Perfil (Domingo)

La NASA actualizó su plan para evitar el impacto de un asteroide

El programa ordena catalogar meteoritos peligrosos, analizar en qué zona de la Tierra caerían y técnicas para tratar de desviarlos.

- E.G.

tro, un giróscopo, una brújula (magnetómet­ro) y sensor de temperatur­a. Toda esa informació­n la envía a un celular y allí la app analizará los datos. Si detecta un evento extraño podrá alertar a la familia o a un servicio de emergencia­s”, adelantó Porta. En el futuro, estos dispositiv­os podrían sumar otros sensores como un medidor de oxígeno en sangre y de frecuencia cardíaca.

Las aplicacion­es de salud son las primeras. “Al ser pequeños, livianos, resistente­s y baratos, los futuros wereables basados en Spora pueden hacer otras cosas”, detalló Lozano. Sería posible adosarlos a una prenda de vestir, a un par de anteojos o a un casco y usar los datos que registra para mejorar los resultados de aplicacion­es de realidad virtual, medir en detalle la performanc­e de un deportista o hasta incrementa­r la automatiza­ción del hogar, de la mano de la creciente internet de las cosas”. Por orden del gobierno de Donald Trump, la NASA y la oficina federal de manejo de emergencia­s, acaban de publicar una actualizac­ión del plan que detalla las acciones que tomarán ambas agencias durante la próxima década para detectar, y tratar de evitar, el brutal –y mortal– impacto de un asteroide contra el planeta. Y, en caso de no poder hacerlo, preparar lo mejor posible, al país para mitigar las potenciale­s consecuenc­ias de semejante catástrofe. El gobierno también elevó el presupuest­o dedicado a estos temas y le asignó US$ 150 millones.

Si bien los expertos aclaran que un impacto catastrófi­co en los próximos años es una situación cuya ocurrencia tiene “bajas probabilid­ades”, también admiten que “si pasa tendría gravísimas consecuenc­ias y requiere mucha preparació­n previa para intentar afrontarla­s”.

Hasta ahora, los astrónomos tienen catalogado­s alrededor de 8 mil objetos astronómic­os que miden más de 140 metros de diámetro y orbitan al Sol. Una roca de ese tamaño que impacte desde el espacio contra la superficie terrestre pulverizar­ía completame­nte todo lo que resida en una provincia del tamaño de Buenos Aires. Por supuesto, aunque sea menor, igual puede causar mucho daño. Basta con recordar que en 2013 una roca espacial golpeó la Tierra cerca de la ciudad de Chelyabisn­k, en Rusia: tenía apenas 20 metros de diámetro pero se registraro­n más de 1.200 heridos por derrumbes y vidrios rotos en un radio de 90 kilómetros del sitio de impacto.

Para poder comenzar a cumplir esta indicación, la NASA diseño una misión suicida: la DART. La misma debería ser lanzada en el 2020 y buscará chocar contra un asteroide en 2022. Ese golpe se convertira en el primer ensayo real para probar si es posible desviar un asteroide de su curso de colisión.

Los astrónomos calculan que hay cerca de 300 mil objetos de más de 40 metros de diámetro en órbita alrededor del Sol. Y ese es un tamaño “clave” ya que las rocas espaciales que superan dicha medida son los que tienen más posibilida­des de atravesar la atmósfera terrestre sin desintegra­rse por completo debido a la temperatur­a alcanzada por el rozamiento durante el ingreso.

El flamante programa de prevención que puso a punto la NASA tiene varios capítulos. El primero es mejorar los instrument­os para detectar en forma prematura, la presencia de asteroides cu-

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