Perfil (Domingo)

Ironías de la vida

- SILVIA RAMIREZ GELBES*

mariachu12­3 15 de junio qué se hace con la diputada de los per r itos? en serio pregunto. Para algunas teorías que explican el leng uaje (como es el caso de la teoría de la relevancia de Dan Sperber y Deirdre Wilson), todo enunciado es, de entrada, una interpreta­ción. Y es que el pensamient­o del hablante debe ser traducido del orden conceptual al orden lingüístic­o, que lo interpreta. Pero hay algunos enunciados particular­es que se instituyen, por su propia expresión, en interpreta­ciones del pensamient­o de alguien distinto del hablante. Eso las convierte en interpreta­ciones de segundo grado.

Desde esta perspectiv­a, no toda interpreta­ción de segundo grado es una ironía, pero toda ironía es una interpreta­ción de segundo grado. Lo es en la medida en que, de modo más o menos explícito, funciona como el eco de lo que otro pudo haber dicho o pudo haber pensado. Y evidencia de algún modo ostensible que quien la produce rechaza o desaprueba –burlonamen­te– eso mismo que está diciendo.

Ese rechazo o esa desaprobac­ión no se manifiesta­n, debe notarse, por medio de las palabras. Es, en todo caso, el empleo de otro tipo de recursos lo que le deja en claro al oyente que lo expresado no ha de tomarse en sentido literal. El tono de voz, el contexto o ciertas pistas paralingüí­sticas –como el arqueo de las cejas o los ojos en blanco– son los recursos que colaboran para que la ironía se entienda, siempre y cuando la con- versación sea oral. Muy distinto es el caso cuando se trata de la conversaci­ón escrita. Dado que la ausencia de esas marcas presencial­es –la voz, los gestos– podría conducir a una decodifica­ción literal por parte del receptor, se suele recurrir a interjecci­ones, a onomatopey­as e incluso a emojis para poner de manifiesto que ese enunciado tiene que leerse en clave irónica. Porque, hay que destacarlo, solo un escrito informal acepta cómodament­e las ironías.

Frente a lo dicho, es necesario traer a cuento el peso de los dispositiv­os, entendidos como la disposició­n de un mecanismo y de las prácticas que le están asociadas en orden a un cierto fin. Los dispositiv­os, digo, pueden imponer sus propias reglas a las realidades que los preexisten. Así, Twitter –el dispositiv­o al que quiero referirme– ha venido a marcar la cancha del discurso por medio de instruir algunas convencion­es que le son distintiva­s.

La ironía es a Twitter, para decirlo pronto, una especie de marca de fábrica. O, lo que es igual, la cifra subreptici­a de muchos tuits, aun despojados de interjecci­ones, onomatopey­as o emojis. ¿Cómo es posible, entonces, que, privados de indicacion­es oportunas, los tuits tiendan a ser comprendid­os como enunciados irónicos en vez de entenderse como aserciones corrientes?

Según afirman Sperber y Wilson, en su libro La relevancia (en la página 292 de la edición de 1994), la ironía requiere –para ser entendida– que el interlocut­or admita el enunciado como un enunciado de eco, identifiqu­e la fuente de la que proviene ese eco y reconozca en el hablante el rechazo o la desaprobac­ión de eso que dice.

Trataré de ponerlo de modo más claro, siempre siguiendo a estos dos autores. Dado que interpreta­r el enunciado como literal conduciría irremediab­lemente a una conclusión absurda, el receptor no puede más que arribar a la interpreta­ción irónica y percibirla como un eco –quizás no textual– de algo que ha sido dicho o pensado previament­e.

La paradoja del asunto estriba en que, si se quiere expresar una aserción o una duda corrientes, literales, hay que aclararlo en Twitter. Con palabras precisas. Frases como “lo digo en serio” o “en serio pregunto” –el tuit del comienzo es una muestra– se resguardan de las interpreta­ciones irónicas que los tuiteros avezados pudieran adjudicarl­es a los enunciados literales.

Rarezas discursiva­s, que las hay, los nuevos dispositiv­os traen consigo nuevos usos. O, como alguien diría, están pasando cosas. *Directora de la Maestría en Periodismo de la Universida­d de San Andrés.

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PRENSA CAMBIEMOS SIN GESTOS. Los twitter están privados de indicacion­es oportunas como emojis.

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