Trans y efecto TV.
De cada tres intervenciones feminizantes hay una masculinizante, según especialistas. La mastectomía, la operación más pedida.
Junto con la tira 100 días... crecen consultas y cirugías de varones transgénero.
JOSEFINA HAGELSTROM Santino (27) siempre supo que era varón. Pero recién a los 18 años pudo empezar a autopercibir su identidad y reconocerse como tal. A admitir que su identidad biológica no coincidía con quien se sentía. Como muchos varones trans, durante mucho tiempo se mostró como una mujer lesbiana, hasta que entendió que eso no le alcanzaba. A los 22 empezó el tratamiento hormonal y se hizo la mastectomía, y empezó a encontrarse con él mismo.
“Yo siempre fui un nene con ropa de nena. Cómo jugaba, cómo pensaba, cómo me relacionaba, era un varón. En la adolescencia me empezaron a corregir cosas, cómo se sentaba o me vestía. No entendía por qué otras mujeres lesbianas estaban conformes y yo no. Hasta que me informé y vi que había un montón de chicos que les pasaba lo mismo que a mí, y que no solo existían solo las chicas trans, sino que también hay varones trans”, cuenta.
Como él, cada vez más varones trans se animan a asumir su identidad autopercibida, y a visibilizarse, como sucede en la ficción de Telefe con el personaje de Juani, en Cien
días para enamorarse, un chico trans por primera vez en el prime time de la televisión. Y se refleja también en el incremento de consultas para tratamientos de hormonas y cirugías –mastectomías y faloplastias–, en consultas privadas, como en hospitales públicos, donde la proporción siempre fue mucho mayor en personas trans femeninas que masculinas.
Según los especialistas, antes, de cada diez consultas o cirugías, nueve eran de mujeres trans y solo una de varones trans. Mientras que hoy de cada tres consultas de trans femeninas, hay una de trans masculinos (ver aparte).
La mastectomía es la cirugía que más buscan, por lo que significan las mamas en la percepción de la identidad. Menos, pero cada vez más, otros buscan las faloplastias, las cirugías de reasignación genital. “Los senos es lo que identifica desde la adolescencia el cuerpo femenino, por eso es lo que primero que bus- camos sacarnos. Yo siempre busqué la forma de que la gente me confundiera, como mujer era muy masculino. Uno va llevando su conducta social a cómo te ven y cómo te sentís cómodo”, cuenta Iván (39), que trabaja en Attta, acompañando e informando a otros chicos trans que busquen empezar su transición. Todavía no pudo hacerse la mastectomía, por la lista de espera de los hospitales públicos (que superan el año), y usa una faja en el pecho, con las complicaciones que eso le trae a la piel. “Salí como Iván al mundo en el 94 y recién en 2012 salió la ley. Gracias a Dios mi mamá me acompañó, pero hasta ahí no sabíamos que había otras personas como yo. Me sentía solo en el mundo. Dejé la secundaria, todo eran burlas. Ahora voy a terminarla”, dice.
Aunque estén menos visibilizados que las mujeres trans, e incluso pasen mucho más desapercibidos, la exclusión del hogar, la dificultad de acceder a la salud o a un trabajo formal, también son problemas que los tocan de cerca. Por eso, en la Casa Trans, cada lunes desde la sanción de la ley, Attta organiza reuniones de varones trans, donde se acercan unas quince personas. Y el año pasado se hizo el primer encuentro de hombres trans en el país, con 35 referentes de distintas provincias. Si bien no hay estadísticas, desde la sanción de la ley se estima que unas 7 mil personas cambiaron su DNI (varones y mujeres trans).
Demián (30) sí pudo operarse, y hace dos meses se hizo la faloplastia hace dos meses. “Yo siempre quise hacerme la operación. No todos quieren, pero yo sí. Las mamas es lo que más te grita que sos una mujer. Por eso la mastectomía te da paz. En mi caso fue así, cuando me sacaron las vendas, me miré al espejo y finalmente la imagen del espejo era la de mi cabeza. Con la faloplastia hay más debate. Algunos la necesitan y otros
“Cuando me sacaron las vendas la imagen del espejo era la de mi cabeza.”
Desde que empecé con el tratamiento me siento feliz, nací de nuevo. Poder conocer a alguien y presentarme como Mateo. MATEO BAUTISTA (20)
no. Yo siempre supe que la quería hacer, no me sentía cómodo con el cuerpo como lo veía, siento realmente que nací en un cuerpo equivocado. Para mí era algo importante”, dice.
Desde que llegó de Misiones a Buenos Aires, Mateo (20) también quiere operarse. “Yo me quiero hacer la mastectomía y la faloplastia. Recién empecé con el tratamiento y el DNI lo voy a tener el mes que viene. Desde que empecé todo me siento más feliz. Literal nací de nuevo. Me siento cómodo. Conocer a alguien y decirle: soy Mateo”.