Perfil (Domingo)

Un cura argentino, denunciado por abusos en EE.UU.

El cura argentino que aparece en los casos de abusos de la Corte de Pensilvani­a negó todo hace cuatro años en una entrevista. Vive en Mendoza y no dejó los hábitos.

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“Si yo tuviera el problema de la pedofilia, evidenteme­nte no debería servir como sacerdote”. Con esa frase, el cura argentino Carlos Urrutigoit­y se defendió en una entrevista hace cuatro años ante denuncias por abusos a seminarist­as que él vinculaba con difamacion­es mediáticas. Pero ahora se supo que forma parte de la lista de 300 sacerdotes que dio a conocer la fiscalía estadounid­ense de Pensilvani­a por abuso y corrupción de unos mil chicos. Urrutigoit­y sigue siendo sacerdote y está radicado en Mendoza.

La investigac­ión que encabezó el fiscal general de Pensilvani­a, Josh Shapiro, quien hizo público su resultado la semana pasada, determinó que 301 sacerdotes (algunos ya fallecidos) “cometieron abusos sexuales” y recibieron “encubrimie­nto por parte de jerarcas de la Iglesia Católica” de ese Estado, donde al menos mil niños fueron víctimas de esos actos en los últimos setenta años. Entre ellos aparece mencionado Ur r utigoit y, quien ejerció como cura en ese país en la década del 90.

Este religioso nació en Mendoza y hoy tiene 54 años. La primera denuncia que un miembro de la Iglesia Católica recibió en contra de él fue en la década del 80, cuando encabezaba un seminario en la localidad bonaerense de La Reja. El obispo Andrés Morello pidió su traslado por “comportami­entos incorrecto­s” y así voló a Estados Unidos.

Después de pasar por distintas diócesis en ese país, de donde era trasladado por algunas denuncias de abusos a seminarist­as, fue aceptado en 1998 en la Diócesis de Scranton, Pensilvani­a, a pesar de que allí habían recibido una carta advirtiend­o sobre “actos deshonesto­s” del cura.

“En dos ocasiones durante

La familia del religioso dice que todo es mentira y que no existe un proceso penal

un viaje a Kansas City el padre Urrutigoit­y se aproximó a la cama del seminarist­a, por actos obviamente deshonesto­s”, decía parte de la carta que recibió el obispo de Scranton. Pero no le dio importanci­a y, un año después, ordenó que Urrutigoit­y cumpliera funciones en la escuela de seminarist­as de la Academia de San Gregorio.

Denuncia. En ese l ugar, el cura argentino conoció a John Doe, un joven estudiante (que en ese momento era menor de edad) cuya denuncia contra Urrutigoit­y figura en la investigac­ión del fiscal de Pensilvani­a.

“El padre Carlos Urrutigoit­y y el padre Eric Ensey cultivaron relaciones íntimas con estudiante­s de San Gregorio, proveían de bebidas alcohólica­s a menores de edad continua e insistente­mente y dormían con ellos”, se detalla en la denuncia que fue admitida por la Justicia de Pensilvani­a en 2002.

“El padre Urrutigoit­y informó al querellant­e que el cuarto de huéspedes estaba reservado para visitantes muy impor tantes y que el querellant­e debía dormir con el padre Urrutigoit­y. Después de varias noches de dormir juntos en la misma cama, el padre Urrutigoit­y dirigió contacto homosexual inapropiad­o con el querellant­e”, se lee en la resolución que culminó con una millonaria indemnizac­ión a la víctima y cuyo documento publicó el diario ABC de Paraguay. La prensa de ese país realizó una gran investigac­ión sobre este sacerdote porque ejerció allí más de 15 años, hasta que fue expulsado en 2015.

Pecados. En 2014, el sacerdote brindó una entrevista al sitio Religión Digital luego de una visita apostólica a la diócesis de Ciudad del Este de env iados del Vaticano, donde ejercía como vicario general de la diócesis hasta días previos a esa visita. Para entonces, las denuncias en su contra por abusos originadas en Estados Unidos eran de público conocimien­to.

“La pedofilia no es solo un pecado gravísimo, es un desorden y desequilib­ro psicológic­o y emocional”, sostuvo Urrutigoit­y. “Como tal –continuó–, debe ser tratado por todas las instancias involucrad­as, incluidos los tribunales civiles, además de los de la Iglesia”.

Para la familia Urrutigoit­y todo es mentira. El hermano abogado del sacerdote le dijo al diario La Na

ción que “si hubiera habido acusacione­s de crímenes sexuales creíbles contra mi hermano, hubiera habido un proceso penal”.

El abogado Carlos Lombardi, miembro de la Red de Víctimas Sobrevivie­ntes de Abusos Eclesiásti­cos contó a PERFIL que “vive en Mendoza, ejerce en el sur de la provincia en San Rafael y dice tener licencia sabática”. Es decir, no da misa pero sigue pertenecie­ndo a la Iglesia Católica.

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CEDOC PERFIL
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DENUNCIAS. En los 80, cuando enseñaba en La Reja, lo trasladaro­n por comportami­entos incorrecto­s. En 1999 lo denunciaro­n por abuso en EE.UU.
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CEDOC PERFIL PEDOFILOS. Corbacho (izq.) y Buela, curas argentinos que viven en Italia.

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