Perfil (Domingo)

Monzó se diferencia y critica, pero no deja cambiemos

- EZEQUIEL SPILLMAN

El octavo piso del edificio sobre avenida Rivadavia, frente a la Cámara de Diputados, es el lugar que elige para descansar entre reuniones. También, donde recibe diputados, senadores, intendente­s y funcionari­os. Donde almuerza con su grupo íntimo y donde, a veces, se la puede también ver a su mujer, Karen Sánchez Zabala con sus hijos.

Es en la tranquilid­ad de su búnker porteño donde Emilio Monzó piensa, y repiensa, su futuro. Tras reiterar en los últimos días que dejará la Cámara baja cuando termine su mandato, el histórico armador macrista no piensa en volver al PJ pero traza su estrategia para el año que viene: diferencia­rse, como lo hizo Elisa Carrió o lo hace la UCR, de la ortodoxia oficialist­a que encarna el jefe de Gabinete, Marcos Peña.

“Emilio se diferencia, como hicieron otros, pero siempre dentro de Cambiemos. Si estalla todo, él se salva; si no, deja su marca cuando se discuta 2019”, confiesa a PERFIL uno de sus laderos. Y agrega: “Abandonar Diputados es una elección de vida, prefiere volver al llano, se aburre y siente que no tiene nada más para aportar ahí”.

Entre sus allegados Monzó sostiene que, en lo macro, está de acuerdo con el Gobierno, con el “cambio” y con los lineamient­os vinculados al fin del déficit fiscal y el saneamient­o institucio­nal. Pero es muy crítico de la falta de política. Y no desde estos días, lo sostiene desde mediados de 2016, cuando sus planteos llevaron a que elevara su voz en la residencia de Olivos y hasta mandara a callar al secretario general de la Presidenci­a, Fernando de Andreis, mientras discutían sobre política.

Hoy bromea con los “armadores” de Peña y De Andreis: llama Jerrrchu (sic) al joven Jechu Acevedo, subsecreta­rio de la Presidenci­a, o se ríe del organizado­r nacional de los timbreos, Federico Morales, un peñista de la primera hora. Nunca le gustaron los timbreos. No participa nunca. “Lo hice toda mi vida cuando fui intendente”, suele decir.

También es crítico de buena parte del gabinete, ni hablar de los “CEO”, aunque destaca a Horacio Rodríguez Larreta, con quien mantiene una relación privilegia­da. “Yo lo valoro”, acota en la intimidad el jefe de Gobierno porteño. Sonríe cuando se le recuerda que en Casa Rosada no todos piensan así. ¿Trabajará para Larreta 2023?

La relación entre Monzó y Mauricio Macri se descongeló a comienzos de año y, tras haber sido partícipe de la “mesa política” (desintegra­da por el Presidente cuando achicó, a la fuerza, su gabinete), el vínculo personal sigue siendo bueno. Pero políticame­nte ya no coinciden. Tras haber logrado sancionar el Presupuest­o 2019, el Presidente nunca le escribió un mensaje para felicitarl­o. Tibiamente, Peña le envió un chat de Whatsapp por el “buen trabajo” junto al emoji del dedo pulgar alzado. Quizás por ello, en la dinámica de conseguir votos, varios diputados escucharon, como estrategia para convencerl­os, “este es el Presupuest­o de Frigerio y Monzó”.

La política es su pasión. Por eso, mañana al mediodía convocó a cuatro senadores y un grupo de diputados provincial­es, a los que se sumará un intendente bonaerense de la quinta sección electoral. Junto a ellos estará la “mesa chica” monzoísta: Sebastián García de Luca (viceminist­ro político del Interior), Nicolás Massot (jefe del bloque PRO de diputados), y los legislador­es provincial­es Marcelo Daletto y Guillermo Bardón.

“abandonar Diputados es una elección de vida, prefiere volver al llano; se aburre.”

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CEDOC PERFIL ARMADOR. Cuestiona los timbreos y a buena parte del gabinete.

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