GENTE DEMASIADO POSITIVA
Hay gente demasiado positiva en la vida, que siempre ve el lado bueno de las cosas. Piensan que todo va a salir bien, con solo desearlo con ganas. Dicen frases como “todo llega” o “todo es por algo” (cuando el primer “todo” no llega). Si las tienen que operar, imaginan que no va a ver complicaciones; si van a rendir un examen, creen que obtendrán una buena nota y así hasta el infinito y más allá. Embanderados en un optimismo alocado, van predicando lo importante que es ser positivo. Y aconsejan a los otros hacer lo mismo en cuestiones de salud, dinero y amor. Dicen cosas tales como: “Vos pensá en que todo va a salir bien. ¿Y si no sale? ¿Cuál es el plan B? Según ellos, insistir. Escribir diez afirmaciones por día de los sueños que queremos conseguir. Y por arte de magia, se van a cumplir, siempre y cuando nos acordemos de leerlas cada día, en voz alta y en lo posible a solas. Porque ”como te ven te tratan, si te ven bien, te contratan”; si te ven mal, te internan. Esto es lo mismo que frotar la lámpara y esperar que aparezca el genio. “Si no aparece, no era para vos”, afirman. Pero no hay que desanimarse, todavía quedan el Príncipe Azul, el de Bélgica y el Príncipe de las Mareas. Estamos inundados de frases positivas que se cuelan entre nosotros como si fueran verdades absolutas, las leemos en libros, en posteos en las redes; las escuchamos en la tele, en la radio; las recibimos por WhatsApp (con video de los gurúes de las buenas ondas, incluido). Y, además, las creemos y se las pasamos a otros, aunque no sean cadena. La gente demasiado positiva, cuando algo no le sale, suele decir: “Si no me tocó, por algo será”… Ya vendrán tiempos mejores”. Eso es menos premio consuelo que la golosina que nos dan en los juegos de los shoppings cuando no llegamos a juntar la cantidad de tickets suficientes para llevarnos el reloj pulsera. Yo tengo mi propio método para que las cosas me salgan bien, siempre pienso en negativo, me hago un estudio médico y antes de buscar el resultado me digo: “Seguro me voy a morir”. Cuando leo el resultado, que echa por tierra mi teoría, me siento tan feliz que me dan ganas de compartirlo y hasta de escribir un libro de anti-ayuda.