Perfil (Domingo)

Contra Lula.

El candidato del PT desestimó un perdón, pero sus rivales instalaron la hipótesis para detener su avance en los sondeos. El 54% apoya la prisión del ex presidente.

- LEANDRO DARIO

En Brasil, buscan que un posible indulto al ex presidente sea eje de campaña electoral.

Como un eximio equilibris­ta, Fernando Haddad se esfuerza por contentar a la base electoral del Partido de los Trabajador­es (PT) y, al mismo tiempo, no espantar al electorado de centro y moderado, clave en una eventual segunda vuelta. Con esa consigna, el candidato presidenci­al afirmó esta semana que si gana las elecciones no indultará a su jefe político, que purga una condena de 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero. Al mismo tiempo, afirmó que Lula cumplirá un papel fundamenta­l en su gobierno, mientras que otras voces del partido admitieron que habrá un perdón presidenci­al.

Consultado por la radio CBN y el portal G1, Haddad afirmó sin matices que “no habrá indulto”. El propio ex presidente había rechazado esa posibilida­d, al sostener que no había cometido ningún crimen y que, por lo tanto, no quería ser perdonado, sino exculpado. “No acepto un indulto. No soy culpable. Yo soy inocente y quiero probar mi inocencia”, habría afirmado el detenido, según reveló Glesi Hoffmann, presidenta del PT.

De cualquier modo, el tema se instaló en la campaña y amenaza el meteórico ascenso en las encuestas del ex ministro de Eduación. “Todos están esperando que Haddad cometa un error en una cosa como ésta. No tengo dudas que le dará el indulto a Lula. Si no lo hiciera, sería una frustració­n. Pero también sería muy imprudente hacer campaña con esto, porque un sector de la derecha quiere instalar que hay impunidad”, afirmó a PERFIL Pablo Gentili, secretario ejecutivo de Clacso.

Desde el hospital, el ultraderec­hista Jair Bolsonaro grabó un mensaje en el que acusó al PT de organizar un “fraude” y a Haddad de designar, en caso de ganar las elecciones, a Lula como ministro de su gobierno. La postulante a vice de Geraldo Alckmin, Ana Amélia, también agitó el fantasma, en un esfuerzo por detener el ascenso en los sondeos del ex alcalde de San Pablo.

Si bien Haddad afirmó que no lo hará, otro dirigente de peso de su partido, Fernando Pimentel, gobernador de Minas Gerais, declaró que “con certeza habrá un indulto a Lu la”. “P uede que él desee que eso suceda, pero nunca hablé con él sobre eso, es más, nunca lo conversé con nadie del PT”, aclaró el candidato al Palacio del Planalto.

“No acepto un indulto. No soy culpable. Soy inocente y quiero probarlo”, dijo Lula

Justicia.

Más allá de las especulaci­ones políticas, hay un debate sobre si es posible que el presidente otorgue un perdón. Según la Constituci­ón brasileña, el jefe de Estado tiene dos herramient­as: el indulto colectivo, que se concede, por lo gene- ral, en la Navidad; y la “gracia”, que es un beneficio individual por razones humanitari­as. El año pasado, el presidente Michel Temer indultó a criminales que habían cumplido un quinto de su pena, no eran reincident­es y no hubieran cometido un crimen violento. La medida, sin embargo, fue suspendida por el Supremo Tribunal Federal (STF), donde el ministro Luis Roberto Barroso excluyó a los condenados por corrupción, lavado de dinero y tráfico de influencia­s, lo que podría cerrar

el camino legal para un perdón a Lula. Encuestas.

Según un sondeo de Datafolha, un 54% de los consultado­s avalan la prisión de Lula, mientras que un 40% la cuestionan. Entre los primeros, hay un núcleo duro antipetist­a que, según Ibope constituye el 30%, pero también parte del electorado de centro, que considera que un perdón sería una medida extremadam­ente antipática. Según el portal G1, de la cadena Globo, “el antipetism­o –tal vez uno de los sentimient­os más fuertes de esta elección–, consideró ese tema como una manera eficiente de despertar el miedo del elector”.

“A favor de la libertad de Lula está el PT y toda la izquierda, que considera que el proceso contra él es una vergüenza para el sistema jurídico brasileño. El problema es que Lula dijo que no quiere ser indultado. Lo que todos piensan es que si gana Haddad habrá que revertir una profunda injusticia, que es una condena sin pruebas”, agregó Gentili desde Río de Janeiro.

Pase lo que pase, Haddad adelantó que el ex presidente será un “gran consejero” en caso de llegar al Planalto. “Tenemos una total comunión de propósitos. El es un interlocut­or permanente de todos los dirigentes del partido y nunca dejará de serlo”, afirmó esta semana, sin especifica­r si el ex presidente tendrá un rol específico en su gobierno.

“Haddad es Lula”, reza la propaganda proselitis­ta del PT, que apunta a la conexión emocional con su líder preso y a la transferen­cia de votos a su delfín. “Lula libre”, rezan, por su parte, miles de carteles que acompañan su gira por el país. Para hacer realidad esa consigna, primero hay que ganar las elecciones y, luego, indultar al ex presidente.

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FOTOS: AFP CAMPAÑA. A. El ex ministro ro de Educación n recorrió Minas Gerais, rais, donde Dilma Rousseff usseff es candidata data a senadora. ra. El PT centra a su proselitis­mo mo en la figura del ex presidente, te, preso en la cárcel cel de Curitiba.
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