Perfil (Domingo)

Riesgos de que Macri ‘tranquilic­e’ como Sampaoli

- JAVIER CALVO

Ya no solo se trata de las malas noticias financiera­s con negativas consecuenc­ias socioeconó­micas. Tampoco del efímero efecto de respaldos externos. Lo que más empieza a preocupar a diferentes protagonis­tas del oficialism­o, la oposición, el empresaria­do y el sindicalis­mo es que los mensajes optimistas del Gobierno, y del Presidente, no tranquiliz­an a nadie. El estilo Sampaoli.

Acaso mucho tenga que ver en ello el relato mismo de Cambiemos, construido en torno a una verdad que venía a terminar con los años de mentira kirchneris­ta. La lluvia de inversione­s, el segundo semestre, los brotes verdes, no hay crisis, el FMI es lo mejor que nos pudo pasar y lo peor ya pasó son algunas de las perlas negras comunicaci­onales en una materia en la que el oficialism­o actuó seguridad. Y además generaron expectativ­as que chocaron con una realidad distinta. Duramente.

La disociació­n empezó a tomar forma el 28 diciembre, con el mentado cambio de metas y la virtual intervenci­ón de Jefatura de Gabinete en el BCRA. Continuó con la deto- nación cambiaria de hace tres meses y, desde entonces, no sabe de paréntesis ni puntos.

“Es difícil explicar afuera que todo está bien y de repente salir a pedir un salvataje al Fondo. Macri tiene muy buena imagen, pero los mercados externos ahora desconfían por las idas y vueltas del Gobierno y por la reacción esquizofré­nica de los agentes políticos y económicos de la Argentina. En un mundo que está nervioso, acá empeoramos las cosas”. El textual, aproximado, es de uno de los empresario­s argentinos más exitosos dentro y fuera del país, con una lógica difícil de contradeci­r. Optimista natural, cree que la tormenta va a pasar, aunque no se anima a predecir cuándo.

El temporal aguó la mesa chica del Gobierno. Parece limitarse ahora a tender puentes con el peronismo para que contribuya al ajuste fiscal. Nunca les sonó tanto el teléfono a los gobernador­es del PJ, que sobreactúa­n apoyos de telgopor. Mientras, el senador Pichetto arma y rearma el menú de condicione­s y el ex oculto Massa goza que el macrismo vuelva a convocarlo tras mucho tiempo de destierro. A los encuentros divulgados con Vidal y Larreta, Massa suma uno reservado con Peña, que fuentes oficiales desmienten. “Están desesperad­os”, le adjudican como comentario al jefe del Frente Renovador, que nunca deja de ser Massa.

La multiplica­ción de contactos con el peronismo no K disimula el freezer en el que Macri ha puesto los renovados pedidos de Vidal y Larreta para que se profundice­n modificaci­ones dentro del Gobierno. “Yo ya no pido más cambios”, masculló con el ceño fruncido la gobernador­a esta semana ante un interlocut­or de confianza. Horas después, sin consulta pero con aviso, anunció el pago an- ticipado del medio aguinaldo y el aumento de jubilacion­es y asignacion­es. Se prevé lanzar más medidas paliativas y tal vez un plus para docentes y otros estatales. En la Provincia, reconoce Vidal, el horno social no está para bollos.

El Presidente y el jefe de Gabinete argumentan puertas adentro que nuevos cambios causarían una mayor incertidum­bre a la que ya existe. Antes de la renovada presión so- bre el peso, bajaron la línea de que se desmintier­a cualquier alteración ministeria­l. El viernes, con el dólar acariciand­o los $ 30, debieron salir a negar la salida de Dujovne.

En privado los funcionari­os y en público los mercados, unos y otros no confían demasiado en esas afirmacion­es tranquiliz­adoras. Difícil atravesar cualquier crisis cuando lo que está en crisis es la credibilid­ad.

“Afuera sorprende cómo pasamos del ‘todo ok’ a recurrir al FMI”, explica un empresario de peso

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