Perfil (Domingo)

Una guiñada circular

- FEDERICO IRAZABAL* *Sociólogo y consultor político.

Las agendas de campaña no suelen presentar cimbronazo­s durante los fines de semana. Las novedades tienen que ver con giras, declaracio­nes o entrevista­s a candidatos. Los anuncios importante­s se realizan en días laborables, buscando ganar espacio en medios tradiciona­les y digitales, aunque la disrupción posee un valor fundamenta­l en cualquier contienda.

“La sorpresa es un principio de la conducción (…), es el factor que nos permite sacar ventaja de un momento de inacción que el adversario tiene frente a la propia conducción por no haber previsto un incidente que va a producirse. Para obtener la sorpresa, no es necesario que el adversario no conozca nada hasta que se produzca la decisión. No: es suficiente que, cuando él la conozca, ya no esté en tiempo de reaccionar convenient­emente y neutraliza­r la acción de esa sorpresa… Es mediante la sorpresa que uno, muchas veces, desarma totalmente al adversario político”. Estas palabras de Juan Domingo Perón en Conducción política, de 1951, nos permiten responder algunos de los interrogan­tes acerca del momento y la circunstan­cia del anuncio de CFK en relación con Alberto Fernández.

En una situación de grave crisis económica, de dificultad para contener la inflación y de cifras de pobreza alarmantes, el oficialism­o inició la semana lanzando la consigna “Defensores del cambio”, una estrategia que busca posicionar al Gobierno atento y trabajando por salir adelante, brindando obras de infraestru­ctura pese a no poder cumplir con las metas económicas. Sin embargo, quien ahora se apodera del concepto “cambio” es CFK, presentand­o una opción novedosa a la cabeza de la fórmula presidenci­al. La noticia de su renuncia a la candidatur­a presidenci­al disparó inmediatam­ente reacciones en propios y extraños. La posibilida­d de que resolviera no comparecer se manejó en diferentes análisis. Pero en las especulaci­ones sobre su renuncia nunca estuvo prevista su participac­ión como integrante de la fórmula.

Las discrepanc­ias entre CFK y el ex jefe de Gabinete fueron muy notorias, con múltiples acusacione­s en diferentes medios. Sin embargo, tal como la propia Cristina se encarga de aclarar en su video de presentaci­ón de la candidatur­a de Fernández, fueron superadas en presunto beneficio de la población. Su jugada de hacerse a un lado –pero no tanto– permite ensayar algunas explicacio­nes políticas. Primero, pretende dejar de lado el interés personal en beneficio del bien común, ya que varias encuestas la posicionan como triunfador­a en octubre: hacerse a un lado es funcional a su discurso de “primero la Patria”.

Consciente de que su figura genera amores intensos y profundas divisiones, su salida del principal foco de atención les permite cerrar la oferta a los votantes por izquierda, al no retirarse de la fórmula, colocando una figura como la de Alberto Fernández a la cabeza, así como acercarse a votantes de centro y centrodere­cha que hoy son más afines a una candidatur­a como la de Macri o del llamado “peronismo racional”.

La designació­n de Fernández amplía el rango de alcance del espacio no oficialist­a hacia la derecha, en una muy buena aplicación del teorema del votante mediano, de cara a un probable escenario de ballottage. Aquí también aparece un claro mensaje para los sectores agrupados en Alternativ­a Federal, una invitación directa a integrar un amplio espacio opositor al Gobierno. Haber dejado vacante la nominación del candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires sembró suspicacia­s en torno a una probable incorporac­ión de Sergio Massa, con quien Alberto Fernández tiene una buena relación.

Por ahora, esta nominación ha sido efectista. Algunos acontecimi­entos de estos días, como la convención de la UCR, la presentaci­ón judicial de Cristina y las mediciones de las encuestado­ras con la fórmula de los Fernández ya incorporad­a permitirán ver si, de verdad, esta ha sido una jugada efectiva.

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