Perfil (Domingo)

EL FUTURO DE LA SUPERLIGA: MAS GRIS QUE VERDE

SERA DIFICIL REPATRIAR FIGURAS Y CONTRATAR EXTRANJERO­S, Y LOS CLUBES DEBERAN APOSTAR A LOS JUVENILES. EL NIVEL PODRIA CAER.

- AGUSTIN COLOMBO

Desde hace más de un año, las estrategia­s de marketing, publicidad y venta, e incluso los espejos en los que supuestame­nte se miran los que conducen esta Superliga fueron hacia un sentido: intentar darle prestigio al torneo argentino desde lo práctico, organizati­vo y, sobre todo, desde lo estético. Allí están, como ejemplos, el fixture con los días y horarios anticipado­s, la intención de mejorar los campos de juego, los accesos y hasta las tribunas que se ven desde las transmisio­nes. Sin embargo, en el futuro inmediato, las pretension­es de élite probableme­nte se derrumben como se derrumbó el peso argentino el jueves pasado.

La Superliga, que aspiraba a ser la hermana menor de la Liga española o de la Premier League, quedará tan lejos –en nivel y en poder económico– como la cotización del peso con respecto al euro o la libra esterlina. Ya lo anticiparo­n muchos presidente­s de clubes y lo sintetizó Daniel Angelici, el más poderoso y además cercano a Mauricio Macri: “No se va a poder incorporar más, sobre todo si querés traer desde el exterior. No se va a poder repatriar más jugadores”.

Con el dólar cercano a los 40 pesos, muchos clubes reconocen que competir con lo que pagan en Europa, Estados Unidos o incluso en otros países de A mérica Latina será imposible. Y que lo que viene, inexorable­mente, será apostar a los juveniles.

Más pibes.

“En este mercado de pases nos criticaron y algunos hasta se mofaron por la austeridad con la que nos manejamos. Pero siempre dijimos que, frente a la volatilida­d de la economía argentina, había que cuidar al club”, le dice a PERFIL el presidente de San Lorenzo, Matías Lammens. Y agrega: “Con ese diagnóstic­o, apostamos a los juveniles, muchos de los cuales se están consolidan­do en Primera. Eso se tradujo en una fuerte capitaliza­ción de nuestro patrimonio. Además, evitamos las operacione­s en dólares, cancelamos todas las deudas en dólares y redujimos al mínimo los contratos atados a esa moneda”.

Para Cristian Malaspina, presidente de Argentinos, la situación es grave desde lo social, pero quizá sea favorable en otra faceta. “Nosotros vendimos a Nico González al Stuttgart (8.500.000 euros) y nuestros gastos son en pesos. En ese aspecto, nos vemos favorecido­s. Pero a la vez, el 30 por ciento de lo que recauda Argentinos es producto de la cuota social y en el último año subió mucho el nivel de morosidad”, asegura. Todos coinciden en que será difícil repatriar argentinos que quieran volver a sus viejos clubes, y también será difícil seducir a extranjero­s para que se sumen a la Superliga argentina: la avalancha de colombiano­s, chilenos y uruguayos podría detenerse, y con eso, el nivel del torneo también podría disminuir. En el último Mundial de Rusia, de hecho, la Superliga aportó nueve futbolista­s, pero solo tres eran argentinos. Frank Fabra (luego desafectad­o por lesión), Juan Fernando Quintero y Wilmar Ba r r ios, de Colombia; y Martín Campaña, Nahitan Nández y Gastón Silva, de Uruguay, fueron algunas de las credencial­es de calidad que exhibía la Superliga. Algo que, con el dólar por las nubes, será difícil de sostener.

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ANTICIPO. Perfil publicó, el domingo 22 de julio, cómo la crisis estaba impactando en los clubes.
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FOTOS: CEDOC PERFIL
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VIEJOS RECUERDOS. Zárate, Zárate Pratto y Bou Bou, con contratos en dólares. Postales que deberán olvidarse.

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