo­se.

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TOZUDO. Belén dice que no fue fácil convencer a su padre de votar por el sí.

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