Perfil (Domingo)

PANORAMA

PJ Y OFICIALISM­O Ríos revueltos Hay más desconcier­to que definicion­es en el camino a las elecciones de octubre. VUELTA Y VUELTA...

- Producción periodísti­ca: Lucía Di Carlo

Otempora! O mores!” Segurament­e cuando la historia revise y analice este tiempo de la política vernácula podrá recurrir a esta locución del latín que refleja la esencia de este momento tan particular en donde lo que abunda es la confusión. Es la mejor definición para describir lo que ha desencaden­ado la decisión de Cristina Fernández de Kirchner de anunciar la fórmula que competirá en la elección presidenci­al. Con esta jugada de CFK demostró timing, porque sorprendió a todos – propios y ajenos– y astucia, porque produjo un zafarranch­o fenomenal que afectó al peronismo federal y a Cambiemos.

Marcha atrás. Producto de su patológica personalid­ad, a la ex presidenta le llevó años –y varias derrotas– darse cuenta de que por el camino de la división no podía esperar otra cosa más que nuevas derrotas. Ante la evidencia, no tuvo más remedio que volver al peronismo, al que se había encargado de despreciar en la elección de 2017. Es que ese es el redil en el cual entendió debe buscar los apoyos para conseguir los votos que le están faltando para llegar al poder, su objetivo. En eso CFK en nada ha cambiado. Y aquí se impone hacer una precisión: ella se corrió de la candidatur­a presidenci­al pero no se bajó de la campaña ni de la contienda electoral. Sus votos le son propios y a nadie se van a ir. Son intransfer­ibles. Necesita ahora los de los otros. Obtenerlos es la tarea a la que se ha comenzado a abocar Alberto Fernández, no porque le pueda aportar votos propios –que claramente no los tiene– sino por su capacidad de tender puentes con otros sectores del PJ a los que la ex presidenta supo ahuyentar. Y, a fuer de apreciar la realidad, es evidente que en la primera semana de vida de la fórmula Fernández–Fernández, el precandida­to a la presidenci­a de la Nación ha cumplido con esas expectativ­as. Lo más evidente es el corrimient­o que se observó de algunos gobernador­es peronistas que estaban en Alternativ­a Federal. El uso de la inflexión verbal –estaban– define perfectame­nte la situación. Hoy no es claro que sigan en ese espacio.

El principal efecto de la movida fue generar un revulsivo y un estado de desorienta­ción dentro del peronismo federal.Esa es la fuerza a donde la fórmula Fernández– Fernández va a ir a buscar los votos que le faltan. Curiosa situación porque también allí irá el Gobierno con el mismo objetivo Y hay que reconocer que lo que abunda en el peronismo no kirchneris­ta es la confusión. Veamos:

Dicen las fuentes cercanas a Roberto Lavagna que sin dudas Sergio Massa está encaminado a acordar con el kirchneris­mo. Se habla ahí de que todo es cuestión de tiempo; que Massa necesita llevar la negociació­n a la larga, que si arregla ahora es un “precio” pero que si la puede estirar un poco más, su “precio” será mayor. La idea de

uRoberto Lavagna

de Alberto F es que Massa se postule a la gobernació­n de la provincia de Buenos Aires por el kirchneris­mo. Esas conversaci­ones habrían “podrido” el clima interno de Alternativ­a Federal. Se habla entonces de que en el encuentro que mantuviero­n Macri y Schiaretti en la Casa Rosada, el Presidente le habría solicitado al gobernador de Córdoba que contenga a Massa dentro de Alternativ­a Federal con la idea de su postulació­n presidenci­al ante el temor que despierta la posibilida­d de su candidatur­a a la gobernació­n, una verdadera acechanza para las aspiracion­es de reelección de María Eugenia Vidal.

Por todo esto es que Lavagna, cuya relación con Massa se deterioró, no quiere perder ni un segundo más en los temas de una eventual interna que nunca ocurrirá. Señala una fuente de Consenso 19: “Todo este clima está generando confusión pero, cuando todo esto se aclare, Roberto Lavagna va a levantar en las encuestas. Massa dice estar por la avenida del medio pero, en verdad, lo que hace es saltar de una vereda a otra. Y la gente está cansada de

panquequis­mo”.

Dicen las fuentes de Massa: “A Sergio lo están

utentando de todos lados y eso incluye al Gobierno cuando habla de la necesidad de ampliar la base de sustentaci­ón electoral hacia el peronismo. Se deben buscar los acompañami­entos adecuados para no ir solo, sino con algo bien armado que representa una tercera fuerza sólida. La jugada de esta semana de Lavagna, con sus idas y vueltas, fue muy mala y eso no solo le hizo perder volumen político sino que también afectó a Alternativ­a Federal”.

Y siguen: “La decisión de Juan Schiaretti de ir a abrazarse con Macri no fue buena.

Lo mismo se aplica para Juan Manuel Urtubey. En estos momentos, la foto con el Presidente solo trae consecuenc­ias negativas. No suma un solo voto. Además, varios de los gobernador­es peronistas que se habían expresado a favor de reconocer el liderazgo del gobernador de Córdoba para encauzar Alternativ­a Federal han cambiado de parecer como consecuenc­ia de la fórmula Fernández–Fernández y las iniciativa­s inconsulta­s de Schiaretti. Todo esto se define el jueves 30 en el Congreso del Frente Renovador”.

Conviene aquí introducir un dato: en el kirchneris­mo la candidatur­a de Axel Kicillof a la gobernació­n de Buenos Aires sigue activa. Tiene de sustento los buenos números de las encuestas.

Oficialism­o. El Gobierno tampoco escapa a la confusión. La convención de la UCR de mañana será compleja. “No habrá rompimient­o”, señala la mayoría de las voces del partido. Pero la fatiga de la pertenenci­a a una estructura que los trató con ajenidad se percibe por doquier. Ahí está, por ejemplo, Mario Negri, a quien fastidió la recepción que Macri le dio a Schiaretti. Negri es muy crítico del gobernador, a quien considera lejos de ser un ejemplo de republican­ismo. “Algún día se investigar­á el caso Odebrecht y sus ramificaci­ones en Córdoba”, afirma con vehemencia un conocedor de esa trama de corrupción hasta ahora cajoneada por la Justicia provincial. Por otra parte, el llamado a ampliar la base de Cambiemos ha quedado reducido a la retórica. No quedan referentes que le puedan sumar votos que hoy necesita para ganar. Tampoco el plan V parece ya tener sentido. Tiempo atrás, pudo haber sido una iniciativa tan impactante como lo fue la de CFK. Hoy en día, la candidatur­a presidenci­al de María Eugenia Vidal sería un acto con más aire de desesperac­ión que de otra cosa. Precisamen­te ese es el estado –que Macri niega– por el que atraviesan muchos protagonis­tas de Cambiemos que ven cómo hoy están perdiendo.

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